En una sombría esquina, acogida, sujetando sus piernas fuertemente, mientras temblaba, había algo dentro que no la dejaba descansar, en toda la noche, no podía, en su espalda, dolía profundamente algo que la hacía incomodar muchísimo, no tenía ni la más remota idea de lo que se trataba, sin embargo, no podía continuar negándose el dolor, necesitaba comentarlo con alguien, pero ella ya había pedido toda la fe en las personas que habitaban en el lugar porque, después de lo que Sebastian había hecho, parecía que sus esperanzas y toda la confianza que solía dar, había disminuido casi hasta el final.
Aún permanecía temblando, abrió apenas su ojo derecho mirando con suma borrosidad, apenas tenía la fuerza suficiente para levantarse, realmente no estaba nada encantada con todo lo que estaba sintiendo en ese momento, pero no podía proseguir así, entonces, con apenas la última oportunidad de energía que le restaba, se estiró, consiguiendo arrastrarse hasta la tina, así mismo pensaba que no perdería las esperanzas así de fácil, ella no se daría por vencida tan pronto, aún quería hacer tantas cosas, sin embargo, sin embargo... La duda la consumía.
"No me rendiré..." Pensó "A pesar de todo... Mi sufrimiento, mi maldición de familia, mis amigos, mis enemigos... A pesar de eso, jamás perderé mi vocación... Aún sé de personas que se preocupan por mí... Lo sé..." Y de repente, calmó cuando en su pecho sintió un gran dolor, abrió los ojos considerablemente y se aferró a la alfombra, comenzó a soltar quejidos de dolor, no estaba bien, algo malo estaba sucediendo dentro de ella, algo que la haría cabrearse y perder todo lo que aún conservaba.
De repente, cuando estuvo de caer nuevamente y golpearse la cabeza...
Fue sostenida por unas manos pálidas, estaban tibias, sin embargo, ella sentía algo muy especial en su interior.
Tuvo la sospecha de quién se trataba, sin embargo, se negó a pelear, no estaba con fuerzas para ello, necesitaba llegar al lavabo, necesitaba limpiarse, debía de relajarse más....
Su voz pronunció cálidamente:
-Karin... Aquí estoy.- Le dijo.
Y fue así, como cuando de repente abrió más sus ojos y se giró a él.
Lo miró con suma ternura y cariño, no tenía idea de porqué lo estaba haciendo, así que no hizo más que aferrarse a su pariente y soltar en llanto quejándose del terrible dolor que la estaba atormentando por detrás.
El joven Conde la rodeó con sus brazos estrechándola, sintiendo como su cuerpo temblaba, pero cuando bajó hasta su espalda, de repente, sintió una fuerte punzada, y a la vez, Karin dio un amplio grito del dolor, algo terrorífico en realidad, sin embargo, él ¿qué podía hacer? Eso estaba fuera de su poder y, aunque pudiera, no sabía qué o cómo.
Sostuvo su rostro.
-¡Karin! Tienes que tranquilizarte, ¡Karin! ¡No te des por vencida! ¡Mírame, aquí estoy! ¡Aquí estoy, Karin!- Exclamó tratando de hacer que ella abriera sus ojos nuevamente mientras continuaba soltando quejidos.
Las gotas de agua rodaban por su piel mojando también las manos del Conde, quien se mantenía preocupado por la extraña sensación y momento, era algo totalmente desconocido, no estaba de broma, esos gritos no podían ser una broma.
La tomó por los hombros, ya no aguantaba, la empujó hasta el baño.
Mientras la dejó reposando en el suelo, aferrándose también, él se dispuso a girar las llaves de la tina, tomó el frasco para las burbujas y lo echó dentro, sin embargo, no sólo había ese, si no de muchas otras consistencias.
Cerró sus ojos con fuerza, se sentía tan vulnerable, sin fuerzas, incapaz de poder hacerlo bien...
"Mierda" Pensó maldiciendo.
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Oh... Ya veo
Mystery / Thriller3RA PARTE DE "TAN SÓLO SOY... YO" Estamos de acuerdo que para dominar un territorio, debes de sacrificar a muchos peones, porque los de atrás son los aliados más poderosos, sin embargo, nunca podremos dar un paso en falso sin ser detectados, es lo m...