CAPÍTULO 19: Astro(a)melia

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La astromelia tiene uno de los significados más bonitos. Es el símbolo de la amistad duradera. Cada flor contiene seis pétalos y cada uno de ellos simboliza una faceta muy importante de la amistad: entendimiento, paciencia, compromiso, empatía, respeto y humor. Es una flor que lo tiene todo.

Amelia cree que no ha estado tan nerviosa en toda su vida. Quedan tan sólo cuatro días para Navidad, y el éxito o fracaso de esa celebración, dependerá por completo del éxito o fracaso de la cena de esta noche. Sus padres se han marchado a Galicia para celebrar la Navidad con la familia de su madre, así que ella les ha pedido permiso para alojar a sus amigas en su casa durante su ausencia y así pasar estas fechas juntas. La vivienda es enorme, y hay una habitación de invitados y un sofá cama. El objetivo ahora, es conseguir que ellas accedan a quedarse.

Esta mañana Emma ha llegado a Granada desde Madrid. Su partida hacia la capital fue muy repentina. Tan sólo una semana después de haber vuelto de las vacaciones en Francia (hace ya más de tres meses), Emma les escribió un escueto mensaje a Min-ho y a Amelia en el que decía "Vuelvo a Madrid, nos vemos".

Teniendo en cuenta el carácter intenso de Emma, ninguno de ellos se sorprendió demasiado por su escueta manera de despedirse, pero eso no hacía que escociera menos. Entendían que lo que había ocurrido entre ella y Mara requería de cierta distancia, y quizá fuese la mejor decisión por el momento. Pero todo el grupo de amigas sufrió su ausencia y su casi inexistente despedida. Ni Amelia ni Min-ho llegaron a saber nunca de qué manera Emma se despidió de Mara, y puede que nunca lo sepan.

Lo único que han podido percibir durante estos meses, a pesar de la ausencia de Emma, es que Mara está más serena, más tranquila. Esto, en parte, es bueno. Pues Mara llevaba años cargando con un peso terrible que la hacía vivir siempre con cierta angustia y dolor. Ahora eso había desaparecido, aunque lo ha sustituido otro tipo de sentimiento que ellos no saben descifrar. Puede que, a rasgos generales, Mara esté mejor desde que ambas se separaron. Pero está claro que hay cosas por cerrar, heridas que aún no han cicatrizado y que deben curarse.

Que Emma y Mara vayan a verse por primera vez esta noche después de tanto tiempo, es sólo una de las preocupaciones de Amelia. Hay otros asuntos que tratar esta noche que la tienen con los niveles de estrés por las nubes.

—Tienes que parar de dar vueltas con ese jarrón en la mano, —le dice Min-ho quitándole dicho jarrón de encima y haciendo que sus pensamientos vuelvan a la tierra. —Está bien tal y donde lo has puesto la primera vez, no le des más vueltas.

—Ay, lo sé. Perdona, tengo la cabeza en otro sitio.

—No te preocupes, de verdad. Tengo fe ciega en que el recuentro entre ellas no va a ser negativo —dice Min-ho mientras coloca el jarrón en el centro de la mesa que están decorando para la cena de dentro de unas horas. —Sé que Emma es impulsiva y todas esas cosas, pero es más madura de lo que creemos que es. Hizo algo que poca gente tendría el valor de hacer, que es marcharse para dejar de hacer daño a alguien. Sabes tan bien como yo que se fue para no seguir lastimando a Mara. Si fuera egoísta no habría sido capaz de recapacitar, y se habría quedado aquí haciendo lo mismo que hacía siempre.

—Lo sé, tienes razón —suspira Amelia. —Sé que, por encima de todo, Emma quiere mucho a Mara y que no va a plantarse aquí casi más de tres meses después a sembrar discordia.

Lo que Amelia no le dice a Min-ho es el resto de cosas que le rondan la cabeza y que, en cierta manera, están directamente relacionadas con él.

—Oye, qué bien que tus padres nos dejen su casa para la cena de hoy —comenta Min-ho mientras sigue decorando el árbol de Navidad que había comenzado antes.

EL JARDÍN QUE DIBUJAMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora