Creepypastas x (Tn) 《 One-shots 》 Yophiel en Vassago 『 Unisex 』

Eyeless Jack

No había nadie en casa, tus padres habían salido de cena romántica y la única compañía que tenías era la de tu gato llamado Chayanne. Estabas jugando videojuegos en tu Nintendo Switch mientas comías de una bolsa de papas, y de pronto escuchaste que tocaron a la puerta, algo que te pareció muy extraño, puesto que no esperabas visita, y menos a esas horas.

Te levantaste a mirar por la mirilla y viste a un tipo muy extraño que tapaba su cabeza con una capucha y una máscara azul que carecía de ojos.

Un escalofrío recorrió tu cuerpo, decidiste no abrir e intentar no hacer ruido para que se pensara que no había nadie en casa, pero las luces estaban encendidas (que se veían así por la parte de abajo de la puerta, la que pega al felpudo), así que rezaste porque pensara que alguien las había olvidado apagar.

Te fuiste en el máximo silencio que te fue posible a la despensa de la cocina, que era el lugar que más lejos estaba de la puerta principal, y que además carecía de ventanas, pero mientras te dirigías allí pudiste escuchar un gruñido, seguido de las siguientes palabras:

—Si no hay nadie en casa no importará que entre sin permiso, ¿cierto? —su voz era extraña, era como si hubiera sufrido algún tipo de problema en el habla, y ademas parecía que estaba tratando de provocar en caso de que hubiera alguien.

No supiste cómo actuar. Si ese hombre entraba a la casa, bien con una ganzúa o bien rompiendo la puerta, podía comprobar que efectivamente sí había alguien. Habías dejado la consola encendida y estaba caliente de haber estado jugando, además de que dejaste tus zapatillas tiradas por el suelo. Ya no sólo eso, sino que temías que robara algo y encima te encontrada.

«Ojalá sólo venga a robar, ojalá sólo venga a robar» rogaste para tus adentros, una y otra vez, pero algo te sacó de tus pensamientos. Habías escuchado la puerta abrirse y poco a poco te ibas helando por dentro.

—¡Hola cosita! —escuchaste la voz de ese tipo, extrañamente alegre—. ¿Te gusta que te rasque detrás de las orejas? Sí te gusta, ¿verdad? No te vayas, ¡si sales por esa puerta tus dueños te buscarán por todas partes!

La puerta se cerró de pronto. Al parecer se había encontrado con Chayanne. Suspiraste de alivio, sabiendo que al menos no iba a atacarlo, y que además había cerrado la puerta para que no se escapara.

Escuchaste pasos y te echaste cada vez más hacia atrás, intentando que no se te viera tras un armario. Los pasos no se acercaban hacia donde tú estabas, pero aún así estabas en tensión. Al poco lo volviste a escuchar hablar:

—¡Aquí no hay nada para hacer una buena noticia! —se quejó, de pronto—. Lo siento Louis...

Cada vez tu confusión era mayor, ¿estaba intentando hacer una noticia? ¿Porqué en tu casa?

De pronto escuchaste un sollozo que cada vez se acercaba más hacia donde tú estabas. Los pasos cada vez pesaban más y tu respiración se hacía más rápida y difícil de controlar.

La puerta de la despensa se abrió.

—Puedes salir —te indicó, con su voz quebrada y extraña—. No he venido a hacerte daño, sólo quería una noticia.

Las palabras no te salían de la boca y no podías mover el cuerpo del miedo que tenías. El muchacho se acercó a tu escondite y conseguiste balbucear algunas palabras.

—¡Yo...! —y nada más, ahí te quedaste.

—¿Tú qué? Parece como si hubieras visto un fantasma —se rió de ti.

Te dio un poco de rabia que se riera de esa forma, puesto que lo estabas pasando muy mal, pero conseguiste encontrar el valor que te faltaba para hablar.