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POV Nayeon

El silencio era una de las cosas que algunas veces amaba, y otras que odiaba tanto como a las personas creídas.

Podia soportar silencios tranquilos, de esos que disfrutabas con alguien a tu lado, pero estaban los silencios incómodos que no sabes que hacer con esa persona para romper eso y no se sienta tan... extraño.

Podría definir las incomodidades que me causaba el silencio, pero eso era lo de menos. Me acurruqué más en el pecho de mi hermana y torcí el gesto cuando la alarma volvió a sonar, interrumpiendo el silencio y mi jodido sueño.

—No seas peresoza, floja. —escuché que dijo Mina, pero la ignoré tratando de volver recuperar el sueño que la puta jodida alarma me había interrumpido.

¿Por qué siempre que duermo temprano el sueño quiere dominarme más? ¡Dios mío! Me dan más ganas de dormir que cuando suelo dormir tarde.

—Es tu jodida culpa, puta.

Golpeé el vientre de Mina cuando su risa se pronunció más y terminé levantandome bastante malhumorada.

—Yo no te obligué a dormir conmigo, floja.

Me sentí indignada por lo que dijo. ¿Como iba a decir eso cuando cada viernes nos tocaba dormir juntas después de ver una película?

Desde que llegó a la casa lo volvimos costumbre porque ambas teníamos los mismos gustos de películas.

Hacemos muchas cosas juntas por la misma razón. Era justo que me sientera así, por lo tanto, mis labios se volvieran una fina línea por su risa incontenible y me giré hacia el baño para arreglarme, ya que por la hora que tenía marcaba el reloj, solo faltaban minutos para mí primera clase.

—¡Es broma! ¡No te enojes conmigo, hermanita! —gritó atraves de la puerta que yo había cerrado para no escuchar su risa burlona— Nayeon... abre la puerta
Ignoré su voz suplicante.

Eso fue muy malo de su parte aún cuando fuese una broma. Su insistencia en que le abriera la puerta seguía mientras yo estaba bañandome, e incluso cuando salí seguía tocando la puerta.

Y no dejó de hacerlo. Fueron mas de quince minutos que estuvo en lo mismo y que yo ignoré muy tranquilamente. Ya cuando decidí abrir para lo que iba a ponerme, no se había ido.

Desistir no es una palabra que Mina conozca.

—Era broma, Nayeon.

Apreté mis labios para no reír ante su seriedad y no soporté retenerla cuando ella se dio cuenta de mi esfuerzo por no burlarme.

—Eres una tonta. —se acercó a alborotar mi cabello, haciendo que la toalla con que cubría mi desnudez cayera por mis intentos de detenerla.— Oh.

—"Oh" —imité su gesto, notando que se estaba fijando en mis pechos con mucha atención, e incluso cruzó sus brazos y una mano subió a su barbilla— ¡Mírate las tuyas, idiota!

Formó una "o" en sus labios.

—Se ven más grandes...

—¡Mina! —grité de vergüenza cuando no cedía a darme lo que quería y su risita burlona no la estaba soportando.

Sus chistes no sabía cómo tomarlos. Llevábamos más de tres años viviendo juntas con nuestros padres y nuestra conexión era fuerte. Lo fue desde que nos presentaron.

Mina no es mi hermana. De hecho, cuando papá conoció a su madre yo estaba terminando la secundaria y ellas no vivían en corea, sino en Japón.

Un día que yo iba de regreso a casa, papá ya estaba con su nueva esposa. Yo no lo tomé a mal porque siempre quise que mi padre se diera otra oportunidad después de la muerte de mi madre, así que no tuve ningún problema en que viviera con nosotros.

Indebido | MinayeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora