15 • Hagamos a estos corazones adolescentes latir más y más rápido

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—Ha pasado una semana.

Soyeon escucha a Changbin, pero no puede evitar mirar a cada rincón de la cafetería por si algún metiche metía sus narices en su conversación. Se sentía observada, pero, en realidad, no había mucha clientela que los rodeara en ese café. Tampoco habían alumnos de la escuela que visitaran aquella cafetería, pues, era muy fácil llegar al tener el recinto al lado. Lo menos que quería era que alguien conocido los escuchara.

—...Lo sé —le responde.

—¿Qué pretendías? —le cuestiona Changbin, agarrando su taza de café cargado.

Verdaderamente, Soyeon no sabía. Literalmente, solo vivía cada día como siempre, mas no podía mostrarle la cara a Jeongin. Estaba asustado y completamente avergonzada de darle la palabra sabiendo todo lo que hizo al entrometerse con su madre. Y, cada vez que se replanteaba la situación, las ganas de vomitar se presentaban.

—Ella me sedujo —acusó.

—No le eches toda la culpa a ella, ambas son culpables de esta mierda —dio un sorbo amargo.

—Una más que otra —murmuraba, escapando de la mirada contraria, sin lograrlo.

Changbin chasqueó. —Son igual de cínicas.

—Tú no sabes nada.

—Entonces házme entender —endurecía el ceño— porque, por lo que dices- ¡oh! Accidentalmente resbalaste y te comiste el coño de una milf que, por cierto, es la madre de tu amigo-

—Changbin, mierda —Soyeon rueda los ojos y se frota las sienes, sintiéndose exhausta—. Sé que esto es terrible, ¿sí?, pero nunca estuve segura de nada. Entiéndeme —pedía con la mirada menos perturbada que pudo, recibiendo la inexpresión del pelinegro, casi indiferente a sus supuestas excusas—. Ella dijo que estaba bien si nadie se enteraba.

—¿Entonces te manipulaba? —pregunta sarcástico, casi con sátira.

Soyeon lo medita un minuto. —No sé si sea manipulación, porque- vamos, es sexo —se explicaba—. Me gusta el sexo.

—Pero eso puede cambiar- Puedes cambiar, ¿sabes? —le argumentaba el chico, enseriado— Puede que, luego de un tiempo, ya no te guste el sexo con ella —viendo que Soyeon no decía palabra, continuó hablando—. Y, siendo así, deberías buscarte otra pareja sexual y ya. Simplemente sentar cabeza, ¿entiendes?

—No es así de fácil.

—¡Claro que es fácil! —repuso— «No quiero seguir con esto, Sarah» «Ya no quiero tener sexo con la madre de mi amigo, ¿sabes?» «¡Hasta nunca, Sarah!» —imitaba una voz aguda, intentando contrastar la de Soyeon— «¡Vete a la mierda!»

—¡Agh-! Lo intentaré, ¿bueno? —se hastió la rubia, frotándose fuertemente la frente.

—Házlo- Tienes que hacerlo —exigía el otro, apuntándole con su dedo—. No es como si algo malo te fuera a pasar por dejarla; sería para mejor acabar todo. Además, nadie más que yo estaría enterado, y agradece que no siempre estoy de un humor decente.

Soyeon hace una mueca apocada, sintiendo un revoltijo en su estómago mientras asentía en silencio.

—Te doy una semana más —sentenció el pelinegro—, va en serio. Yo estoy a cargo de la paz de Jeongin, y tú no vendrás a jodérmela.

Soyeon vuelve a asentir.

•    •    •

Jeongin pegaba calcomanías a su cabestrillo mientras Jisung masajeaba su tobillo lastimado y Félix, innecesariamente, el otro tobillo que estaba completamente sano. Minho, acompañándolos a almorzar en la sala de clases —cosa que no estaba permitida—, se hallaba poco sumido en la música que emitían sus audífonos. "You Can Do Magic" de America también podía llegar a los oídos de los otros dos.

F.U.C.K • minsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora