Capítulo 23. Amor de padres

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- Emma, apreciamos todo lo que tú y tu familia han hecho, pero nos han hecho llegar noticias que el enemigo busca a tu hija – el líder del clan había convocado a una reunión de emergencia – Creemos que ya saben que puede crear portales, la ven como una amenaza. Deben ponerse a salvo, en el plano humano nunca los encontrarán

- No podemos simplemente dejarlos, sé que no soy uno de ustedes, pero me han brindado un hogar aquí y estoy dispuesto a luchar con ustedes – Terrence se negaba a marcharse

- Terrence tiene razón, ahora también son nuestra familia. Incluso estamos emparentados de alguna u otra manera, yo también soy una elemental, no los abandonaré

Terrence y Emma habían estado debatiendo qué hacer, ellos querían mucho a su hija y no querían que le pasara nada malo, pero tampoco querían abandonar a su tribu. Y solo encontraron una solución, lucharían contra quien sea que fuera el responsable de la guerra y en lo que terminaba la lucha interna pondrían a salvo a su hija en el plano humano. Terrence y Emma sabían que iba a llegar el momento de separarse de Baella, por lo que cada día que pasaba aprovechaban para convivir con ella, incluso le celebraron su cumpleaños número nueve, querían que su hija lo disfrutara, pero no sabían que esa noche habría un ataque.

- ¿Dónde está la pequeña?

- ¡¿Cómo pudiste hacernos esto?! Es solo una niña – Terrence y Emma se encontraban protegiendo a Baella, quien se encontraba asustada al ver como la tribu en el que hace unos días corría y jugaba ahora se encontraba en llamas

- Emma, llévate a Baella, ganaré tiempo – le susurró Terrence, quien en un abrir y cerrar de ojos se lanzó contra la persona que amenazaba con llevarse a su hija - ¡Corre! – Emma tomó entre sus brazos a Baella y se teletransportó lo más lejos que pudo, cuando volvieron a pisar el suelo corrió un par de metros y cuando no pudo más le pidió a su hija que abriera un portal al plano humano, a su antiguo hogar.

Baella desconcentrada por el miedo abrió un portal y junto con su madre cruzaron, sin embargo Emma se dio cuenta que aquel lugar no era la ciudad en la que vivían, Baella había abierto un portal en otro lugar. No tenían mucho tiempo, Emma necesitaba regresar a Ashkaly para ayudar a Terrence.

- Baella, papá y mamá te aman muchísimo ¿lo sabes verdad? – la niña asintió

- Mamá tengo miedo, hay que ir con papá

- Claro que si, en unos minutos regresaré por ti junto con papá. Te quiero mucho hija – Emma sentó a Baella en una banca vacía cerca de una plaza, le dio un beso y recitó un hechizo que hizo que su hija los olvidara, incluido todo lo relacionado con Ashkaly. Le dolió hacerlo pero si no regresaban con vida, era mejor que su hija olvidara todo, solo así aquella persona no volvería a buscarla. Emma no quiso voltear antes de marcharse, temía no poder irse si volvía a ver a su pequeña.

Abrí los ojos y me di cuenta que seguía parada en medio de la laguna, la sacerdotisa había tomado su forma original y seguía sosteniéndome de las manos, poco a poco sentí un gran nudo en la garganta, no pude evitar sollozar. No me reprimí, lloré como nunca, me dolía tanto mi pecho, como si me hubieran quitado algo muy valioso. Y no era para menos, había perdido a mis padres, siendo sincera hubiera preferido mil veces que me hubieran abandonado por que no me querían, pero mínimo así sabría que están vivos, pero ahora que sé que se sacrificaron me sentía tan mal por haber crecido odiándolos. Lo lamentaba tanto.

Cuando me tranquilicé un poco la sacerdotisa y yo salimos de la laguna, en donde Damian me esperaba un poco preocupado. Damian al verme el rostro y darse cuenta que seguía desbordando lagrimas se aproximó hacia mí y me abrazó fuertemente mientras frotaba con ternura mi espalda.

- Tranquila Mili – susurraba

- Denna acompaña a Milena adentro y dale una poción relajante

- Sí sacerdotisa – Denna me tomó del brazo y me hizo acompañarla al templo, Damian nos iba a seguir pero la sacerdotisa lo detuvo, no alcancé a oír qué le decía

- ¿Por qué no le dices lo que sientes? – la sacerdotisa le preguntó a Damian

- Lo siento, pero no sé de qué está hablando

- Hijo por favor, yo lo veo todo, incluso puedo ver el deseo que emana de ti cada vez que Milena está cerca de ti

- Está equivocada, pero aun así le agradezco su ayuda sacerdotisa

- Si no le dices, alguien más vendrá y te la arrebatará

- Si ella está destinada para mí entonces no tengo de qué preocuparme

- Muchacho, a veces nosotros mismos podemos cambiar el destino. Solo no digas qué no te lo advertí 

ASHKALY: en búsqueda de la verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora