Creepypastas x (Tn) 《 One-shots 》 Yophiel en Vassago 『 Unisex 』

Ticcy Toby

Recién te habían reclutado para trabajar en la casa de los Proxys de Slenderman. Siempre habías deseado trabajar junto a ellos pero tu trabajo no era lo que esperabas, pues no habías demostrado las suficientes habilidades como para que te pudieran considerar un asesino más junto a ellos, de forma que te encargaron de la limpieza de la casa.

La casa era enorme y tenía varias plantas, cada cual estaba dedicada a unos Creepypastas en concreto. La cuarta planta era exclusivamente propiedad de Slenderman y Smile Dog, su amada mascota, él tenía un montón de habitaciones sólo para sí, por algo era el Jefe. La tercera planta era para los tres que jamás habían lo defraudado y que hacían siempre un trabajo impecable: Jeff, Ben y Laughing Jack. Y entre la segunda y la primera planta se repartían los demás, aunque la segunda era de más prestigio. Resumiendo, se ordenaban de la siguiente forma:

Cuarta Planta:
-Slenderman
-Smile Dog

Tercera Planta:
-Jeff the Killer
-Ben Drowned
-Laughing Jack

Segunda Planta:
-Hoodie y Masky (dormían en una misma habitación)
-Jane the Killer
-Homicidial Liu
-Ticci Toby
-Sally Williams
-Sonic.exe
-Eyeless Jack

Primera Planta:
-Jason the Toymaker
-Nina the Killer
-Bloody Painter
-Clockwork
-The Puppeter
-Lost Silver
-Tails Doll

Además había un ático al que nadie excepto Slenderman tenía permiso para subir. Nadie sabía lo que había excepto él... y Smile Dog.

Tenía sentido entonces que la casa te pareciera demasiado para limpiar, pues un hogar con cuatro plantas, una planta baja y un ático era demasiado para alguien que apenas sabía fregar platos, pero prometiste dar lo mejor de ti para tratar de impresionar a tus nuevos compañeros y que te aceptaran en la compañía.

Finalmente llegó tu primer día de trabajo. Te habían contratado durante un mes y tú debías hacer tus deberes sin falta y lo mejor posible, y sólo así se te permitiría una nueva oportunidad de entrevista.

Llegaste a la casa y te fijaste en los alrededores. Estaba rodeada de la mismísima nada, aunque no era de extrañar puesto que estaba en otra realidad a la del planeta Tierra, una realidad a la que había que acceder mediante una invocación. Te armaste de valor y llamaste al timbre, pero nadie venía a abrir y sólo podías escuchar un silencio sepulcral. Volviste a llamar y se abrió la puerta casi al instante, y con ella de pronto se materializaron un montón de voces y gritos. El muchacho que te había abierto tenía el pelo largo y estropeado y no tenía párpados, a parte de tener las comisuras de los labios rajadas.

—¡Eh silencio! —ordenó a los que había dentro—. ¡Mirad lo que me he encontrado aquí!

De pronto todas las voces se callaron y un tumulto de gente se formó en la puerta para verte. Tu no supiste qué hacer así que decidiste poner una sonrisa idiota y saludar con la mano. En cuanto hiciste aquello todos estallaron en carcajadas, lo que te hizo sentir algo mal.

—¿Qué es esta cosa? —preguntó riéndose una mujer con el pelo y ojos completamente negros—. ¡Slender! ¡Alguien se ha equivocado de casa, jajaja!

La figura de un tipo alto y muy delgado apareció. Tenía la cara completamente blanca y no tenía facciones. Conforme él se iba acercando a la puerta los demás iban callándose poco a poco. Finalmente cuando hubo silencio se dirigió a ti:

—Eres el nuevo recluta, ______(Tn)—notició, como si no te esperara—. Lamento el lío que te ha montado Jeff, él siempre es así.

—Un placer volverlo a ver, Señor Slenderman —lo saludaste cordialmente—. Estoy deseando empezar.

—En ese caso podrás empezar enseguida —te dio la buena noticia—. Aunque primero alguien deberá enseñarte toda la casa. Avisaré a alguien.

Te dejó paso y cerró la puerta para acto seguido marcharse en busca de alguien.