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— Yo no habría perdonado a mi alfa por una infidelidad. ¡Eso es humillante! Yo le habría roto el pene y obligado a que se lo comiera.
— Es por eso por lo que no tienes pareja, Nayeon.
— No tengo pareja porque nadie es lo suficientemente digno para mí. —replicó Nayeon, mirando sus uñas con interés.
Bora suspiró, rodando los ojos mientras observaba a Jeonghan, que ese día llevó a Hoshi a las clases, pues su alfa tuvo una operación de emergencia y no tenía a nadie que pudiera cuidarlo. El bebé, en brazos de Jeonghan, estaba mirando concentradamente un cubo rubik, tratando de girarlo con sus rechonchas manitos, ajeno a todo el mundo. Jeonghan masticó una manzana.
— No lo he perdonado. —contestó Jeonghan, distraído.
Nayeon resopló, levantando la vista.
— Deberías averiguar con quién te engañó. —siguió picando Nayeon —, así le das una paliza.
Bora golpeó a Nayeon en la cabeza, sacándole un quejido.
— De verdad, ¿no te cansas de ser mala? —regañó Bora —. Lo que menos necesita ahora Jeonghan es que no lo apoyemos.
La beta suspiró, negando con la cabeza.
— Es sólo que no puedo entenderlo... —respondió Nayeon —. Una infidelidad ¿cómo puedes soportarlo?
No, en realidad no lo soportaba.
Varias noches se sorprendió a sí mismo, mientras Joshua le hacía el amor con total dedicación y ojos llenos de ternura y cariño, si esa omega de rostro desconocido que Joshua besó no sería mejor que él. Si no tenía mejores cualidades más acordes a las necesidades de Joshua. Si no podía darle ese bebé que Joshua tanto parecía querer.
Esa mañana botó al basurero la tercera prueba de embarazo que se hacía desde que Joshua lo marcó, con el mismo triste resultado: negativo.
Jeonghan era fértil, lo sabía, pero sabía también que sus hormonas no estaban en sintonía con las necesidades de su alfa, porque estaban más preocupadas de envolver a Hoshi para que estuviera bien y feliz. Sólo cuando Hoshi fuera más independiente recién podría quedar preñado otra vez, pero para eso todavía faltaba, y no sabía cómo sentirse respecto a aquello.
— ¿Estás seguro de que un día no aparecerá esa omega a decir que quedó en cinta? —preguntó sin maldad Nayeon.
Jeonghan sacudió la cabeza.
— Joshua dijo que sólo se besaron... —murmuró débilmente.
— Y el infierno es sólo un sauna. —replicó Nayeon, antes de ganarse otro golpe —. Deberías sacarle celos con Mingyu. Nuestro pobre profesor te mira como un cachorrito. —agregó Nayeon
