Solo, floto sin rumbo, sin viento, sin tripulación.
Ya rotos los remos y muerto el timonel.
Destrozadas las velas, la proa arde en furia.
Caído el mástil, ya nada queda en el barco.
El olor a mar desaparecido, la pólvora de los disparos corroe mis sentidos.
Mi vista se nubla en el horizonte,
en llamas los restos de lo que un dia fue mi orgullo.
La pasión esfumada de mi sangre,
esperando a disiparme mientras mi carne arde.
Morir solo le queda a un capitán cuyo navío esta moribundo.
Mi alma perece en las ya tranquilas aguas, en mi mente el fuego de los cañones y el tormento de anoche.
Ni gritar le queda a mi muerta voz, moriré apagado en la luz de las llamas.
Adios horrible vida, esta es la ultima fechoría que soporta mi alma podrida.
Solo espero desaparecer del todo y que la gente que para desgracia de su fortuna me recuerde...no sea mas que un mal sueño.