Capítulo 13

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NARRA DRACO:

Fue una sorpresa para todos, para algunos alegre y para otros espantosa, que Diggory se presentara a la cena una vez estuvo recuperado. Al parecer Dumbledore lo había convencido de que cenara con nosotros antes de regresar a casa, ya que como había tenido que perderse las navidades con su familia por estar en enfermería, que al menos disfrutara de una buena cena antes de irse.

Pansy y yo nos miramos cuando Tn se levantó, fingiendo una alegría que para nosotros era más que obviamente falsa, y lo abrazó diciendo lo mucho que se alegraba de verlo recuperado.

Sentí que me había perdido de algo cuando Diggory correspondió el abrazo como si no hubiera pasado nada. Como si Tn no le hubiera arrancado el labio con unos colmillos de serpiente. Pansy parecía fastidiada e irritada cuando el chico se sentó entre Tn y una alumna de Ravenclaw de segundo.

Le hice un gesto a Pansy, ya que Mattheo no sabía que la herida del Hufflepuffs era a causa de su hermana, y ella se señaló disimuladamente y por debajo de la mesa su muñeca derecha, en donde tenía la Marca Suicida.

¿Acaso él...?

Miré a Diggory. Este no me prestaba atención, sino que hablaba con Harry animadamente.

Miré a Tn. Ella tampoco me prestaba atención. ¿Me estaba ignorando? Ahora que me daba cuenta, en toda la noche no me había dirigido ni la palabra, ni la mirada.

Tal vez era por lo de esta noche.

-¿Qué te pasó? -preguntó un niño de Hufflepuffs. Diggory lo miró y todos hicieron silencio. La carne que había sido creada mágicamente aún mantenía una forma como rugosa, como si fuera una cicatriz en toda su extensión, ya que aún no terminaba de formarse del todo, aunque era perfectamente servible y no suponía ninguna dificultad salvo el desagradable físico.

-Me atacó una serpiente -fue su escasa respuesta. No era mentira, no del todo, y me sorprendí de la tranquilidad con la que lo dijo.

-¿Era una culebra? -preguntó Harry de pronto. Él sabía la misma versión que todos: le atacó un animal. Eso era lo que había dicho a la enfermera que le había pasado.

-¿Una...? Am... ¿No? -dudó, mirando a Tn.

-¿No recuerdas? A lo mejor es que todo fue muy rápido -ofreció ella, a lo que Diggory estuvo de acuerdo enseguida. De verdad, pasaba algo entre esos dos que yo no estaba enterado del todo y los celos me hirvieron.

-¿Por qué lo preguntas? -quiso saber Ron.

-Es que recuerdo haber visto una culebra suelta por el castillo, por eso. A lo mejor es la misma. -Me miró de reojo, y supe a lo que se refería.

Cabrón. No hablaba de una serpiente cualquiera. Se refería a cuando Tn se transformó en culebra para quitárnoslo de encima, aquella vez que estuvo toda la escuela buscándola.

Tn también se dio cuenta de ello, a juzgar por la mirada que me lanzó.

-Hay muchas serpientes que vienen del bosque -comentó ella -. He llegado a ver alguna yo también.

-¿Alguna de ellas tenía por casualidad unas manchas en la espalda como si fuera pintura roja derramada sobre ella?

Tn se quedó en blanco. Harry había preguntado con sinceridad, verdaderamente creyendo las palabras de su hermana, y tal vez buscando que ella esté de acuerdo con que la misma serpiente que atacó a Diggory era la que yo tenía en mi cuarto.

Qué en verdad él no se equivocaba, pero...

Mattheo se atragantó tras Harry describir a la culebra que había sido Tn aquella vez.

-¿Dices que tenía manchas rojas en la espalda? -preguntó bebiendo de la copa para pasar el trago. Harry asintió lentamente, mirando al chico con intriga. Los demás en la mesa estábamos igual. ¿Qué sabía Mattheo? -. Am... Es que... creo que yo también la he visto por ahí...

-Vaya, director Dumbledore. Parece que vamos a tener que hacer una redada anti-plagas por el castillo -dijo Snape.

-No veo peligroso que las serpientes recten por los pasillos. Sobre todo si son culebras, que son inofensivas.

-No tan inofensivas si se trata de la atacante del señor Diggory, Albus -recriminó Mcgonagall.

Esto tenía pinta de que iba a terminar con una orden de busca y captura para alguien que ni siquiera sabían que era la culpable.

Miré para Tn, pero ella no me miraba a mí. Estaba centrada en hablar con su parejita y decirle a la gente que ni siquiera sabían si había sido la misma serpiente la que lo atacó.

Cuando terminó la cena, me retiré a mi habitación para preparar el regalo. Tal vez no era apropiado darle un regalo justo antes de que me... em... lo que sea que me fuera a hacer, pero tampoco es que hubiera tenido muchas oportunidades de dárselo hoy en persona. Porque quería dárselo en persona, y no dejarlo junto al resto de regalos como si fuera un detalle sin importancia.

No había estado noches sin dormir por un detalle sin importancia.

Eran las once y media cuando llegué al pasillo de la séptima planta, en donde se hallaba la sala de los Menesteres. Me senté contra la pared, en el suelo, bajo la manta de invisibilidad que aún no le había devuelto a Mattheo y con el regalo entre mis manos. Había sido un poco creativo con el envoltorio, y había metido el cubo de Rubik en una bola de nieve cuyo cristal era de quita y pon. Se me ocurrió a última hora, no sabía porqué lo había hecho exactamente. Tal vez para gastarle una broma para que pensara que era de exposición, que sólo sería decorativo. No sabía, pero había algo que me había empujado a hacerlo así.

Estaba muy cansado, y me quedé mirando la bola de nieve, más grande de lo usual y mal envuelta con papel regalo, entre mis manos. Y la esperé.

(***)

Quedan veinte minutos para las doce. Se me había olvidado que aún me quedaba un capítulo por subir hoy.

Se viene cositas con estos dos. ¿Tristes o bonitas? Ya veremos...

Besos en la nariz,

Dani<3

Tn Potter: la serpiente perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora