Capítulo 16

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♡CAPÍTULO 16♡

–BlackTech. hoy cumple cinco años estando entre las mejores cinco empresas de tecnología aeronáutica del mundo. Nos enorgullece habernos expandido por nuestro continente con éxito y habernos afianzado durante los dos últimos años en el extranjero con nuestra tecnología. También nos enorgullece que nuestros drones camuflados, los VANT y nuestros vehículos aéreos de combate no tripulados sean los más utilizados por el ejército de nuestra nación y por las fuerzas aéreas estadounidenses asentadas en Europa, lo que nos ha ayudado a crecer pese a nuestra corta trayectoria, haciéndonos un hueco en este competitivo mercado que esperamos liderar muy pronto.

Todos en el salón de eventos del edificio que alberga la sede principal de BlackTech. en Nueva York, atentos, escuchamos al hombre que habla frente al micrófono en la gala del aniversario sobre la tarima tras la que están pasando imágenes en un vídeo de presentación espectacular de los productos de BlackTech. más innovadores, haciendo un uso de la palabra de tal manera que nos tiene a todos embelesados contemplando con asombro cada que señala la enorme pantalla explicando cualquier cosa en imágenes de la empresa desde sus inicios hasta ahora, pero lo que más me sorprende es que la idea de hacer una gala por este aniversario es con fines benéficos, y es que William tiene una fundación cuya labor se centra en dar apoyo de todo tipo, principalmente económico, además de becas, a estudiantes jóvenes promesas con o sin recursos, especialmente a estudiantes que deseen convertirse en ingenieros aeronáuticos o ingenieros aeroespaciales.

Resulta que William se licenció en ingeniería aeronáutica, entre otras cosas.

En esta gala me está quedando muy claro que sé muy poco sobre él.

Me mantengo atenta a las palabras que siguen oyéndose a través de los altavoces repartidos por el enorme salón.

Sé que William está aquí porque lo he visto tras la cortina junto a la tarima prestando atención al hombre que habla para todos los invitados con Michelle Kelly, Matthew y otro hombre a su lado.

Cuando llegué al ático me enteré de que había tenido que irse a resolver una emergencia antes de la gala y me tocó salir acompañada solo por Turner a este evento en el que de no ser por Savannah no querría estar.

Me descubro a mí misma buscando su mirada a cada rato con una sorprendente ansia, pero él se mantiene atento al hombre que nos habla a todos en nombre de BlackTech. Desde que he visto a Michelle con el brazo enganchado al de él me ha comenzado a hervir la sangre y no les quito ojo. No entiendo por qué no soporto verla cerca de él cuando no debería importarme. William es un cabrón insensible que solo debería despertar mi repudio, pero para mi mala suerte no es así. Aunque me trate fatal y me den ganas de matarle, en ocasiones como esta, y muchas más, no puedo obviar lo mucho que a mi insensato cerebro parece gustarle ese hombre. Él no se lo merece, no se lo ha ganado y, sin embargo, aquí me hallo suplicando inconscientemente para que me mire aunque solo sea una vez, lo cual es incomprensible, pero terriblemente cierto.

Una ola de fuertes aplausos se oye y me uno para no desentonar, aunque lo cierto es que no he escuchado lo último que se ha dicho.

Sonrío a Savannah cuando me sonríe como si yo hubiese estado atenta los últimos minutos. Está preciosa con el Balenciaga de lentejuelas negras, el cabello castaño y largo convertidos en brillantes ondas marrones que caen por su espalda y los iris grises destacando bajo el ahumado negro de sus párpados. No puedo tener una amiga más preciosa ni más maravillosa que ella.

–Mira qué guapo está Matt –señala hacia la tarima babeando y haciéndole ojitos a él y yo asiento porque tiene razón. El esmoquin gris oscuro de Matthew le luce tan elegante como él y se ve más que bien dentro de las prendas que viste, pero mis ojos no se separan de la vista que ofrece William embutido en ese esmoquin negro azabache que se agarra a sus músculos con elegancia, la camisa blanca impoluta que resalta bajo la pajarita negra que le queda de infarto. Se ha peinado el cabello rubio hacia un lado y no solo desprende elegancia; desprende un aire irresistible, intimidante y arrebatador que me corta la respiración y que provoca un inmenso silencio en el lujoso salón de eventos en cuanto aparece y acapara todas las miradas que se ciernen sobre la imagen espectacular e imponente que ofrece –. Vaya... William está... impresionante.

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