Capítulo 4

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NARRA DRACO:

Tn me besó, sus manos dirigiéndose a mi nuca para empujarme y acercarme todo lo posible a ella. No supe muy bien si ella estaba pensando con claridad cuando decidió tirar todo el autocontrol por la borda, pero yo no tuve la voluntad y mucho menos las ganas de tener autocontrol por ella.

Le estaba devolviendo el beso. Tenía un regusto salado por las lágrimas pero eso importó bien poco mientras ella se acomodaba sobre mi regazo hasta estar a horcajadas y se arrimaba a mi cuerpo hasta que no quedó espacio entre nosotros.

Mis brazos la abrazaron, queriendo sentir su calor. No tenía la túnica, se la había dejado en el tocón junto al lago, y la blusa se le pegaba al cuerpo por el sudor de haber estado corriendo en pánico. Yo también había corrido, pero el calor que sentía ya no era por la carrera de hace un momento.

Sus brazos se envolvieron tras mi cuello. Sus labios me devoraban la boca como muerto de hambre en bufet libre. Lo hacía con tanta fuerza, como si temiera que me fuera a escapar, que nuestros dientes llegaron a chocar.

Nos separamos cuando nos faltó el aire. Un hilillo de saliva unía nuestros labios a milímetros de distancia. Ella se relamió los labios respirando con fuerza. Mi corazón latía con mucha fuerza, y respiraba muy pesadamente. Quería sus labios otra vez. Eso había estado...

Jadeé antes de regresar a besarla. Ella me aceptó abriendo la boca para permitirme meter la lengua. La atraje hacia mí y me tumbé sobre la nieve. No me importó que estuviera fría hasta el punto de quemarme la nuca. Tn pasó sus manos por mi pecho cubierto por la ropa. Acaricié sus muslos y luego su trasero, dejando mis manos ahí apretujándola.

Su lengua exploró mi cavidad bucal mientras que sus manos tocaban todo lo que estaba su alcance. Su aroma a vainilla y a lluvia recién caída, aunque siempre estuvo ahí, ahora me parecía de lo más exquisita.

Dado un momento, Tn se separó para coger aire nuevamente. Mantuve los ojos cerrados, teniendo frente con frente y nuestras bocas rozándose.

-Estás... aquí -susurró con la respiración pesada.

No dejé de mirar sus labios. Hice un ademán de besarla, rozando nuestras bocas. Chupé su labio inferior y lo dejé escurrir entre dientes.

-Estoy aquí -respondí después de jugar un poco.

-No te alejes.

-Ya no hay peligro. Se han ido.

-No... -Tragó saliva -. No es eso. Estas semanas han sido un infierno. Echo de menos nuestros tira y afloja, echo de menos la complicidad que teníamos con los anillos delante de todo Hogwarts y poder hablar y hacer de todo entre nuestras mentes sin que nadie se diera cuenta, en el Gran Comedor, entre clases, mientras estudiamos...

La miré a los ojos. Sus palabras clavándose en mi pecho y expandiendo un calor agradable. ¿Estaba admitiendo que tenía sentimientos? ¿Qué sentía cosas como la añoranza?

¿Lo estaba admitiendo por mí?

Ella siguió hablando.

-Echo de menos dormir contigo y abrazarme a ti en sueños, porque eres lo único que me ha librado de las pesadillas desde aquel día que empecé a tenerlas, y sin el riesgo de tener una sobredosis de pociones de sueño sin sueños por el camino.

Tomó aire, pues había hablado muy rápido y sin descanso, y nos quedamos viendo con nuestros corazones hablando a través de nuestras miradas.

-Te echo de menos, mi Hurón -susurró finalmente. Sentí que mi pecho se oprimía. Su confesión me provocó muchas emociones.

Tn Potter: la serpiente perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora