Estaba hablando por teléfono con su amigo Kyungsoo, hasta que la llamada se cortó. Pensó que la señal de su amigo se había cortado, ya que las barritas de señal de su celular estaban todas. Guardó su celular en su bolsillo sin importarle tanto y puso atención al camino que recorría.
Estaba todo tranquilo hasta que sintió pasos detrás de él, pero cuando se giró para ver, no había nadie. Apresuró más su paso, casi corriendo. Tenía miedo de que algún psicópata apareciera armado con un cuchillo o peor, con una pistola y le pidiera que le diera todo lo que tendría con él o capaz y es un loco salido del manicomio y que posiblemente lo mate allí mismo, además que el lugar estaba abandonado y casi oscuro si no fuera por los postes de luz, parecía perfectamente el lugar para un asesinato. No quería morir tan joven, apenas hace unos días atrás había cumplido 21 años. Y ahora que lo pensaba, era demasiado extraño que no hubiera nadie, el centro de Seúl siempre estaba lleno de gente, a cualquier hora. Volvió a sentir pasos y comenzó a correr sin girarse, sabía que no iba a encontrar a nadie. Los pasos también habían cogido velocidad. Estaba demasiado asustado, sentía que si no lograba salir de allí nunca iba a llegar a cumplir su sueño, nunca iba llegar a sus treintas, nunca se iba a casar y tener hijos, nunca... bueno, no iba hacer nada si no salía con vida. Aún sentía los pasos.
Quería meterse a un callejón, pero sabía que eso es de estúpidos. Ha visto tantas de esas películas de terror donde los protagonista se iban a esconder a lugares donde el asesino los podría encontrar fácilmente. Pensó en enfrentar al psicópata que lo estaba siguiendo, pero sabía que si la persona que corría detrás de él estaba armada, no tenía ninguna posibilidad, descartó la idea. También podía llamar a la policía, pero si el loco llegaba a escuchar la llamada, lo atacaría sin pensarlo dos veces, descartó la idea. No sabía en que más pensar, sólo en correr y correr y llegar a algún lugar poblado. Paró en seco cuando ya no escuchó más pasos. Pensó que posiblemente el loco se cansó de seguirlo y se fue. Se giró para ver y en efecto, no había nadie, al igual que la primera vez que se giró.
Ya, con un poco menos de miedo, prosiguió su camino. Todo continuó normal, hasta que sintió una mano en su hombro. Se asustó demasiado que hasta dio un brinco en donde estaba, se giró para ver quien había sido, pensó que el loco que lo estaba siguiendo anteriormente hubiera regresado, pero al girarse volvió a encontrar lo mismo, nada. Con el corazón que casi se le sale por la boca, prosiguió. Se giraba de vez en cuando para ver si miraba a alguien, pero nada, todo desierto y eso ya le estaba dando más terror.
Su celular sonó en su bolsillo y volvió a dar otro brinco por el susto. Cuando se calmó, agarró el celular y respondió. Era su amigo Sehun que le decía que se apurara, que había sucedido algo con, no logró escuchar la última frase de Sehun porque en ese momento el celular comenzó a perder la señal y la llamada se cortó. Movió el celular de un lado al otro para encontrar señal y llamar a su amigo, pero no la encontró.
Se rindió y continuó caminando. Ahora que pensaba, el camino desde donde partió hasta a donde tenía que ir, se estaba haciendo demasiado largo. No recordaba que el camino fuera así de largo. Esa noche estaba siendo demasiado extraña para él, persona que sólo le interesaba la tranquilidad de la vida. Estaba cansado de caminar, en serio el viaje se estaba siendo demasiado largo y eso, le comenzó a preocupar más.
Comenzó a patear una lata de cerveza que se había encontrado en el camino. Se estaba aburriendo, hubiera sacado su auriculares y ponerse a escuchar música, pero hubiera sido al verdaderamente estúpido ponerse a escuchar música es ese lugar vacío y oscuro y más cuando un loco antes lo estuvo persiguiendo y le tocó el hombro. No sabía si de verdad fue él, pero no tenía otra idea. En serio sus pies no podían más, quería sentarse aunque sea un momento, pero temía que el loco lo atacara. Muy a su pesar, prosiguió caminando.
