Después de todo.

El recuerdo.

Capituló 1.

Pasado el transcurso del aeropuerto a la casa de mi familia, bajamos las maletas y entramos a la casa. Hace tiempo no íbamos a Alemania por cuestiones del trabajo de mis padres.

Nací en Italia pero crecí en Alemania, a lado de mi abuela, mi abuela Inez Moretti fue una gran persona, ella estuvo en mi vida desde que tenía 5 años hasta que cumplí los 10, después tuvimos que regresar a Italia.

No la volví a ver.

Si tan solo mis padres no hubieran estado tan metidos en el trabajo, hubiera podido verla un poco más.

Después de unos minutos una voz me saco de mis pensamientos.

—Bella. —Sentí unos brazos rodeándome.— Cuanto tiempo sin vernos.

Era mi tía, Melissa Moretti, seguía igual de hermosa que siempre, cabello pelirrojo, ojos un poco verdes, su semblante era una sonrisa neutral.

—¡Tía! — Dije mientras con mis brazos la abrazaba. —¡Te extrañe demasiado!

—Muévete, Bella. —Escuché decir a mi hermano con tono de superioridad. — Ya llegó el favorito de la tía Mel.

Deje de abrazar a mi tía y mire fijamente a mi hermano.— Ya sueñas con ser el favorito de mi tía.

—No "sueño", lo soy. —Dijo mientras se acercaba a darle un abrazo corto.

—Hermana. —Habló mi madre en un tono frío.— ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?

—Estoy bien, Ivanna. — Dio un suspiró. — Esto será un duelo difícil pero se que pronto estaremos mejor. — Mencionó mientras se acercaba a mi madre para darle un cálido abrazo.

Mi madre no era de las personas que se mostraba vulnerables frente a otras, ella era reservada, distante y fría.

—¡Oh, el gran Franco! —Exclamó mi tía, mirando a mi padre.— ¡Tanto tiempo sin saber de ti!

—Soy como un ninja. —Mencionó mi padre acompañado con una risa.— ¿Cómo estás, Melissa? — Dijo mientras se acercó a darle  un abrazo.

—Bastante bien, sobrellevando la situación. —Manifestó ella, mientras forzaba una sonrisa.

—Estoy muy feliz que estén aquí.- Suspiró. — En cuanto me enteré que vendrían, mande a que hicieran una limpieza extrema a la casa. — Mi tía comenzó a observar su alrededor. — En esta casa no entraba nadie hace siete años.

—Te agradecemos lo que hiciste, hermana. -   Exclamó mi madre, con una sonrisa.

—Cualquier cosa saben dónde encontrarme, yo tengo que ir a trabajar, ustedes disfruten. — Dijo para después darnos un beso en la frente a mi y a mi hermano, abrazó a mi madre para después  despedirse de mano con mi padre, y seguido de eso irse.

—Chicos, es momento de acoplarnos aunque no creo que nos quedemos por mucho tiempo, tenemos que volver al trabajo y ustedes a sus respectivas escuelas. —Dijo mi madre para soltar un suspiro y así poder mirar a su alrededor para comenzar a subir las maletas al segundo piso.

Le di una mirada a mi hermano, y ambos nos dirigimos a la camioneta por nuestras maletas.

—¿Qué te parece si vamos a la cafetería a la que íbamos de pequeños? —Dijo mi hermano con una sonrisa en la cara, mientras entraba a la casa.

—No es mala idea, me encantaría recordar un poco Alemania. —Dije devolviéndole la sonrisa.

—Entonces nos encontramos acá. —Hizo una pausa mientras miraba su reloj.— 10 minutos, ¿Te parece?