Tal y como había presentido Nolan, no tardo en llover. El doncel miró con tristeza el paisaje de Arife, los banderines de la feria ya no se encontraban por ningún lado, aunque pudo ver varias veces el emblema de Edevane, el diente de dragón que hacía honor a Cadmo. A le gustaría llamarlo el emblema de Cadmo, pero estaría cometiendo un delito, hacia sus adentros al imaginarse la cara de Lennox si se atrevía a hacerlo.
-Nolan ¿ocurre algo? – el duque no había quitado su mano de la pierna del doncel en ningún momento durante el viaje. – La lluvia ¿te entristece?
-En Phoenix siempre esperaba que lloviera. – sonrió con ternura. – Papá dice que una buena lluvia puede ayudar a los cultivos, así que se ponía muy contento. – sintió un nudo en su garganta. – Me pregunto si estará feliz en estos momentos, él adora la lluvia.
Lennox se quedó en silencio, el doncel comprendía lo que significaba, desde hacía varias semanas siempre ocurría lo mismo cuando le preguntaba sobre Garth. Nolan consiguió que Pietro le diera algo de información, no sabían dónde estaba su padre, en su granja de Phoenix no se encontraba. Los animales los estaba cuidando un buen amigo de Garth, esperando su regreso.
-De pequeño hacía enfadar mucho a papá cuando llovía. – rio para intentar quitarse la presión en su pecho. – Como era muy enfermizo papá insistía en que me quedará en casa y no saliese hasta que el sol volviera brillar, nunca le hacía caso. – su risa parecía un pequeño lamento. – Papá y yo acabábamos completamente mojados, nunca me regaño más de cinco minutos, ni tampoco me levanto la mano, él simplemente se dedicaba a secarme con cuidado.
-Garth es un gran hombre. – respondió Lennox con ternura. – Y por lo que veo también es un buen padre.
-No es tan solo un buen padre, señor duque... - sus ojos ardían. – Papá no hizo solo de papá, el término "buen padre" se queda pequeño. – sonrió. – No fui el mejor hijo, no lo voy a negar, papá tuvo que aguantar mucho por mi culpa, pero en ningún momento se enfadó demasiado conmigo.
De manera instintiva se llevó la mano al collar, por más que hubiesen insistido las doncellas en quitárselo, él no lo había permitido. No iba a separarse de lo único que conservaba de su padre, por más que intentaran que lo hiciese diciendo que era una joya demasiado pobre para el doncel del duque.
-Papá se merecía a un hijo mejor que yo... - Pietro iba a decirle que eso no era cierto, pero Lennox se adelantó. – Tan solo dices esas palabras porque soy tu prometido, señor duque.
-Conozco a Garth mejor de lo que piensas, pequeño doncel. – sonaba molesto. – En ningún momento vi que se sintiera decepcionado contigo, él hablaba constantemente de su pequeño príncipe, tarde años en descubrir tu nombre, Garth quería que siguieras siendo un secreto, solo para él.
-Señor duque, siempre dice que conoce a mi padre. – rio. – Pero no me ha contado de que, su madre, la señora de Edevane me contó que en el pasado él había sido su guardián. – Lennox frunció el ceño. - ¿Lo sabías? – negó con la cabeza. – Lo llamaban Garth el temeroso, papá estuvo muchos años sirviendo a la señora de Edevane, hasta que decidió irse. – la voz de Nolan sonaba sombría. – Sé que papá no se ha vuelto a acercar al palacio desde entonces ¿Cómo es posible que usted lo conozca? – el duque trago saliva. - ¿Acaso ha visitado alguna vez Phoenix?
Lennox no respondió, ya que la carroza se detuvo. Nolan suspiro cansado antes de volver a sonreír de nuevo, como doncel debía mostrar un aspecto amigable al lado de su duque. Los guardianes cubrieron a sus amos con unas túnicas para que no se mojaran antes de que bajaran. Evangeline y Edlynne los esperaban en la entrada del ayuntamiento. Antes de empezar el homenaje a Javaid, Lennox debía hablar con el alcalde de Arife, era parte del protocolo.
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¡Maldito, pequeño doncel!
RomanceUn doncel debe ser respetuoso, callado y delicado. Esa explicación no convence demasiado a Nolan. Cuando escucho que debía de ser sumiso hacía su prometido, empezó a reír. Y la guinda del pastel fue que tenía terminalmente prohíbo subirse a los árbo...