[ d i é c i s e i s ] - Tuyo.

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꧁ M O N I Q U E ꧂

—Y estoy pensando llevarme un vestido rosado, porque vamos a la ciudad del amor y  siempre he pensado que el amor es color rosa…—Leni detiene su monólogo para mirarme con extrañeza—. ¿Por qué estás tan callada?

—No…—niego rápidamente—. No, no estoy callada. Solo te estoy prestando atención.

—Pero en un silencio para nada propio de ti. Moni, ¿es por lo que dije de Tom anoche? Oye…—suelta unas risitas para tratar de acabar con el ambiente tenso—, sólo estábamos bromeando.

—No es por eso, Leni.

—Hablaba en serio cuando dije que me encantaba el papá de Nessa, no se lo digas —me advierte, mirándome con los ojos entrecerrados—. Pero con respecto a todo lo demás, sí estaba bromeando. Y realmente entendería si te gustara Tom–

—No, no me gusta —lo niego de inmediato, casi se me traban las palabras por la rapidez con la que miento. Me siento algo culpable, pero después de la confesión/advertencia que me hizo indirectamente, me da miedo decirle algo que pudiera perjudicarnos—. Pero es un poco verdad que al principio me pareció muy…

—¿Atractivo? ¿Guapo? ¿Buenísimo?

Me río, pero al final termino por suspirar y asentir con la cabeza —Sí, atractivo.

—Normal, te entiendo perfecto —deja de mirarme y se concentra en guardar ropa dentro de su maleta. Eso me quita un peso de encima, el que no me mire y el que diga que lo entiende también—. Quiero decir, claro que me di cuenta. Te conozco de pies a cabeza, sé cuando un chico te gusta y lo corroboro cuando aparece ese brillo extraño en tus ojos que no es difícil de notar.

Mis manos comienzan a sudar por las pruebas que dice tener. Agradezco que ella no haya volteado a mirarme ni una sola vez o notaría de inmediato el intenso rubor en mis mejillas. No digo nada durante unos segundos interminables, que Leni interpreta como lo que es. Vergüenza. Me mira con los ojos abiertos y preocupados.

—¡Pero te entiendo! —vocifera, mostrándome sus palmas como signo de calma—. Yo cuando lo conocí también pensé que era guapo. Pero ahora lo veo completamente diferente, como a un aliado, un protector…—piensa unos segundos antes de chasquear sus dedos frente a mí—…como un hermano mayor.

—Anda ya —me dejo caer en su cama bocarriba, para evitar mirarla a los ojos.

—La forma en la que tú ves a Alex, es así como veo a Tom —me aclara—. Es un compi más.

—Esta charla está siendo muy incómoda.

—¡Pero es exacto lo que no quiero! —me toma de las manos y jala de mí, obligándome a qué me siente de nuevo sobre la cama y nos miramos fijamente. Ella con una sonrisa y yo con la culpa recargándose sobre mis hombros—. No quiero que te sientas incómoda conmigo o con Tom de ahora en adelante. Que él no lo sabe —créeme que lo sabe—, y yo no pienso decírselo. Además, es una tontería. Todos hemos tenido este amor idealista con algún hombre que no necesariamente queremos hacer realidad. Es lo que te pasa, ¿no, Moni?

—Sí, sí, exactamente —le doy largas, es la verdad. ¿Pero cómo le voy a decir que no y que en realidad estoy imaginando una boda con recuerditos y todo? Imposible—. Pero tenía la inquietud de que tú creyeras que yo–

—¡No, mujer! ¿Cómo se te ocurre? —niega con la cabeza, junto a una sonrisa divertida—. Ya sé que no.

Y me mira como si estuviera segura de ello. Pero es que lo hice y me siento la peor amiga del mundo, porque estoy buscando mi felicidad a costa de la suya. Y aunque su madre no ha sido muy honesta y fiel devota de la idea de que una pareja es de dos, pues Leni no tiene la culpa y yo debería contarle la verdad antes de que sea demasiado tarde.

Mozzafiato. 「𝐭𝐨𝐦 𝐤𝐚𝐮𝐥𝐢𝐭𝐳 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora