CAPÍTULO 24:
UNA OPORTUNIDAD PARA MARK
-Levántate-. Murmuró Saint.
Gun se da media vuelta, dándole la espalda a su amigo y continúa durmiendo.
-Oye, ya son más de las doce del día. Ya debes levantarte-.
Saint lo zarandeó.
-Es sábado-.
-Rápido-. Volvió a zarandearlo.
-Está bien, pero ya no me agites-.
Sólo movió su cabeza hacia donde estaba su amigo y abrió con pereza sus ojos.
-¿Estuviste llorando toda la noche?-.
-¿Acaso alucinas? Claro que no-.
El chico se enderezó fregando sus ojos para quitar cualquier rastro de suciedad en ellos. Saint se sentó a su lado.
-Tus ojos lucen hinchados. Ve al baño y mírate al espejo-.
Gun hizo un gesto de desaprobación.
-Sólo no dormí bien-.
-Vamos, te conozco desde hace años, así que cuéntame qué fue lo que pasó anoche después de que te fuiste del bar-.
Saint se dio cuenta a la perfección lo que sucedía a su amigo, por ende, era inútil ocultarlo y hacerle creer que estaba todo bien.
-Mark...-.
-¿Qué pasa con él?-.
Gun eludió la mirada de Saint y agachó su cabeza para evitar que su amigo viera su ojos llorar otra vez.
-No cree en mí-.
-¿Qué significa eso?-.
-No tiene confianza en mí. El muy idiota no confía en el amor que siento por él, en los cambios en mi vida que estoy dispuesto a hacer por él-. Dijo con furia aferrándose a las sábanas apretándolas con fuerza.
¿Qué palabras podía decirle para consolar a su amigo? Es la primera vez que lo ve sufrir por amor, y verlo desolado, lo lastimaba de la misma manera. Es como si ese dolor fuera suyo.
-Cálmate, ¿sí?-.
Le dio un masaje en la espalda y esperó a que el chico dejara de sollozar.
-Ahora, explícame lo sucedido-.
Gun tomó un respiro muy largo y respondió con más claridad.
-Mark pensó que yo te gustaba y que habías venido por mí-.
-¿Qué? ¿De dónde sacó esa idea?-.
-No lo sé, sólo me dijo que te había visto cómo me mirabas anoche-.
Saint se levantó de la cama y tomó un par de pantalones colgados en una silla, al lado del escritorio.
-Es un iluso y patéticamente celoso. Toma, levántate y ve a ducharte-. Le dijo mientras estiraba la mano para darle los pantalones.
-No quiero hablar de él-.
-Amigo, no prestes atención a eso. Son sólo tonterías de un novio celoso y no debes darle más importancia de la que ya tiene. Sólo habla con él calmadamente-.
El oyente negó con la cabeza.
-De acuerdo, si quieres puedo hablar con él y explicarle. Sólo no quiero que sufras por él. Sabes que no me gusta verte así-.
Gun limpió su cara, se levantó de la cama y se colocó los pantalones, luego se dirigió hacia el clóset para sacar una polera.
-Me lavaré y comeré algo. Luego iré a ducharme-.
-De acuerdo. Por favor, cambia la cara, ¿sí? -.
-Oh, y tú me tienes que contar lo que está sucediendo con Perth-.
Saint asintió y se fue a la cocina. En el refrigerador, sacó cuatro huevos, una botella de jugo y salchichas. Luego revisa en la despensa y encuentra un paquete de pan de molde (pan blanco).
Colocó un poco de aceite y frio los huevos con las salchichas. Tostó cuatro panes y los sirvió en un plato aparte, además de un poco de leche en un vaso y en el otro, jugo.
Cuando la comida estaba preparada, Gun aparece y se sienta rápidamente.
-Vaya, se ve delicioso-.
-Es un desayuno que acostumbro a comer en Canadá. Eso sí, sólo te preparé un poco. La hora del desayuno ya fue hace mucho-.
-No te preocupes, con esto es suficiente. No tengo mucho apetito-.
Saint también se sentó y observó a su amigo que estaba comiendo un bocado de su plato. Lucía más despejado, pero la tristeza en su rostro no se borraba. Así que, para distraerlo, inició contando la historia con Perth.
-Quiero hablarte de lo que me está sucediendo con tu amigo-.
-¡Cierto!-.
Su larga historia de cómo comenzó a gustarle, ni siquiera lo tenía claro, sólo sabía que Perth era un chico que con su sola presencia, imponía su poder de seducción. Su mirada, su cuerpo, su voz, su forma de vestir, eran un imán para cualquiera. Y, a pesar de que era unos centímetros más bajo que él, no fue barrera para evitar cohibirlo. ¿Será un tigre en la cama?
Incluso llegó a pensar que su amigo frente a él estaba ciego.
¿Cómo no pudo enamorarse de este hombre con estas cualidades seductoras?
El encuentro de ambos, se produjo en el baño el día anterior. Saint fue a buscar a Mark, pero no lo encontró, en cambio Perth se enfrentó a él, arrinconándolo en uno de los privados y jugando a seducirlo. Sin pensarlo, Saint terminó por robarle un beso. Fue cuando se dio cuenta que este hombre ya se había metido en su corazón.
-Al principio, cuando lo conocí, creí que era un chico demasiado arrogante y antipático. Pero ahora... he cambiado de parecer-.
Comentó Saint casi finalizando el relato.
-¿Intentarás tratar con él?-.
-Sí. Aunque sé que la persona que le gusta eres tú, pero quiero que te olvide-.
-Yo... yo también quiero lo mismo-. Dijo en voz baja, luego añadió: -¿Y cómo lo harás?-.
-Primero, rentaré un departamento. Necesito mi privacidad, además de no molestarte tanto. Después te pediré que me des su número-.
-Dalo por hecho. Aquí tienes-. Tomó su celular y se lo dio inmediatamente, -ahora puedes iniciar tu plan de conquista-.
-Hoy iniciaré con mi plan de capturar a ese tigre-. Sentenció.
Los chicos habían terminado hace un rato ya su comida, y Gun se levanta para ayudar a retirar los platos para ser lavado.
-Bien, ve a ducharte. Yo los lavaré-.
Gun obedeció y se retiró del lugar desapareciendo de la vista de Saint.
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-¡Ay, mierda! ¿Qué hago?-.
Mark estaba sentado frente a su computadora mirando la pantalla apagada de ésta. No sabía si llamar a Gun. Al igual que él, no pudo dormir quejándose y reclamándose a sí mismo lo idiota que había sido.
-No va a hablar conmigo si lo llamo. Así que iré a su casa en la tarde-. Habló en voz alta.
Se levantó de su asiento y buscó una cerveza para alivianar su malestar. Volvió a su lugar para intentar componer las nuevas canciones para TEMPT, pero la distracción por la discusión de anoche no daba tregua y se rehusaba a irse de su mente para que su dueño pudiera concentrarse en otra cosa.
-¡Rayos!-. Lanzó el lápiz lejos de su escritorio y dejó tirada la actividad para dejarse caer en la cama y dormir, pero fue interrumpido por el timbre de la puerta.
-Debe ser P'Gun-.
Saltó de la cama como si fuera una bala y corrió hacia la puerta con una enorme sonrisa, pero al ver el rostro del visitante, aquella sonrisa se borró.
-Ah, hola, Perth-.
-Vaya, veo que no tienes muchos ánimos de verme. Si quieres me voy-.
-No, no. No es eso, es sólo que anoche discutí con P'Gun y pensé que era él-.
Al tiempo que hablaba, le permitió el paso para hablar de sus cosas.
-¿Y por qué?-.
-Su amigo me puso la mente de cabeza, y... Ya sabes, pensé que le gustaba P'Gun y reclamé por ello-.
-¿Hablas de P'Saint?-.
-Sí-.
Al cerrar la puerta, Mark fue por una cerveza para Perth y lo invitó a su habitación. Se sentó frente al escritorio y observó el cuaderno con la página en blanco.
-¿Has estado componiendo?-.
-No he podido avanzar en la nueva canción para ustedes. Lo siento-.
-Es por P'Gun-.
Mark asintió. Tomó su botella y bebió una gran cantidad vaciando casi todo el contenido.
-Espera. Tómalo con calma. No vayas a embriagarte tan temprano-. Exclamó Perth cuando volteó a verlo.
Mark dejó la botella y se tumbó en la cama.
-¿Sabes qué es lo gracioso?-.
-¿Qué cosa?-.
-Que a P'Saint no le gusta mi P'Gun. Le gustas tú-.
Perth saltó de la silla como si hubiera tenido un resorte y se acercó sentándose al lado de Mark que estaba tirado allí.
-¿Estás bromeando con eso? ¿Cómo puede ser posible?-.
-P'Gun me mostró el mensaje que P'Saint le envió diciendo que le gustas-.
El corazón de Perth se aceleró fuerte e inexplicablemente. No sabía si reír o enfadarse por aquella noticia.
El día anterior, cuando Saint le roba un beso, aquello dio vueltas en su cabeza toda la noche sin que pudiera dar crédito a lo que había ocurrido.
El sabor de los labios de Saint era dulce y seductor, como si tuviera un líquido adictivo que provocaría deseos de continuar saboreando aquella boca.
Diferente que a P'Gun, P'Saint le hizo experimentar un sentimiento mucho mayor y más fuerte.
Si le gustaba su alumno, el extraño entrometido causó algo más profundo. Sin embargo, no permitiría que el chico siguiera metiéndose en su vida.
-Espera, iré al baño-. Dijo Mark.
Ese momento, cuando el dueño de casa salió de la habitación, Perth sacó un objeto brilloso y lo lanzó al piso con dirección hacia el escritorio, incrustándose en un par de cables.
Luego de aquello, Mark vuelve y retoma su lugar.
-Amigo, no sé qué hacer. Ni siquiera soy capaz de enfrentarme a P'Gun ni verlo a la cara-.
-Sólo dile que lo sientes y ya-.
El silencio se adueñó de la habitación. La mirada aturdida de Mark que no tenía un punto fijo, llegó hasta el escritorio, percatándose que algo brillaba diminutamente bajo el mueble.
-¿Y eso?-.
Se acercó para ver lo que era y se encontró con el objeto que estaba buscando desde hace días.
-¡La pulsera!-. Gritó.
-¿Eh?-.
-Aquí estaba. ¿Cómo pudo llegar a ese lugar?-.
Perth lo miró con una sonrisa de satisfacción.
-Me alegro por ti-.
-Aunque ya no tiene valor. P'Gun tiró la suya, así que no sirve de mucho-.
-¿P'Gun tiró la suya?-.
-Sí, la lanzó por la ventana. Pero ya no importa. La guardaré de todas formas-.
De momento que Gun tiró su pulsera, Mark sintió un pequeño dolor en su corazón, pues le lastimó saber que aquel objeto que tenían como símbolo de su amor y noviazgo, poco había durado en su poder.
¿Pasaría lo mismo con su amor? Su mente no dejaba de preguntárselo.
-¿Y qué harás con P'Gun?-.
Silencio...
-A la mierda. No esperaré hasta la tarde, iré a verlo ahora-.
Se levantó decidido a buscar el regreso de su amor y Perth lo siguió.
Sorpresivamente, cuando abre la puerta principal, dos hombres estaban de pie allí, parados sin alcanzar a tocar el timbre.
-P'Saint-. Exclamó Mark.
Detrás de él, se hallaba la persona que quería ir a ver.
El destino sabio, logró el encuentro entre estos cuatro chicos que necesitaban arreglar sus asuntos. Por eso, es que cuando Perth vio a Saint, inmediatamente da un brinco hacia él.
-Ven conmigo-. Dijo tomando a Saint de la mano y llevándolo lejos.
Gun estaba con la cabeza baja sin atreverse a mirar a Mark. En tanto, él estaba perplejo intentando hacer conexión con los ojos de su amado.
-¿Quieres entrar?-.
-Sí-.
Con un lento paso, Gun entra al departamento y se quedó allí parado cuando Mark cierra la puerta. No hubo movimiento alguno, salvo Mark.
-¿Quieres algo?-.
Gun negó con la cabeza.
"¿Para qué vendría si no iba a decir nada? ¡Esto es absurdo!"
-P'Gun, lo de ayer...-.
El invitado se adelantó de inmediato.
-No tienes que decir nada, sólo quiero que sepas que no hay nadie para mí. Que no le gusto a P'Saint y él tampoco me gusta-.
-¿Vienes a decirme esto?-.
-Vine a decirte... o mejor dicho, a pedirte que confíes más en nosotros y en nuestra relación-.
Mark se volteó para no mostrar su expresión de cansancio y tampoco supo qué responder.
-Cariño, no sé qué te pasó ayer. Nunca habías actuado así, ni siquiera cuando sabías que me estaba acostando con otros chicos-.
Para ello, había un contraargumento que Mark no demoró en decir.
-¿Crees que no sentí celos? ¿Piensas que me daba lo mismo saber que te acostabas con cualquiera?-.
-Yo...-.
-P', desde antes que me diera cuenta que me gustabas, odiaba pensar que estabas revolcándote con Perth o con otro. Me desesperaba saber que no podía hacer algo para evitarlo porque aún no éramos nada-.
Gun se acercó hacia él y tomó con sus manos aquel rostro fatigado y lo acarició con dulzura. Mark se dio cuenta que los ojos de Gun estaban un poco enrojecidos.
Estuvo llorando por su causa y eso dolió.
-Pero ahora somos sólo nosotros, y nuestra relación quiero respetarla. Por favor, deja tus celos-.
-No puedo prometer dejar de ser celoso, porque no habrá momento en que no lo sienta cuando vea a alguien que quiera llevarte de mi lado. Sólo puedo prometer que no me enfadaré contigo ni te culparé-.
Gun le dio un suave beso y mostró una tierna sonrisa.
-Realmente estaba demasiado enojado contigo y no tenía intenciones de verte. Pero sentí que debía arreglar esto porque no quiero que nuestra relación se termine-.
Mark rodea sus manos en la cintura de Gun y lo atrae hacia su cuerpo.
-Entonces, ¿le das una oportunidad a este estúpido y celoso Nong que sólo sabe cometer errores?-. Le preguntó.
Gun besó nuevamente a Mark y lo abrazó con fuerza.
-Sí-.
-Perdón por haber sido tan idiota y por haber provocado tus lágrimas. Procuraré evitar que tus ojos derramen lágrimas de dolor, sólo lágrimas de alegría, porque te amo-. Sentenció Mark.
-Y yo a ti, Mark-.
-Te amo con todo mi corazón-.
El momento fue sellado con un beso de amor, que Mark prometió hacerlo eterno.
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Alumno para Dos
Fanfic¿Qué pasará cuando dos amigos, que tienen una amistad que se enreda hasta las sábanas, se encuentren con un chico que les pide algo más que una simple clase de música? Uno de ellos se enamorará...