Intro

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“Sólo el amor pudo salvarme. Pero, como siempre, yo no puedo amar, ni mucho menos, aceptar que me amen.”– Alejandra Pizarnik.






















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Mi vida era normal por lo que a mí respecta, tenía familia, amigos y salud. Claro, eso era antes de descubrir que un demonio era mi ¿Ángel custodio? O ¿demonio custodio?

Da igual, ese maldito y atractivo demonio sólo trajo problemas y más problemas. De una forma u otra encontraba la forma de hacerme la vida imposible.

Pero no hacía nada, no cuando le temía tanto.

Y me odiaba por eso.

Toda mi vida creí que eran los Ángeles —así los describían algunos— aquellos seres celestiales que tenían la tarea de que cada persona de la tierra sea protegida y guíada por el camino de la luz. Pero vaya sorpresa, descubrí que no era así.

Aterrador y divino, pero sobre todo jodidamente aterrador.

Así lo describiría yo.
















...

—¿Sabes? Todo lo que tú hiciste fue destruirme. —sonrío al aire — Y está bien, por qué yo te deje hacerlo, sabía desde un principio que tú serías mi destrucción, pero también fuiste mi salvación, y estoy muy agradecida Belcebú —su nombre sale de mis labios por primera vez en mucho tiempo —, fuiste pasión y aventura, pero también fuiste peligro, y ¡diablos! No me arrepiento para nada, así que por favor, regresa aquí, regresa a mí.














BelcebúDonde viven las historias. Descúbrelo ahora