capítulo 6 qué remedio que cambiar

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Durante los primeros tres días , madre y yo vivíamos en casa de los abuelos , allí había más reglas, más estúpidas, pero a veces me dejaban saltarme alguna.
Madre y yo íbamos cada mañana y cada tarde a ver a padre, que nos esperaba ,siempre, en un banco.
A veces, le llevábamos comida,   agua o una manta.

Yo no entendía porque padre no venía a casa , y por más que preguntaba madre cambiaba de tema o me ignoraba.
Todo transcurría igual , hasta cumplida la primera semana.
Soldados nazis no tardaron en aparecer de nuevo , arruinando la tranquilidad de padre.
Esta vez padre no tenía donde quedarse , asique se escondió en esquinas y rincones de la calle , hasta el punto de pasar la noche en contenedores.
Pero no podría quedarse así para siempre y no iba a aguantar mucho más. Se presentó en casa de los abuelos e hizo sonar el timbre que despertó mi curiosidad.
El abuelo Elías le abrió, mientras , yo estaba arriba , en mi nueva habitación.
Esta no era tan luminosa , ni grande , pero sobretodo no era tan mía . No tenía una lámpara rosa que se encendiese cada noche y se apagará cuando me dormía y el ropero era viejo.
Además no tenía silla para que se sentarán a contarme cuentos y madre ya no me contaba ninguno , ni ella ni nadie.
Pero la casa en si estaba bien , era igual de grande que la mía , aunque tenía muchos muebles , lo cual hacía que se viese menos espaciosa.

Desde arriva se escucha todo y por tanto escuché la conversación que padre tuvo con el abuelo.
Padre comenzó a hablar, apresurado y ansioso le contó le que sucedía y donde se encontraba últimamente , ahora que se escondía, le explicó y suplicó que si le dejase entrar , jamás saldría y que se lo agradecería eternamente. Pero al abuelo no le bastó , le pidió  la condición de renunciar a su religión y hacerse cristiano públicamente.
Padre se negó e instantáneamente el abuelo Elías le cerró al puerta , y le gritó que era un egoísta y un inmaduro que ponía en peligro a su familia.
Todo acabo ahí , padre se fue y el abuelo siguió leyendo el periódico.
Todo acabo ahí hasta la hora de la cena , que padre se vio en un túnel sin fin ni luz.
Padre se fue, pero a la hora de la cena volvió, volvió con hambre , con miedo y con frío. Volvió desesperado.
Esta vez le abrió madre y sin saludar si quiera aceptó la condición que el abuelo Elias le había impuesto.
En esa cena padre comió un montón y me contó historias y aventuras inventadas que yo me creí.
Esa noche me acosté feliz, me acosté sabiendo que padre volvía a estar conmigo, que volvía a casa. No sabía porque se había  ido , ni porqué había vuelto, pero me dió igual.

La peculiar idea de cambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora