CAPÍTULO 1

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 Las órdenes habían sido muy claras. Quédate con tu hermano. No te separes de tu hermano. Hacer las maletas con lo imprescindible. No dejes a tu hermano mirar por la ventana y no bajéis hasta que os lo diga.

Había sido un día normal y corriente. Como cualquier otro en el instituto. Casi nunca pasaba nada emocionante y no sabía cómo había acabado de esta manera. Mi mente aún estaba confusa...

—Por fin hemos acabado.— Louis sonrió pegándome la alegría. Era muy fácil para él conseguir que sonriese.

—Creo que ha quedado bastante bien.— Miramos orgullosos nuestra maqueta para la clase de ciencias y asentimos. Si, había quedado perfecta.

—¿Quieres que quedemos hoy para celebrar que por fin acabamos con esto?— Negué.

—Lo siento cariño pero tengo que quedarme con Cod. Mi padre no viene a casa desde ayer y mi madre anda de los nervios y no sé por qué. Me pidió que volviese a casa después de clases y me quedase con él.

—Bueno. Podemos celebrarlo el fin de semana. Mis padres se van. Podemos empezar dándonos amor en la cocina, en la piscina, en el cuarto, en la ducha.— Me sonrojé. –Y finalmente, invitar a todos para una fiesta nocturna. ¿Te apetece el plan?

—Me encanta.— Ahuequé mi mejilla con la lengua y después me mordí el labio. Sabía que ese gesto lo volvía loco. Al verme, me miró con sus ojos de pervertido sexual y no pude evitar reírme a carcajada limpia.

—Veo que os lo pasáis bien por aquí.— July acababa de entrar por la puerta y nos miraba divertida. Espero que no haya venido a seguir dando el coñazo sobre retratarnos mientras nos besamos.

—Hola July, nosotros siempre lo pasamos bien. Ya lo sabes. Por cierto, el sábado fiesta en mi casa. Iré avisando a todos poco a poco.— July sonrió y se sentó a nuestro lado, sacó su libreta de bocetos y se metió en su mundo mientras hablábamos. Parando la charla de vez en cuando para mirar atenta hacia el frente, volver a su boceto, de nuevo al frente y mordiéndose la lengua intentando concentrarse. Miré al que estaba siendo su modelo. Louis era hermoso en todos los sentidos. Era fuerte, atlético, guapo. Sus ojos marrón tierra y su pelo castaño ¿Cómo se había enamorado un ser tan apuesto de alguien como yo?

Bueno, no es que sea feo. De hecho creo que soy el chico más guapo del instituto después de Louis, Tengo buen cuerpo aunque esté delgado. Es lo que tiene el atletismo, nada de grasa, poca musculatura y cuerpo formado. Mi pelo nunca me había gustado de mí, siempre lo quise largo pero no me quedaba bien así que acabé resignándome y cortándomelo para tenerlo como cualquier chico... Noté cómo mi móvil comenzó a vibrar en mi bolsillo y lo agarré. ¿Mi padre? ¿Habría pasado algo? Me alejé un poco para poder hablar.

—¿Papá? ¿Ha pasado algo?

—Matt, en 4 minutos estaré en la puerta de tu instituto. Te quiero ahí en cuanto llegue. Tenemos que irnos.

—¿Irnos a dónde? ¿Qué ha pasado?— Mi padre se escuchaba decisivo pero intranquilo.

—Hablaremos luego hijo. Tengo que colgar. Cuatro minutos.— Después escuché el pitido que daba fin a la llamada. Me quedé mirando por un instante la pantalla de mi móvil.

—¿Ha pasado algo Matt?.— Cambié mi vista hacia Louis.

—No sé. Mi padre viene a por mí. Creo que sí que ha pasado algo pero no ha querido decirme. Tengo que irme.— Louis se acercó hasta mí y posó sus brazos en mis hombros.

—Tranquilo. Ya verás como todo está bien.— Asentí. Nos dimos un pequeño beso y me fui de ahí corriendo. Quería saber qué había pasado antes de que mi cabeza paranoica empezase a imaginar cosas raras y horribles.

En cuanto crucé la puerta mi padre ya estaba con el coche. Me subí delante y miré hacia atrás. Cod también estaba ahí. Claro que él parecía muy feliz. Seguramente sacarlo a mitad de la mañana del colegio le hace sonreír, pero yo sé que sólo te recogen así si ha pasado algo malo.

—¿Qué pasa papá? Me has asustado.— Tan solo hizo un gesto con la cabeza, haciéndome entender que no hablaría ahora con Cody ahí. Asentí e intenté relajarme.

En cuanto llegamos a la casa me alegré de ver que mamá estaba bien. Por un momento pensaba que le había pasado algo malo. Ella se paró al vernos y sonrió nerviosa.

—No hay tiempo.— Todos la oímos pero estoy seguro de que hablaba consigo misma. Se dio la vuelta y siguió moviendo cosas de la casa para arriba y para abajo. ¿Qué era lo que estaba pasando?

—Bien Matt escúchame.— Asentí asustado. Jamás había visto a mis padres así. –Quiero que te quedes con tu hermano. No te separes de tu hermano. Hacer las maletas con lo imprescindible. Y no le dejes mirar por la ventana aunque quiera. En un rato subiremos a por vosotros para que vengáis.

Después de eso simplemente me había quedado mirando a la nada abrazando a Cody mientras oía a mis padres gritar.

Habían pasado lo que parecían horas, cuando en el exterior, se empezaron a oír coches. Luego, Aviones sobrevolando rápidamente el cielo. Más tarde, Llantos. Gritos. Miedo. Pero aún no me había atrevido a mirar por la ventana y eso que entre las órdenes de mi padre, no había ninguna que prohibiese que yo lo hiciese. Pero estaba asustado. Podía sentir el miedo a mí alrededor ¿Qué estaba pasando? ¿Había estallado la guerra? ¿Dónde iríamos ahora?

—Matt ¿qué está pasando? ¿Por qué están todos tan asustados?— Salí de mis pensamientos. Debíamos hacer las maletas.

—No lo sé Cody, no lo sé. Tenemos que hacer las maletas. Ven conmigo.— Agarré la mano de mi hermano y lo llevé hasta la cama. Me acerqué hasta la ventana y cerré los ojos mientras cerraba la persiana. Aún no estaba preparado para ver qué es lo que pasaba. Y conociendo a Cod si dejaba la ventana abierta se asomaría a ver qué era. Es como si fuese más valiente que yo. O igual simplemente es porque es curioso e inocente.

—¿Por qué nadie dice nada Matt?— Negué. Saqué la maleta de debajo de la cama y empecé a doblar ropa de ambos. Solo lo más básico. Sabía que esto no eran unas vacaciones.

—¿Habéis acabado?— Me di la vuelta y miré a mi madre. Sus manos no paraban de temblar, su cara estaba hinchada del llanto y su pelo y ropa totalmente desordenados para lo que es ella habitualmente.

—Dos minutos.— ella asintió. Pude ver que pese al mal aspecto y a lo rota que se veía por dentro mantenía su mirada decisiva, valiente y a alerta. Mi madre no se rendía fácilmente. Si esto era la guerra, su afán de protección sería más fuerte que sus miedos. Se acercó y me ayudó a terminar de hacer la maleta.

—¿Mamá qué está pasando?— Preguntó Cod, me acerqué hasta él y miré a mi madre. Sabía que ella no miente nunca pero no quería responder a esa pregunta y menos, tener que responderla a un niño de 7 años.

—Hablaremos en el coche. Matt, lleva a tu hermano abajo. Yo llevaré la maleta.— Asentí y empujé a mi hermano para que saliese de la habitación. Ninguno de los dos perdimos de vista todos los movimientos de mamá hasta que llegamos a los escalones y comenzamos a bajarlos.

Mi padre esperaba debajo de la escalera. Movió los brazos llamando nuestra atención.

—Tenemos que irnos rápido chicos.— Cuando llegamos abajo del todo mi padre nos abrazó. Esto no me gustaba ¿Acaso se estaba despidiendo? Cada vez estaba más asustado.

—¿Papá qué está pasando?— Estaba claro que Cody no pararía hasta enterarse de la verdad.

—En el coche.— Repitió mi padre como había dicho mi madre. Cogí la mano de Cod y una de las maletas que había en el suelo y me dirigí hacia el garaje. Cuando llegué vi que el coche ya estaba totalmente equipado con comida, bebida y algunas maletas y mantas. Dejé la maleta que tenía en la mano y me metí en el coche detrás de Cody. Abroché su cinturón y luego el mío. En cuanto mis padres llegasen saldríamos por esa puerta y tendría que enfrentarme a la realidad. En cuanto llegasen, seguramente acabaría mi vida de estudiante de diecisiete años normal y corriente ¿Qué sería de mí? ¿Qué sería de Louis? ¿Estaría bien? Suspiré temeroso. Minutos después. Mis padres subieron con prisa al coche y se cerraron las puertas.

S.A.M (Sobreviviendo al mañana)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora