All You Did Was Smile (Lams)

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Uno.

A ver si uno de esos días William Jackson aprendía a entender indirectas. ¿Ese día estaba remotamente cerca? En absoluto. Pero nada se perdía mencionándolo, ya que llevaba una media hora caminando por el pasillo de la enfermería esperando que bien le dijeran que podía pasar o que bien lo mandaran de vuelta a la supuesta clase en la que tenía que estar.

En realidad, pensaba que habría sido de bastante ayuda dentro. Hace unos años su padre había insistido en inscribirlo en un curso de primeros auxilios y, aunque en su momento no le había parecido la mejor forma para pasar sus vacaciones, ahora admitía que, si le permitieran entrar a la pequeña habitación, él podría ser más útil que cualquiera de sus compañeros.

Especialmente tratándose de una universidad de artes. Un lugar donde lo máximo que se sabía de prevención contra accidentes era no caerse de las escaleras si estabas instalando una muestra que necesitaba estar colgada del techo. Para su suerte, él no había sido el que había estado en la cima de la escalera, pero aquello le había dado un empujoncito de valor para acercarse al chico que sí.

—Para la próxima deberías tener más cuidado —a pesar de ser más bajo que él, había envuelto un brazo alrededor suyo para ayudar a John a caminar.

—¿La próxima? —enarcó una ceja con diversión.

—O sea, no espero que te vuelvas a caer, me refiero a que si te subes a una escalera...

—Que se suponía que tú sostenías.

—¿Entonces es mi culpa? —de la indignación se le salió un gallo.

La sonrisa en el rostro de John se extendió hasta soltarse por completo para reírse en su cara. Era bueno saber que, a pesar de la caída, este continuaba manteniendo su sentido del humor. Para su mala suerte, William lo que de verdad quería era sostenerle la mano y llevarlo en brazos hasta la enfermería. Continuando su mala racha, John era un poste de luz andante y él apenas podía levantarlo unos centímetros en caso de haberse despertado con la maravillosa idea de reventarse una hernia.

—A ver... —John arrastró más la pierna, ganándose de nuevo la simpatía de William.

—Ya no falta mucho, damos la vuelta y listo.

—Te dije que podía venir solo.

—Como si conocieras la enfermería.

—¡La conozco! Dentro queda la oficina de la psicóloga.

—Me sigues dando la razón —por impulso, se encogió de hombros, John simplemente rodó los ojos.

Continuaron caminando en silencio, cosa de la que luego William se arrepentiría al ver que los harían separarse a la entrada. Sin luchar mucho porque lo dejaran quedarse, John se despidió de él. William le respondió con una tímido saludo y antes de que cerraran la puerta vio a John sentarse junto a un muchacho de cabello oscuro y largo, que parecía anémico y con unas ojeras enormes debajo de sus ojos cafés.

—Y yo que esperaba encontrarte en la biblioteca —le dijo el chico a John.

William se dio media vuelta preguntándose cuándo había sido la última vez que había visto a su amigo en la biblioteca y por qué la respuesta era nunca.

Dos.

Alex podía ser muy inteligente, pero era torpe con sus manos. Aquella era una de las razones por las que era tan mal cocinero. Otra era que su atención no cooperaba lo suficiente como para darse cuenta cuándo debía apagar la llama de la cocina antes de que el agua se rebosara. Entonces acababa con media olla vacía, su comida ahumada entre las rendijas de la hornilla y sus zapatos salpicados de algo que hace unos segundos podía haber sido parte de su almuerzo.

In the Winter's Trail - one shots lamsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora