- Es un viejo cobarde - Escupió mi compañera cuando llegamos nuevamente a nuestra celda-
- Solo tiene miedo, como para no tenerlo, el tipo que me asecha es el mismísimo diablo-
Vega había sido amenazado con la vida de su nieto si no se alejaba de mi asuntos, claro que Adam no se quedaría quieto. El pobre hombre no tenia otra opción que dejarme a mi suerte por su propio bien, no estaba molesta y tampoco me sentía traicionada de ninguna manera.
-Reina ¿Podremos ir al gimnasio hoy ? Ciento que lo necesito- Me tire en el catre y mire el feo techo como si fuera interesante- Necesito hacer algo o realmente me volveré loca-
-Claro, me encargo- Se levanto y llamo a la guardia de turno - En quince nos abren- Asentí sin despegar mi vista del mismo lugar-
Cuando llegamos tome unas vendas y envolví mis manos como había visto hacerlo a mi compañera, podía sentir su mirada sobre mi. Hable sin mirarla .
- ¿ Por que tan sorprendida, pensé que ibas a enseñarme a defenderme? -Levante la cabeza y le enseñe las manos ¿ Era así y puse las vendas mal? -
- Ah ... si es algo así ¿Segura que te sientes bien hoy para esto?- Solo subí y baje mis hombros en señal de que me daba igual-
- Bueno por donde empiezo - Me señalo las bolsas que colgaban en una esquina de gimnasio.
Reina me enseño primero como golpear con los puños sin hacerme daño y luego sumo series de patadas y al mismo tiempo que me cubría el rostro en defensa. Las horas habían pasado y yo parecía no agotarme, golpeaba, pateaba , me cubría una y otra vez. Mientras mi cabeza iba haciendo un repaso de mi vida en general, la furia solo se intensificaba cuando pensaba en las falsas sonrisas de Anabela, los besos y caricias de Adam, la arrogancia de ese abogado llamado Sebastián.
Fui detenida por Reina que me miraba espantada, seguí su mirada que recaía en mis puños bañados de un color rojo. No había notado que mi respiración en algún momento parecía querer reventar mis pulmones.
-Creo que por hoy es suficiente - Suspire no quería parar y ella lo notaba - Se lo que sientes y auto destruirte por mas que te haga sentir mejor te aseguro que no ayuda -
-Lo se, pero es una sensación que nunca sentí y parece que esto me ayuda de cierta manera - Ella negó-
-Solo parece que lo hace .... Ágamos una cosa mientras curo tus manos, trata de explicarme que es lo que te sucede y no me refiero a todo lo vivido hasta el momento, si no que pasa por tu cabeza en este instante ¿Me explicó?-
Me sentó en uno de los bancos con delicadeza y comenzó a sacar las vendas con sumo cuidado, era un poco cómico ver en su cara muecas de dolor siendo yo la que estaba herida y no ella. Saco un botiquín de primeros auxilios de un estante que contenía solo una botellita con un liquido trasparenté y algodón, con eso comenzó a limpiar mis nudillos.
-No te escucho - Suspire ruidosamente logrando que ella me mirara con los ojos entrecerrados como madre dando un ultimato, sin otra opción desvié la mirada enfocándome en unas pesas a la distancia-
- No se muy bien como expresarlo, siento ganas de gritar, de llorar, pero al mismo tiempo me siento furiosa y quiero reírme de toda la mierda en la que termine- Heche mi cabeza para atrás como si intentara comprenderme a mi misma - Dígame usted señorita psicóloga ¿Que diablos me pasa? - Intente ponerle un poco de humor a la situación-
Ella tomo el papel muy enserio y tomo su mentón como analizando lo que había dicho - Yo diría que usted se encuentra en un estado de frustración, te sientes impotente y acorralada por un hijo de puta que sabe como jugar sus cartas. Pero parece que estas resistiendo mentalmente la situación a pesar de contener todo esos sentimientos en ti -
- Ah en pocas palabras estoy conteniéndome y eso me perjudica -
- Algo así ¿Por que mejor no me dices que te gustaría hacerle a esa escoria si lo tuvieras enfrente? - Aprete los dientes sin darme cuenta hasta que sentí el dolor por la fuerza ejercida -
-Me gustaría destruirlo, verlo en la peor de las miserias, hasta podría imaginarme matándolo con mis propias manos- Las palabras salieron tan naturales que yo misma me desconocí -
-Dilo Susi, que es lo que quieres - La mire un instante a los ojos -
- Yo quiero ..... yo necesitó vengarme- La conversación fue interrumpida por el ruido de la puerta siendo abierta .
Reconocí a la reclusa que entro primero era la mujer que me hizo llegar el mensaje de Adam, esto no pintaba bien detrás de ella entraron cinco presas mas con objetos en las manos. Reina miro sobre su hombro con una actitud completamente diferente a la que había visto y sonrió con soberbia. Faltaba aclarar que se me erizaron los bellos de la espalda solo con mirarla, parecía tener una persona diferente frente a mi.
-Reina - Susurre pero ella solo me hizo una caída de ojos como si no pasara nada-
-Señoras parece que se equivocaron de lugar, los baños en donde hacen sus orgias masoquistas están por allá - Reina, se incorporo y dio unos pasos quedando enfrente de ellas mientras hablaba y señalaba el lugar- Santo cielos que ovarios se cargaba esta mujer -
- El problema no es contigo, nos pagaron muy bien para mandar una temporada a esa niña rica al hospital - Me ahogue con mi propia saliva - La líder me miro con una sonrisa desagradable y me hablo directamente a mi- Tranquila niña solo serán unos golpes no podemos dañarte de mas - Las carcajadas de reina sonaron por todo el salón -
-Susi, hoy vas a prender como patearle el trasero a las zorras arrogantes como estas, pon atención-
Cuando vi a mi compañera lanzarse con todo no dude en tomar unos de los fieros de las maquinas de pesas y salir en su ayuda.

ESTÁS LEYENDO
Prepárate para mi venganza
RomansaSusana Montesdeoca joven empresaria con una vida sencilla, queda atrapada en los engaños de su prometido, siendo arrastrada a lo más oscuro y perverso de una venganza. -¿Por qué a mí? Yo nunca te dañe- Las lágrimas caían por el rostro de Susana si...