Su atención se centró en la exquisita taza de té matcha reposada sobre la pulcra mesa de madera, donde su propio reflejo danzaba sobre la superficie del líquido verdoso.Permaneció en ese estado durante unos fugaces momentos, con la mirada perdida en el infinito, en un espacio donde sus pensamientos habían quedado suspendidos en un vacío total.
Un tenue estruendo, que parecía emanar de los cielos mismos, resonó y tuvo el poder de sacar al joven de cabello oscuro de su trance mental, liberándolo del ciclo de pensamientos que lo aprisionaba.
Notó con asombro que el Sr. Mime, como salido de la nada, se materializó con un cesto colmado de prendas. El Pokémon parecía desesperado, moviéndose a toda velocidad en dirección al jardín.
— Al parecer, se avecina otra tormenta... — comentó la mujer con gracia, emergiendo de la cocina portando una bandeja repleta de galletas recién horneadas.
El irresistible aroma a jengibre emanado de las galletas recién horneadas inundó el ambiente con rapidez, capturando la atención de Gou, en especial de su estómago, que respondió con un suave rugido.
Con suma elegancia, la mujer de cabellos castaños depositó la bandeja sobre la mesa, manejándola con destreza. A continuación, se despojó de las manoplas que protegían sus manos del calor del horno y las dejó a un lado con una sonrisa que no abandonaba su rostro.
— Esperemos a que se enfríen un poco — observó detenidamente al moreno—. No creo que desees quemarte la lengua...
La cordialidad de la mujer le generaba una extraña sensación. Tenía la certeza de que no era la primera vez que la había visto, aunque sus esfuerzos por recordar se toparan con un bloqueo mental. Una inquietante sensación de intriga se apoderó de todo su ser.
Gou asintió luego de escuchar las palabras de la mujer, mirando con detenimiento las galletas recién horneadas. Estas emanaban un exquisito olor a canela y a jengibre, pero lo que más llamaba la atención del chico, sin lugar a dudas, eran las formas de cada una.
Varios Pokémon habían sido representados en forma de pequeñas galletitas.
Pero las que más destacaban eran las que tenían forma de Pikachu, Meowth, Rowlet y Fuecoco.
La mujer, llamada Delia, sujetó su tetera y vertió un poco de té en una de las tazas vacías sobre la mesa hecha de pino de encino.
Hasta que, el repiqueteo de las gotas chocando contra las ventanas se hizo presente. Estaba lloviendo, otra vez. El ambiente era acogedor, una sensación que hacía que Gou se sintiera cómodo.
Era como si estuviera reviviendo una sensación de paz en su interior. Se acurrucó entre las sábanas que la mujer le había ofrecido hace rato, con intenciones de mantenerse cálido.
Además, le había ofrecido una mudada de ropa, ya que el traje que llevaba puesto estaba completamente lleno de lodo.
— Y... Gou — la mujer comienza a hablar, rozando sus labios con la taza de té caliente —¿de dónde eres? — sopló y le dio un sorbo al té.
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Un Amor Eterno | Trilogía 3 | Satogou
Фанфик"En un abrazo furtivo, nació un amor efímero, como el fulgor de una estrella en la noche eterna. Un encuentro fugaz que desató la euforia en nuestros corazones, como la danza de pétalos al viento. Cada mirada, un destello de pasión; cada caricia, un...