único

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Beomgyu observó el techo con aburrimiento por no sabe que vez en todo el día. Soltó un nuevo suspiro y luego un grito ahogado cuando volvió a recordar las palabras que su madre siempre decía: "suspirar es quitarle aliento a tu vida." Su madre siempre solía decir cosas que aunque parecieran ser tontas terminaba obedeciendo, un buen caso era el de su vida actualmente.

Beomgyu estaba cansado de estar encerrado, pero no era como si pudiera hacer otra cosa.

Todo empezó desde antes de su nacimiento.

Su madre era china y su padre los había abandonado desde antes del nacimiento de Beomgyu, su madre, con un poco de ayuda de familiares y amigos se fue a Corea Del Sur en busca de una mejor vida y buscó empleos por todas partes. Al final, la mujer tuvo la suerte o la desdicha de ser contratada por la familia Choi, una familia que parecía ser perfecta ante los ojos de los demás pero la verdad era sabida dentro de aquella gran mansión.

La familia se dedicaba al tráfico de todo tipo de cosas ilegales, desde armas a drogas y hasta pinturas invaluables, los Choi conseguían todo. Pero las cosas materiales no eran lo único, los Choi también podrían deshacerse de cualquier cosa, papeles que mancharán el historial de alguien, pruebas de asesinatos y también de personas. Mataban por encargo sin ninguna piedad, los Choi realmente podían hacer y tenerlo todo.

Y cuando Beomgyu decía todo, en serio era todo. Los hijos de Choi Dongwook siempre tenían lo que deseaban; carros, dinero, joyas, chicas, chicos... Todos sus caprichos eran cumplidos.

Cuando su madre ya tuvo mas de diez años trabajando para los Choi era considerada parte de la familia, Beomgyu iba de vez en cuando a la gran mansión, iba en esos días cuando la señora no podía encontrar a una niñera confiable para el.

Entonces un día a el menor de la casa le encantó jugar con Beomgyu y desde aquel día el pequeño Chino comenzó a ir a la casa de los Choi con su madre y se dedicaba únicamente a jugar con el pelinegro.

A Beomgyu le gustaba, el niño era simpático, tenía una sonrisa tierna y tenía muchos juguetes que él en su vida nunca podría tener. Pero Yeonjun era extraño, un día simplemente se acercó de más mientras jugaban en el patio trasero, y mirándolo a los ojos le dijo algo que descoloco al pequeño Beomgyu completamente.

"Vas a ser mío algún día. Para siempre."

El pequeño chino se sorprendió, pero Yeonjun se encogió de hombros luego de decir aquello así que el no dijo nada y continuó jugando como si nada.

Que tonto fue Beomgyu.

Si Choi Yeonjun había dicho que sería suyo algún día debió hacerle caso a aquellas palabras, después de todo Yeonjun era el consentido de los Choi y siempre se le daba lo que deseaba, incluso si eso era difícil o imposible para alguien normal, incluso si eso era el. Y vaya que lo consiguió, pues la señora Lim enfermo y los Choi se hicieron cargo de todo los gastos. Beomgyu estaba agradecido porque siempre pensó que todo sería por agradecimiento hacia todos esos años de servicio hacia la familia.

No fue así, en su último aliento de vida su madre le confesó que estaba prácticamente atado a Choi Yeonjun por el resto de su vida. Tendría que quedarse viviendo con los Choi y ser la pareja del hijo menor de aquella casa.

Beomgyu creyó que fue una mala broma de su madre en su último momento, pero todo era tan malditamente en serio.

Desde los 16 años vivía en la mansión Choi, teniendo que acostumbrarse a su estilo de vida y a lo que conllevaba estar relacionado con una familia tan peligrosa como lo era aquella, principalmente por todos los enemigos que estos llevaban en sus espaldas, pero incluso así, contrario a lo que pensó que sería su vida esta no era tan mala. Beomgyu salía, bailaba, reía, visitaba los mejores lugares de Corea y hasta había viajado a diferentes países. Pero siempre, siempre con Choi Yeonjun a su lado. El no iba ni a la esquina solo, desde antes de comenzar a vivir con los Choi oficialmente ya sabía lo que era tener a Yeonjun detrás de él como un perrito. Ahora todo era incluso peor, cuando Yeonjun no estaba a veces bajaba las escaleras y todos sus cuñados lo seguían como si fuera a escapar.

 𝙢𝙖𝙛𝙞𝙖 𝙗𝙤𝙮𝙛𝙧𝙞𝙚𝙣𝙙 | yeongyuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora