Capítulo 23

81 17 5
                                    

Melissa.

Las pulsaciones en mi cabeza son constantes, siento un martilleo agonizante, mi boca está seca, mis labios resecos, con cada respiración mi pecho arde de dolor, el accidente se repite en mi mente, recuerdo volar por los aires y caer en picada, el calor de unos brazos fuertes que me sostenían...

A pesar de tener los ojos cerrados la luz me molesta, al fondo escucho una puerta abrirse, pasos acercándose, una mano cálida acaricia mi rostro y una oleada de aromas llegan a mis fosas nasales, menta y humedad, él, reconozco esa fragancia, William está aquí.

Sujeta mi mano mientras su cabello hace cosquillas en ella y poco a poco se humedece, está llorando, gemidos escapan de sus labios, trato de abrir mis ojos, la luz blanca irrita mi vista y tengo que parpadear varias veces, distingo su cabello dorado y alborotado entre mi muñeca.

-Te quiero -susurra y mi corazón salta al escuchar esas palabras- ya no se pedir perdón, pero sé decir 'te quiero'.
Termina de decir y mis ojos se llenan de lágrimas, él ha dicho lo que yo siento por él.
Traté de negarme a ese sentimiento pero me fue imposible, es un gran hombre, sin importar su pasado, su adicción, sus errores, tiene virtudes, y aunque él no las ve, yo sí.

-Yo también, Will... -respondo.
Su cabeza se levanta en segundos mientras me mira cómo si me hubiese salido otra cabeza.

-Mel, por fin despertaste, he estado tan preocupado, ¿Cómo te sientes? -pregunta y un rastro de vello asoma en la línea de su mandíbula, sus ojos aparte de estar rojos, están hinchados, pero el verde esmeralda de su iris brilla más que nunca.

-Después de escuchar lo que has dicho, mejor -balbuceo, tengo que hacer un esfuerzo para responder.
-¿Tu escuchaste todo?
-Sí, y también te quiero William.
Sus labios se curvan en una sonrisa.
-Aún si yo soy quién te tiene en esta camilla.
-Fue un accidente, yo caí y tu pasabas por ahí, no tengo que perdonarte nada. Te quiero -digo las palabras sin importar el espasmo que me produce hablar.
-¿Cómo puedes querer a alguien como yo?
-Te quiero a ti porque eres un gran hombre, lo veo cada vez que me miras, lo veo ahora, porque reconoces tus errores y los has superado, y en contra de tu barrera e imposiciones, admites que me quieres.

Levanto mi mano y con mi pulgar, seco sus lágrimas,
él me mira esperanzado y se acerca hasta mí, con besos seca las mías, su boca se detiene a centímetros de la mía y deja un beso ligero en ella.

-Ahora dime, aparte de esto, ¿Cómo te sientes? -pregunta riéndose.
-Muy adolorida.
-Awwn linda, ¿dónde te duele?
-Todo el cuerpo, principalmente la cabeza y las costillas.
Se inclina a besar mi frente y cabello.
-El resto de tus golpes los besaré en otro momento -dice con una mirada pícara- hablé con el doctor y dijo que te heriste la cabeza solamente, el resto son golpes.
-Pues siento todos los huesos rotos.
-Te entiendo, una vez pasé por lo mismo, ¿Puedo hacer algo por ti?
-Sí, un beso y quiero agua, estoy sedienta.
-La primera es fácil -me besa acunando mi rostro- el agua, le diré al doctor que reaccionaste y el dirá si puedes beber agua, a veces no es bueno.
-Está bien, entonces corre.

Sale de la habitación tirando un beso al aire.

El doctor me revisa, y dice que puedo tomar agua lentamente.

Alejandro viene a verme acompañado por Wendy, ella se alegra de que esté bien, pero Alejandro sólo me observa con tristeza.

-Melissa, que felicidad que estés bien, estuve muy preocupado.
-No te preocupes, Alejo, fue un accidente.
-Lo sé, pero la culpa me corroe.
-Nadie tiene la culpa, Alejandro.
Y cambiando de tema, no sé cómo agradecerte todo lo que has hecho por mí, pero renuncio a esa pasantía, no quiero...
-Melissa, sé que escuchaste la conversación entre mi madre y yo, pero eso no tiene que ver contigo -interrumpe.
-Que no tiene que ver, Alejandro tu madre me deseó la muerte, escuché mi nombre, y si eso trae problemas tanto para ti como para mí, lo mejor será renunciar.

Wen y Will, me miran asombrados, ambos están nerviosos por el cruze de palabraa entre Alejo y yo.

-Mel, tú no puedes renunciar, no puedes irte.
-Claro que puedo, lo estoy haciendo, Alejandro seguiremos siendo amigos, pero no volveré a esa empresa.
-No puedes.
-¿Por qué no?
-Porque tú...
-Alejandro, calmate, Melissa acaba de sufrir un accidente -dice Will a Alejandro con una mirada indescifrable, ¿Qué esconden?
-Melissa, por favor, te mereces ese puesto, mi madre no tiene nada que ver en esto, la empresa es mía.
Hagamos algo, en los días de incapacidad que tendrás, toma los que quieras, piensa bien las cosas, recuerda que yo quiero que estés allí.

Me debato entre irme o no irme, pero la mirada de Alejandro me dice que le dé otra oportunidad.

-Alejo, lo pensaré, con la condición de que aceptarás la decisión que tome y no vas a interferir en ella.
-Pero Melissa...
-Acepta eso, Ale -dice Wendy suplicandole con los ojos.
-Está bien.

☆☆☆

La semana en la clínica fue aburrida, aunque Will me cuidó todo el tiempo y me leía cada día una novela diferente. La del miércoles fue la mejor, El peso de mis secretos, la escribe mi amiga @FernanditaRoca en wattpad.

Wen me visitaba todos los días llevándome chocolates y bombones que comía a escondidas, Alejandro se paso unas 3 veces a preguntar por mí y dejarme besos en la frente. Ha estado muy raro desde el incidente.
Varios ingenieros vinieron a verme y traer flores o frutas, pero me sorprendió la visita de la arquitecta Solipa, me trajo una tarta hecha por ella, estuvo muy amable, me dijo que ella perdió a su hijo de 24 años en un accidente, me conmovió tanto que ambas lloramos. Después de todo, no es tan mala, por eso adora a Alejandro, lo ve como un hijo. Entablamos una rara amistad, en el fondo ella me aprecia pero mantiene su aire de estricta.

William quiso que me quedara en su casa durante mi incapacidad, así podrá estar más pendiente de mí, y definitivamente fue la mejor opción, he mejorado rápido en 2 semanas que han pasado desde el accidente. Al principio unos hematomas se asomaban en mi piel, pero los besos de Will fueron de gran ayuda para ellos.

Preparo la cena esperando a que él llegue, hasta hoy fue a la enpresa, no quería dejarme ni un momento, dice que tiene buenos gerentes y administradores y no se preocupa por nada, además seguía el trabajo desde su computadora. Hoy fue a arreglar unos asuntos importantes.

Unos brazos rodean mi cintura.
-Hola, preciosa, te dije que no cocinaras, para eso está la señora Rosario -saluda dándome un sonoro beso en la mejilla.
-Hola, precioso, lo sé, pero me siento inútil y quise prepararte algo -contesto girando mi rostro hacia él.
-No vuelvas a decir eso, sólo tienes que cuidarte, aunque huele delicioso.
Nos besamos hasta que un olor ahumado me sorprende.

Después de cenar, William me lleva a su estudio.
-Tengo una sorpresa para ti -dice con una risa nerviosa.
-Adoro las sorpresas, cuéntame -exploto en alegría.
-Debes estar aburrida, con este aburrido chico, en esta aburrida casa, en esta aburrida ciudad -contesta mordiéndose el labio inferior con nerviosismo. Se ve guapísimo haciendo eso.
-Calmate, dijiste 4 veces aburrida en una oración.
-¿En serio?
-Sip.
-Bueno, lo que te quería decir es que... quiero viajar contigo, unas semanas en otra ciudad serían fantásticas -anuncia con timidez. Salto envolviendo mis piernas en su cintura y mis brazos en su cuello.
-Me encanta viajar, pero tu empresa.
-Necesito unas vacaciones y que mejor que pasarlas contigo.
-En ese caso, ¡genial! ¿Cuándo nos vamos? ¿A dónde vamos?
-Ahora tú tienes que calmarte -reímos sin parar- descubrí un lugar maravilloso, espero te guste.
-Anda dime, ¿qué lugar es?
-El paraíso.

Giros InesperadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora