Capítulo Veinte

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| 𝟸𝟶 The Na'vi Dance Of The Moon

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Cariba se había concentrado con todo su ser en descubrir algo sobre ella, sus padres o su progenitora... pero no había nada más al respecto aún donde se encontraba

Entonces, se dio cuenta de que habría aprendido mucho más sobre el porqué de su pasado... pero no tenía ni idea de nada sobre el presente, conocía a la gente e incluso podría considerar que había hecho amigos, pero seguía sin saber nada de ellos...

Ahora mismo se encontraba apoyada en la pared detrás de su hamaca, la cual se tambaleaba levemente a su lado dejando en evidencia que antes estaba allí.

Habían tenido un largo día, volvieron a leer más archivos aunque sabían que no hallarían nada, fueron al laboratorio como siempre, hicieron sus tareas e incluso algunas otras que les iban encargando... y cuando por fin creyó que podría pasar un momento tranquilo; Kiri y Tuk llegaron alegando que debía reunirse con ellas al anochecer... iría, pero primero tenía que sentarse un segundo al menos.

Así que ahora, veía con atención a Spider hablar tranquilamente con una mujer de pelo rubio, resultaba gracioso porque aunque el chico era más joven era el quien debía agachar la cabeza

No era la primera vez que Cariba veía a Spider convivir con ella, con ella y con el que supuso era su pareja; un hombre casi tan alto como Spider, de cabello castaño y bigote

Sin embargo, nunca les presto atención o se dispuso a preguntar sobre ellos

En cuanto al chico, planeaba continuar su conversación con la mujer, de no ser porque el esposo de esta llegó sacudiendo su cabello en el proceso

—mira eso, cada vez te parecer más a Tarzan — se burló, aunque sabía muy jiñe que Spider apenas sabía quien era por las historias que le contaban de pequeño

—muy gracioso, en serio — dijo sarcástico rodando los ojos

Mary y Nash... esa pareja había sido importante en su vida, dieron quienes prácticamente se convirtieron en sus padres adoptivos de no ser porque Spider llevaba una vida muy diferente a la de los demás humanos. Aún así, siempre se aseguraba de mantenerlos en su vida

—deja al niño en paz — alegó la rubia golpeando con un trapo que traía en mano a su esposo

Este rió y se tumbó en una hamaca

—¿sigues con esa tarea de la niña salvaje?

—Nash, déjalo en paz, ya te contó de eso ayer — reclamo nuevamente

Savage (Spider) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora