CAPíTULO 4: Maldita incertidumbre.

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14 de Noviembre de 2020. 7:01 a.m.

Había pasado un minuto entero desde que había apagado mi alarma y se sentía eterno, no quería levantarme, los problemas con mamá me dan náuseas e incomodidad en el cuerpo, y cada domingo por la mañana me siento muy cansada, quisiera poder levantarme hasta tarde y descansar un día como hoy, pero no podía, debía ir al trabajo.

Mamá y yo trabajamos en un restaurante de comida mexicana, pero yo solo voy los fines de semana.

Normalmente nos despertamos cada Sábado y Domingo a las 7 a.m.

Luego, mientras entro a ducharme, mamá busca las prendas que decidirá ponerse para que cuando yo termine, ella entre al baño y se arregle, en lo que yo visto mi uniforme, el cual solo consta de un pantalón de mezclilla y una camisa polo de color rosa.

Pero hoy yo no me sentía con ánimos, sabía que ella no querría dirigirme la palabra y eso me hace sentir muy extraña, detesto ver a mamá molesta, y más si es conmigo.

Conté hasta tres para levantarme, tomar una toalla y luego dirigirme al baño.

Al acercarme allá, pude notar por el sonido del clóset que mamá se encontraba despierta y buscando sus prendas de hoy.

No sabía si debía de dar el primer paso a un intento de conversación o si lo daría ella, pero no tuve el valor suficiente para intentarlo, así que solo abrí rápidamente la puerta del baño y entré, un poco aliviada de no haber tenido un encuentro incómodo recién comenzando el día, pero sabiendo que de igual manera tendríamos que hablar.

Al terminar, fuí hacía mi cuarto y comencé a vestir mi uniforme.

Estaba poniéndome los zapatos, cuando después, sentí la vibración de mi teléfono a un lado de mí.

Era Luz.

—Buenos días, cariño♡, ¿Cómo estás?.—dijo, claramente angustiada por lo del día anterior.

-Hola preciosa, buenos días, pues..., no tan bien, no he podido hablar nada con mamá aún, en realidad, estoy algo nerviosa por eso, además, ya no tardamos en irnos.

-Me imagino, pero tranquila, yo sé que estarás bien, solo es cuestión de esperar un poco más, ya sabes cómo es.

Eso lo sabía, pero ya tenía mucho tiempo sin discutir con mamá, y no había hecho nada para arreglarlo aún, por ende no sabía las consecuencias que esto me traería.

Y si eso involucraría mis planes con Luz.

Eso me preocupaba lo suficiente para querer solucionarlo aún más pronto.

Así que terminé de vestirme y salí a la sala de estar para esperar e irnos.

Y no fue por mucho cuando mamá salió al mismo tiempo que yo, y ambas fuimos directamente a la calle asegurando la puerta con llave.

Subió a la camioneta para poderla encender, para luego yo subir al otro asiento cargando mi mochila conmigo.

Nos abrochamos el cinturón, y una vez listas, comenzó a avanzar.

Eran las 8:10 a.m.

Aún seguía dudando en si debía decir algo, pero la idea cesó cuando observé a mamá poniendo música en la radio del estéreo, y como suponía, no quería hablar conmigo todavía.

Seguramente aún estaba organizando sus ideas, pero eso me generaba cierta incertidumbre, claramente.

Al menos, gracias a eso, el camino se hizo un poco más relajado y 30 minutos después, llegamos al trabajo.

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