2. Detente.

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Maya. 

 —No te atrevas a tocarme—lo miro con todo el enojo que puedo transmitir.

 —Tú ya no decides eso Maya—su voz suena fría y su mirada es dura. 

Definitivamente, ya no puedo reconocer al chico del cual me enamoré. Lo único que estaba causando ahora mismo era solo miedo y rencor. Como pude trato de ver alguna salida, pero no la hay, esta habilitación esta cubierta por todos lados. 

—Seré delicado, Maya—por un momento siento que el verdadero Gerd del cual me enamoré como una loca está aquí. Pero también sé que yo no me siento lista para esto, no lo estoy, no quiero y menos aquí ni de esta manera. 

 —Gerd yo—susurro temerosa, y en el fondo me digo que Gerd, él no sería capaz de hacerme daño. No él. 

"Te acaba de traer a un lugar de tráfico de mujeres por dios reacción" mi mente me repite.

—No puedo sacarte de aquí si es lo que me vas a pedir—sus palabras me enojan tanto que quiero golpearlo. 

—Lo único que puedo hacer justo ahora es ser el primero...

Lo interrumpo con una cachetada llena de furia. Y sin duda no debí hacer eso, ya que desperté su ira. Me tomo de los brazos para después aventarme a la cama con fuerza. 

 —Trate de ser gentil contigo Maya—la furia en su rostro me lastimaba, y mi corazón se quería salir de mi pecho al verlo quitar su ropa.

—No te muevas de ahí. 

 Dice esto antes de dirigirse a inhalar drogas.No sabia que se drogaba, bueno, creo que nuca lo conoci realemente. Pero no lo obedezco, como puedo corro a la puerta e intento abrirla, pero está cerrada con llave. Tengo miedo, quiero salir de aquí. 

 —Por favor que alguien me ayude—grito con todo lo que puedo, aunque sé que nadie vendrá ayudarme en este lugar. 

 —Maya—la voz tosca de Gerd grita en mi espalda.—Te dije que no te muevas maldita, sea.—me toma del brazo y me arrastra hasta la cama nuevamente. 

—Por favor no me hagas daño, tú no—digo casi llorando.

Aún lo amo, y que la persona que amas te haga daño sería peor que te matase. 

—Joder—por un momento siento que se detendrá, ya que se aleja de mí y me da la espalda mientras hala su cabello con frustración.—demonios Maya.—gruñe con enojo. 

— Toma esto— lo veo tomar un polvo blanco y hacercarlo a mi. — Tómalo maldita sea Maya.

Me veo obligada a tomar lo que me da, no cabía duda que eran drogas.

 Se hacerca hacia mi decidido a terminar lo que ya comenzó. 

—No permitiré que nadie te toque antes que yo Maya—dice esto antes de empezar a retirar la única bata que tengo alrededor de mi cuerpo. 

—Detente, por favor, por favor detente—no paro de gritar y forcejear pero mi fuerza es muy débil, él no se detiene, no detiene sus besos y sus manos no dejan de moverse por cada parte más íntima de mi piel.

Trato de empujarlo, pero soy muy débil en comparación de Gerd. Trato de empujarlo más cuando empiezo a sentir algo duro en su entrepierna, el pánico me invade y la respiración se me dificulta. 

Siento mi cuerpo adormedico, no puedo moverme y mis párpados cada vez se sienten más pesados.

Entre tanto forcejeo, lo siento entrar en mí y grito llena de pánico e impotencia porque no logré detenerlo, no logré alejarlo de mí. No puedo evitar que una serié de imágenes vengan a mí de todos los momentos lindos que pase junto al chico que ahora mismo me estaba desgraciado la vida. Lo amaba. El dolor físico era insoportable pero el emosinal me estaba matando el alma, la decepción por haber confiado en él me hacía odiarme más a mí que a él. 

AMOR INMARCESIBLEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora