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El Cóctel

23 de octubre del 2009

Vera.

En toda mi carrera he asistido a al menos veinte cócteles, muchos de ellos llenos de personas aburridas y otros, llenos de grandes estrellas del cine.

De estos, he rechazado asistir a cinco, por distintos temas, pero la mayor parte del tiempo es por grabaciones o porque simplemente estoy tratando de descansar un poco.

Al final, tengo treinta y dos años, aún me faltan muchas reuniones a las que ir. Lo que me queda es disfrutar de mi vida de soltera y tratar de no meter la pata, solo para evitar escándalos del público.

Hoy tengo que asistir a uno de esos cócteles a donde van estrellas de cine. Así que estuve toda la semana planeando la ropa que llevaría, y con la ayuda de Ryan logramos confeccionar uno de los mejores vestidos que he usado.

Uno precioso, de color azul marino . Con una abertura en la pierna derecha que llega justo a mi muslo. Y un escote en la espalda, bastante pronunciado. Largo, hasta los pies; en los cuales llevo unas hermosas sandalias de color plata. Dejé mi cabello suelto con algunas ondas y llevé un maquillaje sutil. Era una ocasión elegante, lo cual ameritaba ir como una verdadera "estrella del cine".

Odiaba que se me conociera como una de las actrices más codiciadas del mundo de la cinematografía, algo que para muchas podría ser un premio, pero a mi me incomodaba cada que salía a la calle.

Sin embargo, buscaba la forma de disfrutarlo.

Subí a mi auto y conduje hasta el lugar del evento, en la entrada esperaba un valet parking, este me ayudó a bajar del auto y luego lo llevó a estacionar. Desde afuera, todo se veía muy elegante. Había un pequeño camino de flores que se posaban sobre una alfombra de color negro, la cual llevaba a la entrada del lugar.

Un hombre abrió la puerta y me dio paso para que entrara. Dentro había una mujer tocando el piano a unos pasos de la entrada y todo el mundo estaba caminando por ahí y tomando algunos tragos. Dejé mi abrigo y cartera con el encargado del guardaropa y seguí mi camino, viendo varias caras conocidas.

Me topé con Jennifer Aniston, Bratt Pitt, Lauren Graham, Nicole Kidman y muchos otros. A todos los saludaba y abrazaba, nos tomaban alguna que otra foto y yo seguía mi camino hacia las demás personas.

Me senté en una mesa junto a Julia Roberts, algo que de cierta forma nunca habría creído posible, al menos no hasta hace dos años cuando nos conocimos en la alfombra de los Oscars.

— Son fascinantes estos eventos, ¿no te parece? — dijo mientras sonreía y tomaba su copa de champán.

— Bastante. Lo mejor de todo es ver tantas caras conocidas, y compartir con personas geniales como tú — le sonreí.

Ella soltó una risa modesta y luego se levantó —. Iré a ver si puedo encontrar a
George, me debe una apuesta —. Guiñó un ojo y caminó entre las personas.

— Disculpe —. Levanté un poco la mano para llamar la atención de uno de los meseros —. Por favor, un martini.

— Por supuesto... Aquí tiene — me dedicó una sonrisa y volvió a la barra.

Tomé un sorbo  de mi bebida, y asombrosamente estaba deliciosa. Sonreí a varias personas que pasaban y luego vi como un hombre se acercaba a mi mesa.

— Vera Farmiga, es asombroso poder conocerte por fin — estiró su mano hacia mi y yo la estreché —. Soy James Wan.

Yo sonreí —. Mucho gusto James, me presentaría pero veo que sabes quién soy — reí.

El igual rió —. Si; bueno, vi tu asombroso trabajo en el niño con el pijama de rayas. Así que si, te conozco.

— Oh, muchas gracias. Me alegro de que te gustara — tomé un poco del martini.

— Bueno, solo pasaba para saludarte. Espero que algún día puedas trabajar en una de mis películas — sonrió y volvió a estrechar mi mano.

— Seguro, mándame un libreto — le sonreí y luego se alejó.

Pasaron al menos diez minutos cuando sentí que alguien estaba de pie detrás de mi. Me giré un poco y vi a un hombre en un traje gris que estaba dándome la espalda mientras hablaba con una mujer. No los ubicaba a ninguno de los dos, así que volví a girarme.

Estaba jugando con la copa de martini y mis dedos, cuando el mismo hombre se detiene a mi lado y señala la silla que estaba frente a mí.

— ¿Te importa si me siento?

— Claro, sigue — le sonreí y el se sentó.

— El martini es una buena elección siempre... tiene buen sabor, textura y... es un elixir de amor. — sonrió de medio lado mientras levantaba la mirada hacia mi.

Yo reí y lo miré con un poco de gracia —. ¿Ese no era el vino? —. Fruncí ligeramente el ceño.

— La verdad, no tengo idea. — rió.

Estuvimos riendo por unos segundos y luego dijo —. Soy Patrick, Patrick Wilson.

— Un placer, Patrick. Yo soy Vera Farmiga.

— El placer es mío, creémelo Vera —. Volvió a sonreír de medio lado y me di cuenta de que era su forma de coquetear.

De pronto un hombre con esmoquin negro, y una enorme cámara, se detuvo frente a nosotros —. ¿Pueden posar para una foto? Por favor —. Sonrió.

— Por supuesto...

Nos acercamos un poco y sonreímos, el flash de la cámara me dejó un poco ciega durante unos minutos y luego pude volver a la normalidad.

— Muchas gracias —. Dijo.

Nos acomodamos en nuestros asientos de nuevo.

— ¡Vera! —. Escuché a mi lado izquierdo, me giré y casi brinco de la emoción.

— ¡Anne! —. Si, era Anne Hathaway.

Me levanté de mi asiento y le di un corto abrazo.

— Que alegría volver a verte, — dijo —. ¿Quieres venir a sentarte por allá? Estamos con Meryl, Julia, George y Algunos otros.

— Por supuesto, voy en un minuto — señalé discretamente a Patrick y ella asintió, se dio la vuelta y volvió a su mesa.

Me senté de nuevo y Patrick me miró.

— Debo irme ya, pero fue un placer conocerte — le sonreí mientras extendía mi mano.

— Igualmente, Vera. Tal vez, algún día aceptes ir a cenar conmigo... — levantó una ceja y volvió a sonreír.

— Es una buena idea —. sonreí mientras recogía mi copa.

— ¿Me das tu número?

— Nos volveremos a ver, te lo aseguro — le guiñé un ojo y me despedí con la mano —. Adiós.

Sentí como me seguía con la mirada, y luego me perdí entre las personas.

A las dos de la mañana decidí volver a casa, estaba exhausta y mis pies ya no soportaban más.

Me quité el vestido, logré sacarme el maquillaje y me tiré en mi cama. Apagué la luz de mi mesita de noche y me quedé profundamente dormida.


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Gracias por leer. ❤️‍🩹

Amor del buenoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora