Capítulo 4

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—Puedes quedarte aquí, si asi lo deseas—se escucha su voz calmada desde la puerta.

Satoru Gojo al poner un pie en la propiedad, lo primero que hizo fue preguntar por su esposa e ir donde se encontraba. No sabía por qué lo ponía contento que ella estuviera ahí después de tanto tiempo pero quería portarse bien en el corto tiempo que estarían juntos.
Sonrío al ver como la casa había cambiado, vio como algunas pertenecias de ella fueron regadas por el lugar sin perder el orden. Llevaba apenas unas horas y ya podía verla por todo el lugar.

Y ahora la tenía frente a él, podía sentir lo relajada que estaba mirando por la ventana, sonrío para sus adentros, sabía que le gustaría aquella vista tanto como a él. Sin duda la palabra hermosa no le hacía justicia, el fino vestido que usaba se acentuaba a cada curva que poseía, haciendo que cualquiera se perdiera en ellas, su pequeña cintura y su bonito trasero combinaban a la perfección con ese vestido. Por último su cabello castaño largo caía como cascada por su espalda.

Al momento que termino de escanear completamente a Jane ella volteó a mirarlo, dejando al peliblanco aún más cautivado. Jane siempre fue preciosa para Satoru.

—No te preocupes, pedí que arreglaran otra habitación para mi—responde neutral.

Jane poso su vista en la cama y pensó en que mañana ambos debían dormir ahí si querían engañar a los padres Gojo. Pero seria un problema para mañana, Jane solo quería acomodarse y dormir.

—Mañana ambos dormiremos aquí, no hay por que apresurarse—se atreve a mirarlo.

Si, Satoru seguía siendo tan guapo como siempre, su venda negra lo hacía lucir más guapo que la blanca o eso pensaba Jane. No quería darle tantos créditos pero tampoco puede negar lo obvio. Ese hombre de un metro noventa con manos grandes, cuerpo trabajado debido a su entrenamiento y cara tallada por los mismos dioses era sin duda la debilidad de cualquier mujer.

La sonrisa que le dedico a Jane pudo haberla derretido al instante, claro, si otra hubiera sido la historia.

—Le diré a los empleados que se encarguen—ella asiente—¿Te gustó el lugar?—se acerca a sentarse en la cama para ponerse cómodo, el quería pasar más tiempo con ella.

—Tienes una casa muy bonita—le confiesa mirando nuevamente el lugar.

—Tenemos—le recuerda—Esta casa es más tuya que mía a pesar de que no estés conmigo aquí—se atrevió a decir y la mirada de Jane se endureció por lo último.

—No se siente un hogar para mi—espeta con cierta frialdad en su voz cuando los recuerdos de su boda no tardaron en llegar a su mente amargando su corazón. Gojo noto como su mirada se perdía en sus pensamientos y decidió actuar.

—Jane—se pone de pie intentando acercarse a ella.

—Quédate ahí, Gojo. Estoy aquí solo para que tus padres nos dejen en paz, cuando me vaya las cosas seguirán igual—lo mira directo a sus ojos, a pesar de tenerlos vendados el albino sintió toda la intensidad de su mirada—Trata de respetarme esta vez, porfavor—fue lo único que le pidió para irse de ahí.

Confirmo una vez más que ella lo odiaba con todo su ser, que Utahime lo odiara podía tolerarlo pero que Jane lo hiciera no sabia porque le molestaba tanto. Ella lo mandaba al carajo sin importarle nada, a pesar de que esta ligada a el de por vida actuaba como si fuera lo más repugnante que existía.

Suspiro cabreado, no podía hacer nada mas y en vista que no había chance de que ella volviera a su lado, debía mantenerse al margen y no jugar con ella, aún que sabía que no perderia oportunidad para consumar su matrimonio con aquella mujer altanera que residía con él.

After Hours | Satoru GojoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora