Cuando guardo mi teléfono busco rápidamente a Leo con la mirada. No sé para dónde mirar pero después de caminar sin rumbo por aquella casa Matt señala con su dedo índice el paradero de mi amigo.
El joven se encuentra arriba de una mesa con dos chicas hermosas y bebe unos shots de tequila de sus pechos como si fuera la cosa más fácil del mundo. Unos segundos después el público festeja su destreza y él sonríe satisfecho.
-¡Leo!
Cuando llego a su lado digo su nombre para que me preste atención pero no parece oírme.
-¡Leo! -grito nuevamente y logro escabullirme entre las personas, luego tiro de su pantalón con impaciencia-. ¡Leo, escúchame!
Mi amigo mira hacia abajo y me reconoce. No está ebrio pero sí un poco alegre y me regala una sonrisa de felicidad.
-¡Julia está en aprietos! ¡Debemos volver a la residencia!
El rostro del joven cambia drásticamente y recupera los sentidos en un abrir y cerrar de ojos. Sin demorarse ni un segundo más se baja de la mesa y me toma de la mano para dirigirnos a la puerta principal.
Una vez que salimos de la fraternidad empezamos a correr las tres calles de distancia que nos separan de Julia. Algunos jóvenes nos miran con curiosidad y otros ni siquiera notan la desesperación en nuestros rostros para llegar lo más rápido posible a mi habitación.
-¿Te dijo qué ocurrió? -pregunta Matt mientras corre a nuestro lado.
-¡Está encerrada en el baño! -grito sin dejar de mirar hacia adelante y con la voz agitada-. ¡Julia le pidió que usara preservativo y el imbécil se negó! ¡Parece que está ebrio y quiere obligarla a tener sexo!
-¡Maldito hijo de puta! -exclama Leo con frustración y logra correr aún más rápido.
Matt me observa con preocupación. Sin embargo, no puedo hacer nada al respecto hasta que lleguemos a su lado. Lo único que espero es que Julia siga encerrada en nuestro baño para evitar que algo peor le suceda.
Entramos a la residencia unos minutos después y atravesamos el pasillo como si nuestra propia vida estuviera en peligro. Luego saco mis llaves cuando estamos a unos seis metros de distancia y les aviso a los chicos para que me hagan lugar pero Leo no me espera. Por el contrario, con una fuerza sobrehumana abre la puerta trancada con seguridad al empujar su hombro en ella. Suelto una maldición por la sorpresa de aquello y Matt me frena para evitar que entre con ellos. No opongo resistencia, entiendo que lo hace por mi seguridad y mi presencia allí adentro sólo entorpecería las cosas.
El ambiente está en completo silencio y aquello me preocupa así que unos segundos después asomo la cabeza por la puerta rota y veo que no hay nadie más que Leo intentando llamar a Julia, quien sigue adentro del baño.
Matt me observa y se acerca a mi lado con los hombros más relajados.
-¿No está?
Niega con la cabeza. Luego veo que Julia abre levemente la puerta del baño pero no sale. Leo le dice algo que me resulta imposible de escuchar y viene hacia donde nosotros.
-Yo me quedo con ella.
-¿Qué? -reprocho-. Ni de broma, es mi amiga.
Intento entrar a mi habitación pero Matt me toma del brazo y Leo pone su cuerpo para impedir que ingrese. Luego acerca su rostro al mío y me mira con expresión serena.
-Char, yo me quedaré con ella -repite y no parece dispuesto a cambiar de opinión.
Suelto un suspiro cansado y doy un paso hacia atrás, al lado del pasillo. Leo saca su juego de llaves y se lo tira a su compañero de baloncesto.
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La Siguiente Lección
RomanceCharlotte es una joven que vive una vida universitaria tranquila junto a sus mejores amigas y compañeras de habitación. Su día se divide entre los estudios y un trabajo de medio tiempo como tutora de literatura inglesa en su universidad. Sin embarg...