Capítulo 4: Felicidad.

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—¿No lo entiendes, Nessie? —preguntó John— Si no eres mía, no serás de nadie, no lo permitiré jamás.

Dicho eso, me pegó un puñetazo y me lo callé porque me dijo que si me chivaba me pegaría otra vez hasta que dejara de hablar. Jamás se lo conté a nadie, ni a Malik.

Aquello pasó en nuestra adolescencia, antes de volver a Bristol de nuevo. Lo pensé después de haber llorado toda la noche, como también recordé la cara de desprecio de John al oír que no quería tener a ese bebé. De hecho me duele haber abortado, al fin y al cabo... Era mío y sé que sería una buena madre para él, pero no ha podido ser. No podría aguantar el hecho de que si me ha maltratado a mí, podría hacer lo mismo con nuestro hijo.

Si me pongo a pensar en Malik, pienso que no importa quién se quede a mi lado, si no es él, porque siempre será el único héroe en mi vida. Lo sé, porque él me reconoció como la heroína de su existencia públicamente, admitiendo en una entrevista que cuando la vi no pude evitar estallar en lágrimas.

—Nessie es el amor de mi vida, mi amor más platónico sin necesidad de ser romántico. —dijo, con una sonrisa de oreja a oreja plantada en su rostro como si fuera automático decir eso y combinarlo.

Malik durante mucho tiempo me hizo vivir en un cuento de niños feliz con el que sentía algo parecido a la calidez de una familia y tal vez... A la felicidad de un amor que en este caso sería platónico.

—Tal vez ni siquiera te hayas dado cuenta, pero con tan solo sonreír mi mundo tiene más sentido. —explicó una noche de nuestra adolescencia en la masía francesa de John— Mi deber en lo que me queda de vida será protegerte por siempre, porque para mí eres la fuente de la admiración. Cada una de tus sonrisas me da la fuerza de mil militares, una fuerza que soy incapaz de resistir.

Lo cierto es que la admiración que sentimos el uno por el otro podría confundirse con amor fácilmente, si soy honesta.

Tras esa noche del capítulo anterior, pude oír una conversación en la cocina del apartamento. Malik se había quedado ahí toda la noche, por si John hacía algo erróneo.

—Un hombre frío y maquiavélico como Pierre y tú, jamás podría hacer feliz a un ángel como Nessie que merece una vida en las nubes. —espetó Malik, con desprecio— Así que, por tu bien, será mejor que no te acerques a ella, no haces más que darle problemas y la has arruinado para siempre. Sé de sobras que tu plan era embarazarla para hacerla tuya por siempre.

—Así es, me has pillado. —reía John, con maldad— No permitiría jamás que otro hombre la tuviera, ni siquiera he podido aguantar veros juntos en una misma habitación y eso que te he considerado mi mejor amigo. En cierto modo, me duele que no me apoyes.

—A un ser repugnante y maquiavélico nunca podría apoyarle, estamos hablando de Nessie, mi Nessie, así que vete de aquí y déjala en paz.

—Si eso es lo que quieres, me iré, pero te aseguro que la próxima vez si sucede... No querrá abortar.

—Eres un hijo de la gran...

—Eso lo eres tú, eres adoptado porque tu madre era una prostituta drogadicta y no lo sabías hasta hace poco tiempo. ¿Sigues buscándola, no? No perdería mi tiempo en ir tras una mujer fracasada que vive en las nubes, porque si esperas que Nessie viva en las nubes también...

—Vete. —gruñí desde mi habitación.

Me levanté de la cama y entré en la cocina, ambos se sorprendieron al ver que les había escuchado.

—Vete de aquí, coge tus cosas y no vuelvas más. —espeté— No quiero verte cerca de Malik ni de mí, déjale en paz.

—¿Debería dejarte en paz a ti también? —preguntó John, con frialdad— ¿O volverás a mí como un perrito abandonado sin familia? Siempre he sido lo único que has tenido.

Shifting Skins | El diario de Nessie AyersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora