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Mientras observaba cómo esas cuatro personas disparaban a su enemigo, me encontré atrapada en un torbellino de confusión, intentando encontrar una explicación lógica para todo esto. No sabía en qué maldita instancia me había visto envuelta en esta pesadilla, o más bien, cómo me habían arrastrado a ella, ya que nunca tuve la intención de formar parte de ese mundo.

De la noche a la mañana, descubre que mis hermanos no eran simplemente exitosos empresarios, sino también temidos mafiosos. Mi vida, hasta ese punto, había sido mundana y sin ningún atractivo particular. Desde que mi madre falleció cuando yo tenía tres años, vivía con mi tía en Busan, ya que no había nadie más que pudiera cuidar de mí.

Normalmente, no profundizo en los detalles de mi vida, pero esta historia merece ser contada. Hoy, compartiré cómo descubriré que era la hija de uno de los mafiosos más poderosos y temidos de toda Corea, y cómo poco a poco me vi arrastrada a su mundo.

Me llamo Kim Lía, la princesa de la mafia, aunque en este momento soy solo una estudiante de preparatoria. Mis días eran como los de cualquier persona, pero hoy sentía que todo era diferente. Una sensación confusa se apoderaba de mí, y no es algo que ocurre todos los días: descubre que tienes hermanos ricos, atractivos y exitosos.

Mientras me preparaba para ir a la escuela, con el desayuno ya en el estómago, solo quedaba cepillarme los dientes y marcharme. Mi tía había estado enferma últimamente, lo que había acumulado las facturas de la casa y aumentado la presión sobre mí.

A solo dos cuadras de mi destino, una camioneta negra apareció de la nada frente a mí. De ella salen dos hombres corpulentos, y mi instinto me advirtió que algo no iba bien. Comencé a correr, con la esperanza de que me dejaran atrás, pero en algún momento, esos hombres ya estaban nuevamente frente a mí.

—Señorita Kim, tendrá que acompañarnos —dijo uno de ellos.

No tenía intención de permitir que esto sucediera. No podía abandonar a mi tía, especialmente en su estado de salud.

—No se atrevan a tocarme —les amenacé.

—Lo sentimos, pero no tenemos elección.

Ambos hombres me agarraron por los brazos, ya a pesar de mis intentos por zafarme, su fuerza era abrumadora.

—¡Suéltenme, malditos!

Finalmente, no pude decir más, ya que uno de los tipos me tapó la boca con un pañuelo impregnado de algún líquido. Me sentí mareada y poco a poco perdí el conocimiento, cayendo inconsciente en los brazos de uno de ellos.

Pasaron alrededor de tres horas antes de que recobrara el conocimiento, pero lo extraño era que no estaba atada ni amordazada como en las películas de secuestro.

Me encontraba en una habitación oscura, apenas podía distinguir mi entorno mientras trataba de entender dónde me encontraban los demonios. En ese momento, vislumbré una puerta y me levantó para abrirla, pero una voz profunda y masculina me detuvo desde atrás.

—Sería mejor que no abras esa puerta —advirtió la voz.

—¿What? —respondí confundida.

—Es mejor que regreses —añadió la voz.

Giré sobre mis talones, pero no veía a nadie en la penumbra hasta que la persona subió las luces y me encontré en una gran oficina. Frente a mí, un hombre de espaldas miraba por la ventana.

—¿Quién eres? ¿Y qué quieres de mí? —pregunté directamente, sin preocuparme por la formalidad.

El hombre se volvió hacia mí y finalmente reveló su identidad.

—Soy Kim Namjoon, tu hermano, o mejor dicho, uno de tus hermanos.

Esta revelación fue suficiente para hacerme desmayar una vez más, dejándome a merced de mi nuevo y desconcertante mundo...

𝐻𝐸𝑅𝑀𝐴𝑁𝑂𝑆 𝐾𝐼𝑀Donde viven las historias. Descúbrelo ahora