la última respiración

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Advertencias: contenido sexual, pensamientos negativos, suicidio, infidelidad.

La línea del tiempo es borrosa. Escribí esto antes de que Leo se fuera al  Inter o se supiera que iría al Inter ,fue doloroso de escribir a decir verdad.  :(

Por favor tener en cuenta que todo esto no es nada más que ficción.

*

La única cosa que se podía escuchar en la habitación eran las respiraciones. Los rayos del sol naranja se estaban a través de las grietas de las persianas, y él deseó poder subirlas para ver cómo el sol era opacado en el movimiento del planeta, pero no pudo. Todo era nuevo, con lo nuevo venía la paranoia de que algo fuera a salir mal. Esa paranoia estaba incrustada en el centro de su corazón, así que prefería no arriesgarse a nada, aún sabiendo que, donde estaban, nadie lo sabría.

Nadie sabría cuántas veces su piel había sido besada y acariciada mientras el sol seguía su camino. La forma en que su nombre había sido murmurado de manera devota y dulce, mientras era llevado al punto más alto de su vida. En la caída, al menos, había sido sostenido con manos fuertes, que dejarían huellas en su piel, y un aliento cálido en el espacio entre su cuello y su hombro.

Un teléfono vibró, al pie de la cama. Pensó que se trataba de un simple mensaje o notificación, pero cuando la vibración se siguió repitiendo aceptó que no era así.

 Neymar suspiró, antes de rodar en la cama y levantarse. Leo estaba dormido de manera profunda, tan pacífico que no quería perturbarlo y sacarlo de su descanso. No era su teléfono, porque ese estaba en el sofá de la sala donde habían estado jugando antes de empezar a besarse, sino el de Leo. La pantalla estaba iluminada con un hombre que hizo que su estómago se retorciera, nauseabundo.

Anto.

La esposa de Leo. La madre de sus hijos. El amor de su vida.

Recogió el teléfono con las manos temblorosas, sin la intención de contestar pero con el deseo de que la llamada se terminara. Estaba a medio camino de ponerlo en el mueble a la par de su cama cuando la vibración terminó. La pantalla se iluminó con un mensaje al instante.

Amor, dónde estás??

Neymar dejó el teléfono en el mueble, poniéndolo tan rápido como si le hubiera quemado las manos. Tal vez no las manos, pensó, pero sí alguna pieza suelta de su corazón. Esa que estaba desesperanzada y que le seguía diciendo que lo que estaban haciendo mal. Que no iba a pasar mucho tiempo antes de que todo se derrumbara.

Él sabía, por supuesto que sí. Sabía que estaba mal por miles de razones diferentes y válidas, pero aún así no pudo contenerse a sí mismo de hacerlo. Leo, por más que luchara incluso cuando estaban juntos y se estaban besando como si fuera la última vez, tampoco podía. Se sentía demasiado bien estar juntos, la forma en que el tacto de sus pieles provocaba cosquilleos y sus labios encajaban tan bien juntos.

—¿Ney? 

La voz de Leo se escuchaba un poco rasposa y suave por la somnolencia. Neymar se acostó en la cama y se hundió en sus brazos, tratando de borrar los pensamientos de su propia mente. Pensar no siempre le hacía bien, pero lo bueno era que no necesitaba hacerlo mientras tuviera a Leo con él.

—¿Sí?

Leo murmuró, sus ojos abriéndose y cerrándose en un parpadeo lento, antes de frotarse los ojos con la mano. Parecía un niño de esa manera, le provocaba ternura y cariño en el pecho.

—¿Qué hora es?

Siempre empezaba así. ¿Qué hora es…? Y media hora después, se estaba yendo, sin mirar atrás ni una sola vez y dejándolo en soledad. Neymar tendría que esperar media hora antes de irse por su propia cuenta.

la última respiración • neymessiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora