Capítulo 14

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NARRA TN:

Salí de la ducha, había necesitado despejarme después de la cena, y me topé con Diggory en mi cama.

No, no lo habíamos hecho. Él se había comportado demasiado capullo como para perder la dignidad tirándomelo. Aunque sí había disfrutado 'entrenándolo'. Él no tenía por qué saberlo, pero en ningún momento era necesario, para entrar en mi grupo, pasar por unos entrenamientos para soportar una tortura en el caso de que lo secuestrasen y quisieran que lo contara todo sobre la misión, de la cual él tampoco estaba demasiado enterado.

Se estaba limpiando la sangre del brazo. Le había dado algunos latigazos mientras lo mantenía atado a mi cama, todos en el torso y en los brazos en donde pudiera ver para que le fuera más fácil curarse a la forma muggle. Tampoco podía permitirme que terminase desangrado o débil a causa de los daños por no haber alcanzado a curárselos correctamente.

-Puedes usar el baño -dije -. Todas mis compañeras se fueron a sus casas esta navidad. Espero que no haya sido demasiado esta pequeña prueba. Porque cuando regreses a Hogwarts, al empezar el segundo trimestre, los entrenamientos van a ser más exahustivos.

Llevaba un tiempo necesitando liberar tensiones de alguna forma. Hoy iba a 'torturar' a Draco por haberme traicionado, pero sin duda no lo iba a hacer de la forma en la que necesitaba, la forma que me iba a ayudar a soltar el estrés y la ira de estos últimos meses. Diggory había sido de mayor utilidad. Sus gritos eran bastante agradables y reconfortantes. Los de Draco me oprimían el pecho de dolor.

Joder, era una mierda tener sentimientos, mucho más si era hacia alguien.

Y encima el otro día le había confesado que lo echaba de menos.

Menos mal que no me había regalado nada por navidad. Sólo esperaba que Theo no hubiera cometido el error de hacerlo por mí.

Llegué al pasillo y al principio no me lo topé por ningún lado. Eran las doce menos cinco, había llegado un poco antes, y aunque lo estuve esperando por más de un cuarto de hora, no lo encontré.

Daba la quinta vuelta por los pasillos cuando escuché algo. Filtch se acercaba, podía oír su voz hablándole a su gata.

-Huele a asquerosa juventud, ¿verdad, querida? Sigue buscando, debe de estar cerca...

Mierda.

Busqué donde esconderme. Corrí hacia la primera esquina que vi y quise esconderme tras esta, pero choqué con algo grande tirado en el suelo y caí de morros.

¿Qué coño...?

Se oyó un quejido y luego los pasos apresurados del conserje diciéndole a la gata si había oído eso mientras corría en mi dirección.

Vi hacia el espacio vacío contra el que había chocado. Vi un zapato caro que conocía muy bien asomándose de la nada. Identifiqué al momento la capa de invisibilidad y rápidamente me escondí bajo ella justo antes de que Filtch girase en la esquina.

Presioné a Draco contra la pared, subiéndome a él y cerrándole la boca con las manos. Mis dedos le indicaron que se quedase cayado en código morse. Parecía deshorientado y adolorido como si con mi golpe hubiera despertado de un sueño.

Cabrón, se quedó dormido bajo la capa de invisibilidad mientras me esperaba.

Intenté crear una distracción. Algo como un sonido que proviniera del otro lado del pasillo para alejarlos de nosotros. Pero mi magia seguía desaparecida.

Sólo me quedó esperar a que se marcharan después de interminables minutos en los que casi aguantaba la respiración para hacer el menor ruido posible.

Cuando estuve segura de que se habían ido, nos saqué la manta de encima y no pude evitar pegarle un puñetazo en la nariz a Draco.

-¡Joder! -gruñó él.

-¿¡Qué mierda haces escondido y encima quedándote dormido!? -exclamé en susurros, porque aún había probabilidades de que regresara -. ¡Me has hecho caer, gilipollas!

Me pasé el dorso de la mano por debajo de la nariz, la cual me había empezado a sangrar hacía un rato.

-Me has roto la nariz -se quejó él con voz nasal, agarrándose el puente del lugar afectado.

-¿Encima te quejas, cabrón? ¡Besé el suelo por tu culpa!

-¿Besaba mejor que Diggory?

Otro puñetazo.

Agitó la manos en el aire, agarrándose la nariz con la otra mano y aguantando una queja.

-Esta por celoso, y... -dije, agarrando el envoltorio que había entre nuestros cuerpos. Si me hubiera sentado sobre el regazo de Draco en vez de mantenerme en suspensión de rodillas, me habría sentado sobre esta cosa -. ¿Qué mierda? Draco, ¿no será un jodido regalo?

-¿Qué quieres que le haga? -dijo él, y rebuscó en sus bolsillos algo. Sacó un par de guantes sin dedos y con unas piedras en los nudillos puntiagudas que tenían pinta de poder hacerte mucho daño si te pegaba un puñetazo con ellas -. No podía dejar que mi señora me obsequiara con un presente y yo dejarle con las manos vacías.

Dios, no se me ocurrió en ese momento un insulto demasiado adecuado para lo que era Mattheo. El muy...

-Me gustó, aunque siento la necesidad de recordarte que no hablo serpiente -dijo, a lo que me quedé en estambay. Él sacó de dentro de uno de los guantes un papel de pergamino escrito en lengua pársel -. ¿Qué pusiste?

Le quité el papel de las manos y lo leí.

«Hermanita, sé que no le diste ningún regalo porque ni siquiera recordabas que iba a ser navidad pronto, y que de igual forma no te habrías atrevido a dárselo por miedo a los sentimientos. Pero recientemente descubrí lo que es sentir cosas por alguien y aunque ahora querrás muchas explicaciones, sólo te voy a decir que nosotros hemos crecido teniéndonos sólo el uno al otro, y que ya es hora de que nos permitamos sentirnos queridos por alguien.

Él te quiere, hermanita. Y sé que tú a él también. Acepta que el regalo es de tu parte, porque sé que es algo que tú le regalarías. Y acepta lo que sea que él te de, porque sé que tiene algo entre manos para ti.

M.R»

Arrugué el papel haciéndolo bolita mientras apretaba los labios. ¿Qué iba a saber él? Debería dejar de meterse en mis asuntos y centrarse en los suyos.

Suspiré.

-Draco... Me duele decepcionarte, pero yo no te di ese regalo. Sólo fue Mattheo metiendo las narices en donde no le corresponden.

-Oh... -La vergüenza se extendió por su expresión, sonrojándose -. Debí... Debí suponerlo -susurró.

Silencio.

Pasaron los minutos. No nos mirábamos. Tampoco nos movíamos. Era una sensación incómoda.

-Ah... -dijo Draco de pronto, sobándose la nariz rota y mirando para todos lados menos para mí -. Abre... Abre el regalo, aunque sea.  -Me tendió el objeto envuelto -. No es... ninguna artimaña de mi... primo... Lo hice yo para ti.

Se me apretó el pecho mientras veía el supuesto regalo entre las manos de Draco, ofreciéndomelo.

(***)

Qué triste.

Hoy subiré hasta el final de la tortura, que creo que son otros dos o tres capítulos.

Ya oficialmente tengo terminada de escribir la segunda parte del libro y estoy empezando a hacer la edición de la primera parte. (Advierto que la historia cambiará bastante en pequeños detalles, pero la idea principal será la misma en el 90% de los capítulos. Tengan en cuenta que me estoy esforzando para alargar los capítulos y no dejarlos en estos mini, sino dos o tres veces más largos. Eso también implica más detalles y varios cambios)

Besos en la nariz,

Dani<3

Tn Potter: la serpiente perdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora