Capítulo 8:

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Kyojuro aún seguía trastornado por los últimos acontecimientos que sucedieron los últimos par de minutos, primero, podía sentir a su hermano aferrado a su espalda, era obvio, cuando su padre los citaba alguno de los dos en su despacho no podía significar otra cosa que malas noticias.

Después el fuerte aroma de un par de alfa se podía percibir en todo el despacho y solo podía significar una cosa, otra vez su padre había conspirado en algo, algo que no le gustaría a ninguno de los dos.

Algo se podía diferenciar en uno de los aromas de dichos alfa, era casi mágico, era atrayente, lo seducía, lo embotaba y hacia su instinto gritar, eso no podía significar otra cosa más que ¡Su compañero destinado! Casi corre a sus brazos, pero gracia a las santidades su cordura aun aturdida por ese maravilloso y cautivador aroma y una vocecita muy distante que le gritaba que parara, no podía simplemente postrarse y gritar que su compañero estaba en la sala, era un maldito alfa ¡Un alfa!

Sabía que podía suceder, en los relatos que su madre le contaba cuando aún era un cachorro, tu compañero destinado podía llegar hacer de cualquier casta, el destino no tenía distinción en ese aspecto, podría llegar a ser un hermoso omega, hasta un atractivo y sexy beta pero ¡Un alfa! Sus naturales serian difíciles de dominar, en conflicto casi todo el tiempo, chocando a cada paso, pero como una vez había escuchado decir a Senjuro, era su compañero, nunca podría negarlo.

Pero el lamentablemente tendría que hacerlo, eventualmente el sería el emperador y necesitaría descendencia y un consorte digno, como un omega que su padre seguramente ya estaba pensando sería adecuado.

Respiro hondamente, no debió hacer eso, sus sentidos se embotaron y todo le dio vueltas, ahora comprendía porque esos dos parecían tan idiotas al lado del otro, era demasiado poderoso.

No comprendió lo que exigió su padre, simplemente llego a ver a Senjuro a punto de llorar y agachar la cabeza obediente, no esto no debería estar pasando, su hermano debía ser feliz, fuera de todo el protocolo y lo que le llegaba a exigir la sociedad y el emperador, aunque fuera su padre, se lo había prometido a Senjuro, a Tanjiro, ¡A su madre por el amor de Dios!

Estuvo a punto de dar un paso al frente, pero toda la situación se movió demasiado rápido, demasiado pronto y de buenas a primeras fueron llevados a uno de los salones, supuestamente para que Senjuro pudiera conocer mejor a sus futuros prospectos.

Senjuro se veía desolado, su semblante demacrado, aun con un puchero casi imposible de contener por las lagrima no derramadas, debía hablar con Tanjiro, debía hacer algo, Senjuro no acabaría como su madre, encerrada en un matrimonio de conveniencia, si amor ni atracción, se lo había prometido.

Debía hablar con su madre, resolver esto, pensar en un plan, fue demasiado lento o eso pensó cuando sintió una fuerte mano tirar de su brazo, arrastrándolo hasta lo más oscuro del salón, siendo estampado de manera brusca contra la pared por nada más ni nadie menos que ¡Su compañero!

— Nunca pensé llegar a ser así de extravagante, mi compañero destinado un alfa — Kyojuro tembló, el aliento del alfa en su cuello, enviando chispas por todo su cuerpo.

— Se que tú también lo sabes, lo sentiste, lo percibiste — Kyojuro se tensó.

— No sé de lo que hablas — trato de no ser tan obvio pero sus feromonas parecían no estar cooperando.

El alfa respiro hondo, sus pupilas dilatadas le devolvieron la mirada.

— Yo creo que, si eres consciente, eres mío — Kyojuro sintió la lucha crecer en su interior.

— ¡¿Tuyo?! No soy un maldito omega, nunca me mojare por ti y jamás, escúchame bien, jamás pondrás una marca en mi — Kyojuro sentía las piernas temblar, pero con las fuerzas que no supo de donde las saco empujo al gran, enorme y fuerte alfa, ¿De dónde sacaba tanta fuerza? Pisoteando fuerte pretendió alejarse de donde lo habían confinado.

Tiempo de Promesas⌠TanjiSen⌡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora