Le parecía hasta ridículo haber estado aquí por más de dos horas y no había hecho más que observar aquella casa. ¿Que estaba esperando?. Respiró profundamente y se dignó a bajar de una vez por todas del vehículo. Para empezar, el propósito de Mew jamás había sido llegar hasta aquí, pero cuando se despidió de Tyler esa mañana, terminó desviándose de su camino porque de una manera u otra, las palabras de su hermana siempre terminaban teniendo un gran peso en su conciencia. Esta es la ultima oportunidad que le daré, se prometió Mew mientras presionaba el timbre de aquella casa con un sentimiento de intranquilidad.
Tenía muchos recuerdos vividos en esta casa, cada momento seguía muy presente en su memoria por el simple hecho de que no era capaz de olvidarlo. Pese a todo lo sucedido, Mew había intentado de todo para tratar de construir nuevamente una relación con su padre, habia tratado de ignorar el pasado y enfocarse en el presente, sin embargo el mayor seguía igual o más orgulloso que los años anteriores. Y ante eso, no había nada que pudiera hacer.
Antes no le había dado la debida importancia, pues estaba sumergió en su dolor por la muerte de Jack que nada tenía sentido para él, pero conforme siguieron pasando los años y a media que iba superando la pena, se dio cuenta de lo mucho que le seguía afectando. Quizás por eso es que estaba aquí, aunque trataba de convencerse de que no era precisamente por aquellas razones.
Suspiro profundamente cuando escucho unos pasos del otro lado. La puerta se abrió y la figura de una mujer mayor de cabello canoso y unos ojos profundos y llenos de asombro se presentó ante él.
– Mew.. – aquel susurro fue de Helen, la mujer que había estado trabajando para la familia desde incluso antes de que él y Jayden llegaran a este mundo.
El castaño no tardó en abrazarla y ella le correspondió de igual manera. En el tiempo que vivió en esta casa, Helen shabía sido muy cariñosa y amable con él, siempre lo trato como a su propio hijo y cuando se marchó de aquí también le había dolido separarse de ella.
– ¿Él esta en casa? – pregunto cuando se separó de mujer.
Helen estaba por responder a su pregunta, cuando el hombre y dueño de la casa hizo su aparición con la cabeza en alto y con esa mirada de autoridad y arrogancia que le seguía fastidiando.
– Helen, dejanos solo – le ordenó el tipo a la mujer. Ella asintió y se fue hacia la cocina – ¿Por qué estas aquí?.
Ya no había palabras dulces o abrazos paternales. Ni siquiera una mirada de orgullo o admiración, algo que le dijera que aún quedaba algo entre los dos.
– Si estoy aquí es por Jayden. Ella sigue creyendo que puedes ser mejor padre de lo que nunca fuiste pero eso jamás pasará en cuanto el egoísmo y el orgullo sea más importante que la familia. ¿Que clase de padre le da la espalda a su propio hijo? – incluso Mew podia ser igual de orgulloso que su padre y no revelar la verdadera razón del porque seguía intentandolo.
– ¿A que viene esta recriminación?. Te recuerdo que te fuiste de esta casa por voluntad propia, fue tu decisión, yo jamás te eche a la calle – refutó el hombre, perdiendo el gesto pomposo que lo caracterizaba.
– La calle siempre fue mejor opción que seguir viviendo bajo el mismo techo de alguien a quien únicamente le importan las apariencias – rebatió Mew – ¿O es que tengo que recordarte todo lo que tuve que soportar por tus hipócritas ideologías?. Me enferma tu doble moral.
El mayor tenso su mandíbula, tratando de contener su coraje, Mew seguía enfrentándose a él y eso no le gustaba para nada. Hacía mucho tiempo que habia perdido el respeto de sus hijos, sobre todo el de Mew, este se había vuelto una persona bastante impertinente y tenaz, muy lejos de esa persona asustadiza y sumisa que fue en el pasado.
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Inesperado
Lãng mạnEn ocasiones, el amor se encuentra en las personas menos esperadas. - MewGulf