Cuando la Conocí

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Mi nombre es John, tengo 18 años, mido aproximadamente 1.80, soy una persona súper que amigable y sociable, mi vida sé vasa en estar con mis amistades, sobre todo con mi mejor amigo Arnold, llamarlo un hermano se quedaría corto, dentro de poco terminaremos nuestro último curso de clases juntos, cada uno tendrá que tomar su camino,! Efectos de la edad! Asi es, cada uno tendrá que empezar a construir su vida, duele, lo sé, pero no puedo sentirme de otra manera al pensar en estas cosas. Hoy 26 de enero, Arnold me pidió que lo acompañara a casa de su enamorada, si lo sé, quedaré de sapo, pero así lo quiso él, en consecuencia a esto nos
acompañaba la mejor amiga, ya que después de todo no sabíamos cuál era la dirección, para ser sincero, no me cae muy bien, su mirada siempre dice que odia a todos, no sé todavía como puede vivir así.

Su nombre es Moon, debe medir al rededor de 1.75, tiene un rostro hermoso, pero su carácter deja mucho que decir, no sé si logre intercambiar algunas palabras con ella mediante el camino.

Al llegar la noche:

Como lo supuse, paso el día y nada, imposible sacarle algún tipo de conversación, o eso creí, un mensaje inesperado llegó a mi teléfono.

Notificación: hola

Resulta ser que ese mensaje era de Moon, y pues sí, quién diría que mi vida daría un cambio de 180 grados por un simple mensaje. Pasamos esa noche hablando sobre diversos temas, aunque la mayor parte fue ofendiéndonos.
A la mañana siguiente me topo con ella en la parada de la escuela, resulta ser que vive cerca de mi casa, y ni por enterado, bastó con un simple saludo para saber que esto no sería algo temporal, mi manera de pensar sobre ella no había cambiado por completo, pero ya la miraba de otra manera, sus ojos ya no me reflejaban odio ni angustia, ahí fue que me di cuenta de la calidez de su rostro.
Durante el viaje no llegamos a compartir ninguna serie de palabras, solamente bastaba con la mirada.
Mediante fue pasando el día, ya intercambiábamos mensajes, pero todavía no sabía como romper el hielo entre nosotros, hasta que se me ocurrió decirle para jugar adivinar nuestros gustos. Siendo sincero, no logre adivinar ni cuatro de sus gustos, en cuanto ella, si fallo uno fue mucho. Poco a poco sentía que ese hielo se iba derritiendo entre nosotros, hablar con ella me hacía sentir raros cosquilleos, no sé porque, pero sabía que dolería. Con el paso de los días nuestra amistad se hacía más fuerte, siempre estábamos insultándonos, jugando como si tuviéramos apenas cinco años, eran días tan bonitos que por mí frisaría el tiempo solo por quedarme junto a ella.
Después de una semana, todo era demasiado raro, todas las canciones me sonaban a ella, la luna se volvió una de mis mayores obsesiones, sentía que mirándola la veía a ella, y pues sí, no dude en decírselo, me había enamorado, ella era todo lo que necesitaba en mi vida, con ella mis días eran diferentes, sentía que lo tenía todo, con ella podía ser aquel niño inmaduro que siempre vivió en mí, aquel niño romántico que siempre soñó con dedicar canciones. Ella lo era todo para mí, después de todo siempre me cuidaba y se molestaba si hacía algo mal, era casi como mi segunda madre, como el segundo amor de mi vida.

9 de febrero:

Los días a su lado pasan cada vez más rápido, no creo que existan palabras para describir esto que poco a poco voy sintiendo, todos los días me hace sentir que vivo en un sueño, no puedo creer que después de todo existan los momentos felices de los cuentos de hadas. Hoy como todos los días me vuelve a sorprender, esta vez fue con algo que nos marcará por siempre, después de todo un presente no es un simple regalo, es una parte que te entrega esa persona de ella para que conserves por siempre, son unos lazos que unen a las personas desde el fondo de sus corazones. Todavía no podía creer que fuera una manilla en juego con ella, después de ponérmela, ella se puso la suya, nuestras manos no podían evitar querer unirse, era una atracción de dos personas que siendo tan diferentes no dejaban atraerse cada vez más.
¿Su regalo?
Claro que le tenía un regalo, desde el momento que lo vi sabía que no había otra cosa mejor, no pude encontrar nada más que la representara tanto. Ya lo único que faltaba era que llegara el 14 de febrero, estaba tan emocionado, pero a la vez triste, ya que el día 16 tenía un viaje de dos semanas, dos semanas que me pasaría sin verla. Aunque sabía que dos semanas no eran nada cuando existía amor.

AMOR A LA LUNADonde viven las historias. Descúbrelo ahora