PARTE 1

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La última persona a la que entrevistaron Becky y Nat para el puesto de asistenta fue a Freen. Comparada con el resto de las aspirantes tenía mucha mejor educación y eso la pareja, que vivía cómodamente en un chalet en una zona residencial de Tailandia, lo agradeció al instante.

Para ellos era un mal trago tener que entrevistar a tanta gente de clase inferior a la suya. No estaban para nada acostumbrados. Nat hubiera preferido dejar esa tarea a Becky. Por algo era él el que trabajaba de director de una importante compañía. Ella no tenía una obligación definida y lo menos que podía ser era dedicarse a atender a los trabajos de la casa, aunque no fuera directamente sí al menos delegando las responsabilidades.

Para Becky el hecho de ser una persona que parecía tener alguna educación, aunque por las referencias no lo indicara claramente, fue el motivo fundamental de la elección de Freen. Para él también influyó el hecho de que ésta fuera atractiva, no tanto como podría adivinarse con el vestuario demasiado formal, apropiado para el puesto pero nunca para destacar las formas y encantos que Freen ocultaba. El vestido era bastante ancho, lo que disimulaba sus senos. Tal vez con una talla más de la suya se podría arreglar - pensó.

Pero en la entrevista había llevado unos zapatos discretos y se había pintado bastante mal, junto con el vestido antes citado casi podía pasar por una chica súper mayor, estaba poco agraciada. Acostumbrada a tratar con gente de alto nivel, había podido ganarse las simpatías de la pareja desde el primer momento. La contrataron al terminar la entrevista y en una semana comenzó a trabajar en la casa de ambos.

Freen hacía su trabajo con total discreción. Era una mujer muy despierta y en poco tiempo se enteró de cómo funcionaban las cosas por casa. Nat era un hombre muy ocupado que pasaba poco tiempo en casa. Becky no hacía nada de provecho, se pasaba el tiempo gastando el dinero de su esposo en caprichos. Era una mujer insegura y constantemente estaba de compras, renovando un armario en el que la mayoría de las prendas nunca habían sido utilizadas.

Pero sobre todo Becky era una mujer con falta de cariño. Tenía pocas amistades y su esposo no le daba lo que necesitaba. Las reuniones con amigos la ponían muy tensa. Era gente muy estirada dispuesta a ridiculizarla por cualquier error de etiqueta o cortesía que se cometiera.

Los últimos días Becky había estado muy tensa. Freen pronto supo la razón: era la fiesta de cumpleaños de una amiga de Nat y no era capaz de decidir cómo iba a ir a la fiesta. Esa semana se había comprado dos pares de zapatos y aún así no estaba nada convencida con su compra.

Freen se había dado cuenta el mismo día de la entrevista de que Becky no tenía la clase en el vestir que para su estatus pudiera esperarse, no conseguía conjuntar bien sus prendas, no se maquillaba del todo adecuadamente y esto le provocaba inseguridad, que hacía que no consiguiera nunca sentirse cómoda con su vestuario y aspecto físico.
Freen se mantenía totalmente al margen y solo hablaba con ella cuando ésta se dirigía a ella. Pero aquel día, viéndola ante el armario, insegura ante qué ponerse, se atrevió a indicarle:

- Ese vestido no es el que más le conviene

Becky, que estaba al borde del ataque de nervios, lo que menos necesitaba era una crítica. Antes de descargar su ira contra la entrometida asistenta, como muestra de su desesperación, se dejó aconsejar por la empleada de hogar:

- ¿Por qué crees eso?

- Eres una mujer muy atractiva - dijo Freen para tranquilizar - y ese vestido no realza lo suficiente tu belleza. He limpiado muchas veces en tu armario para saber que tienes muchas prendas que te sentarían mucho mejor

Becky estaba tan superada por la continua duda de qué elegir que hasta se permitió aconsejar por su empleada. Ésta fue mirando los vestidos y le seleccionó uno que había comprado hacía más de un año.

No te sientes incomoda con su extraña actuación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora