𝐌Á𝐑𝐓𝐈𝐑

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La esperanza era lo primero que tendría que haber perdido. Mírame ahora, diciendo "infinito" y mintiéndote a la cara, imaginando que vivo entre páginas. Supongo que la ilusión me arrastró de nuevo a estas orillas. Podría decir que ni yo habría adivinado mi respuesta, pero la verdad es que nunca te mudaste de mi mente. Imagino que la sed de lágrimas te llevó hasta mí. Lo peor de todo es que desde el principio supe que estábamos pisando las mismas huellas que nos llevaron al abismo. Un herido y ¿dos culpables?

Tan diferente era amar desde tus ojos que aprendí a hacerlo. Yo crédulo, te mostré mis heridas abiertas para que supieras tus blancos. Empiezo a pensar que disparabas sin saber que en tus manos descansaba un arma. De todas formas, la mano sobre mi corazón con la que te juraba falsas promesas no impidió que la flecha atravesara mi pecho. Abriste cicatrices que ya había cerrado y las hiciste más profundas. Me cansé de buscar motivos para encubrir tu crimen y me convertí en el testigo. Otra vez en el mismo lugar, diferente tortura, pero mismo verdugo. Prendiste fuego de las cenizas, pero dejaste que el viento soplara hasta que lo ahogó.

Te mentiría si te dijera que no me esperaba un final así. Hay amores que duelen, pero lo que los diferencia del nuestro es que tú eras el dolor y yo era el mártir.

𝑶𝑵𝑺𝑹𝑨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora