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 2 años atrás

Una terrible tormenta acecha el pueblo por lo que todos se refugian en sus casas. Hoseok se encuentra acompañado de la chimenea leyendo una revista de baseball analizando las técnicas para la próxima vez sorprender a su esposo.

Un estropitoso ruido en la puerta del frente lo interrumpe. A la primera lo ignora; pero el golpeteo es insistente, toma una de las velas de su cajón colocándola en un soporte de metal y se dirige hacia allí. Corre la cortina un poco para encontrar a un muchacho de pelo azabache ocultando su rostro aunque no lo suficiente para notar que sus labios tiemblan, continúa golpeteando hasta que distingue al contrario y le señala con ambas manos que tenga piedad de él. Finalmente le deja pasar-tienen un corto saludo-y lo ve trotar con tal confianza hacia la sala. Hoseok se asoma a ver por última vez hacia afuera y no nota ningún alma. Ahora se pregunta cómo habrá llegado aquel joven hasta la aislada cabaña en la que vive. A menos que sea un muchacho de la aldea.

El desconocido se encuentra secándose con las manos abiertas hacia la chimenea y la espalda desnuda, esa chispa le daba mejor vista a Jung, que le ofrece uno de sus sueters.

  ㅡPuedes dormir en el sofá por esta noche.

Pasa menos de media hora cuando comienza a sonar el piano de la sala con una melodía lenta, le sonaba misterioso, aunque poco conocimiento tiene sobre el piano ya que a él se le daba mejor la guitarra. Luego camina de regreso a la sala y garraspéa para hacerlo parar y volverlo a tener a una corta distancia.

ㅡ Buenas nochesㅡ susurra el azabache  levantando la mirada hacia los ojos color pardo, acto seguido apaga la vela entre los dos.

Cuando llega el amanecer, el cielo se encuentra despejado y le parece que lo de anoche fue un sueño hasta que escucha la puerta crujir.

Sacude la cabeza, ignorando lo sucedido pues sólo fue un acto de bondad que le pudo dar a cualquiera que lo necesitara. Encuentra un papel sobre el piano que tiene un corto verso que lo lee tres veces para comprender a qué se refiere. Hoseok suele ser alguien que piensa con la cabeza y por lo tanto debe verificar que aquel papel no es parte de un sueño.

"La llama de mi cuerpo te buscará hasta que nos consumamos, por ahora te dejo con mi anonimato."

Va de regreso a su rutina preparándose un desayuno alto en proteína, coje sus llaves conduciendo hacia el hotel para encontrarse con sus colegas.

Por el momento es como un día ordinario de negocios, en doce días regresará con Taehyung justo para celebrar su cumpleaños. Todo tiene que salir bien.

En el camino, por la estrecha carretera hacia la cabaña ve un jeep que está estacionado al lado; su suéter color marrón colgado en la parte trasera le llama la atención como para ir tras él y averiguar dónde está el dueño de ese vehículo. Se adentra al bosque con paso cauteloso resonando algunas ramas siguiendo una sensual melodía de violín.

ㅡQué hace aquí?ㅡse detiene el joven azabache aún dándole la espalda apoyado contra el árbol.

ㅡNo te detengas.

Lo mira de reojo y continúa como le sugiere hasta terminar la canción. Hoseok se acerca más, recordando que nunca supo su nombre y se lo pregunta, entonces el otro baja la mirada.

ㅡEs Jungkook...y si te acercas más, podría destruirte.

ㅡDeseo ser destruído entonces.

La sorpresa en el azabache apenas se asoma ya que su sonrisa lasciva domina, procede a soltar el violín dando paso hacia el lado contrario del empresario que lo contempla por un momento hasta que lo pierde de vista.

Frena al encontrar las prendas ajenas en el piso junto a un árbol donde descubre la silueta desnuda de Jungkook. Traga saliva al tenerlo de frente, lanza su chaqueta al piso y no logra seguir cuando la mano aún tíbia del otro lo estampa contra su cuerpo comiéndole la boca.

Le sabe a un fruto rojo y jugoso como la manzana, y la consume como el principio de su pecado.

Uno se coge del tronco desgastado sintiendo como dos manos se encargan de humedecerlo por delante. Cuando esto le basta, frota su miembro con meneos suaves hasta sumergirse en él. Todos los gemidos se apropian del nublado bosque donde el deseo es mutuo, pareciendo incesante.

Ya llegando la noche cada uno se va por su lado con una promesa de parte del menor que pondrá la vida de Jung en riesgo. No obstante, hay algo que les fascina a los dos que está lejos de culminar.

Hoseok se encuentra extrañamente motivado en el proceso de uno de los tantos negocios que tiene pendiende, incluso, lleva una sonrisa genuina que contagia a sus colegas. Mientras Jackson lo observa, piensa que debe haber tenido una muy gustosa llamada de Taehyung pues después de la boda él quiso dedicarse en ampliar los convenios de este hotel; en el lado country, antes de hacerlo con el de Seúl como Gerente general, por este motivo es que Taehyung ya vive en Corea del Sur-a una corta distancia de su suegra y cuñada.- Ambos se conocieron estudiando en Japón. Cuando se convirtieron en pareja, compraron la cabaña juntos que fue su hogar hasta el día que se volvieron esposos.

Entonces sólo quedan un par de semanas más hasta poner su casa en renta.

Una silueta obscura atrae su vista, y sospecha de quién se trata.

-Estás loco? No puedes estar aquí.- Le susurra y medio grita a lo que se acerca, alzando ambos brazos en desacuerdo. Pasaron dos días desde aquel encuentro. El menor de los dos toma con gracia el haberse colado por el estacionamiento del hotel boutique, en el que en un principio pensó esperar al lado de su auto hasta alcanzar el aburrimiento. Lo coge de la corbata en lo que hace que tropiece con el escalón dirigiéndose hacia la pequeña plaza a unos metros del estacionamiento.

Al encontrar una calle angosta con poco tránsito de personas, atrapa sus labios, el sonido de los pájaros y la fuente de ahí son los que acompañan sus chasquidos. Lanza el saco al piso en lo que el mayor no se inmuta apretándolo contra su torso, cree que Jungkook posee un perfume que lo saca de sus cabales. Luego de una larga sesión de besos, el calor abrasador del verano en Aokigahara los obliga a tomar un descanso y es dónde encuentra un dispensador para tomar un buen trago de agua fresca. Al agacharse, los ojos contrarios lo siguen y lo vuelve a hipnotizar al recibir una lamida de su quijada donde escapan algunas gotas, lo hace imaginar lo bien que se veríá ese ángulo si estuvieran en una habitación. Sin pensarlo mucho, le ofrece una propuesta indescente, que pronto se volvería en algo común. 

ㅡNoté que estás viviendo en tu autoㅡel otro va arreglando los botones de su camisa sonrienteㅡTe gustaría pasar esta noche por mi casa?

Una leve asentida concluye su pequeño encuentro, donde Hoseok regresa a su trabajo como si nada hubiera sucedido. Nadie lo sabe y nadie tiene que saberlo jamás pues en su subconciente, muy dentro de él, está el pequeño recuerdo de Taehyung. Si antes lo sentía distante, en estos momentos son dos individuos viviendo diferentes vidas pretendiendo estar conectados a través de un aparato donde por suerte de la tecnología pueden oír sus voces. Aunque para él; la voz excitante de Jungkook es lo que rebota de un oído a otro como su melodía preferida. 

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⏰ Última actualización: 7 days ago ⏰

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