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Hoy era el primer día en su universidad soñada, además de su beca por excelente alumna y inteligente. Así que eso ayudó a que sus padres compraran un apartamento cerca de la universidad para que no tuviera problemas en idas y venidas, la condición era mínimo un fin de semana al mes ir a visitar a sus queridos padres.

Katsuki terminó de arreglarse en su bonito departamento, no era gigante pero era suficiente para ella, cocina abierta, una bonita sala de estar, su dormitorio del tamaño justo.

Siempre fue la consentida de sus padres a pesar de tener un hermano mayor, siempre discutían y peleaban, aún así en el fondo ambos se amaban, su familia la adoraba y su hermano la cuidaba más que su propia vida, aunque ella no lo supiera

Termino de ponerse su gloss en sus labios y se acomodo bien los pechos en su ropa, muchos dirían que era una niñata totalmente fresa, a lo mejor, no se equivocaban, era hermosa  y nadie diría lo contrario, ella lo sabía, usaba todo a su favor,  no venía de una familia bobamente rica, pero si de una familia tal vez un poco más acomodada.

Sonrió orgullosa y altanera como siempre para ir a su universidad, usaba una camisa roja de tirantes con escote casi hasta su ombligo, solían llamarla puta en su escuela pero y una mierda, le daba malditamente igual, no era como la mayoría de las chicas, era más grosera que lo normal, una pena para las que no soportaban tal belleza.

¿Egocéntrica?

¿Donde?

Nunca le importaron mucho los comentarios.

Bueno...

Tal vez si, pero una mierda les daría si querían verla mal.

Ya iba caminando por los pasillos de la universidad, estaba maravillada con lo que veía, amaba todo, hasta la infraestructura.

Era preciosa.

Era como siempre la imagino, la había visto por fotos gracias a su hermano que estudiaba ahí pero en otra facultad.

Era complicado encontrarlo así como así.

Hasta que un gigante le tapo la visión entorpeciendo su camino y buen humor.

-Hey, ¿que tenemos por aquí?, chicas tan bonitas como tu, no suelen verse.-Hablo un pelirrojo literalmente casi de ¿un metro noventa y cinco? O más, que sabía ella, como sea, era un obstáculo para una mujer como ella que tan solo media su humilde metro cincuenta y seis.

Probablemente era lo único humilde que ella tenía.

Nunca supo por qué no creció, toda su familia era alta, pero ella...

Ellos se llevaron su estatura.

-Muevete idiota.-Hablo igual que siempre altanera y autoritaria, el chico se lamio los labios encantandole como la muchacha le contestó, tal vez se sintió atraído por esas curvas y pecho, o tal vez por esos labios que se veían tan apetecibles, esa tez lechosa que amaría marcar con sus dientes, ya se hania imaginado una y mil fantasías con la rubia.

-Kirishima Eijirou la mía principessa-Hablo el medio italiano marcando a aquella rubia sin que ella lo supiera como propiedad de el, nadie debía poner una mano ni ojos encima con intensiones indecorosas.

-¿Que?-Mentiría si dijera que ese acento no le gustaba.

-soy Italiano vita mia-Hablo el pelirrojo.

-ah, creo que se nota, soy Japonesa, y estas en mi puto camino bastardo.-Hablo molesta cruzándose de brazos mirándolo feo.

-Amo las de carácter fuerte-Hablo Kirishima viendo hacia abajo a la rubia que estaba bastante molesta.

Se veía hermosa.

-Quítate mastodonte, perfectamente te puedo dejar sin hijos a esta altura-Hablo molesta haciendo a un lado a nuestro galán.

-Tranquila fiera, così carina-hablo en italiano solo para impresionar a la muchacha con un carácter algo... Diferente.

Tan diferente que la hacían ver mucho más atractiva.

-No se que dices idiota.-Hablo la rubio rodando sus ojos.

Simplemente el le dijo que era linda.

Pero Bakugou Katsuki, no tenía idea de italiano, tan arrepentida se veía de no aprender el idioma cuando pudo.

[...]

Katsuki salió muy contenta de sus clases, aunque alguien rondo su mente mucho, el pelirojo alto, musculoso, masculino y guapo.

Su maldito acento iba a matarla, cuando hablaba en italiano era como si se fuera a mojar.

Pero se veía como idiota.

Así que, lamentablemente se alejaría de él, ella no era una santa, tuvo dos ex's mentiría si dijera que les gustaba, solo quería... probar, con uno perdió su "virginidad" y después lo dejo, realmente solo quería probar el sexo, al final tuvo otro duraron dos meses, también fallo con el, ella no estuvo para nada satisfecha, así que dejo de intentarlo.

Mientras pensaba en el sexy pelirrojo, pareciera que lo invoco.

-nos vemos otra vez la mía principessa-dijo es voz ronca detrás de ella, hizo que escalofríos recorrieran por todas sus terminaciones nerviosas, estaba feliz de encontrarlo por alguna razón. Su voz mandó corrientes eléctricas por su cuerpo.  

-Kirishima... um no conozco tu edad-Intento disimular sus nervios preguntando aquello, para ser italiano, noto que podía  hablar bien el japonés y el italiano. Quería saber si debía ser más respetuosa por su edad,

-ay principessa, tengo veintidós y tu preciosura-Hablo por alguna razón abrazándola por los hombros, se dejó por que por alguna razón.

Siguió caminando altanera, hizo uno que otro amigo, pero ella no vivía en los dormitorios así que caminaba sola hacia su departamento.

-Diecinueve, acabo de entrar-Hablo la rubia ya quitando el brazo del chico.-Ahora si me deja el don italiano podría irme a mi casa-Hablo molesta la rubia caminando tranquila hacia su casa, por alguna razón la compañía del pelirrojo era cómoda.

-Te dejare ahí, voy a ser tu guardaespaldas la mía principessa- dijo con una sonrisa caminando a su lado muy tranquilo.

El silencio de la rubia, le dio a entender que podía.

-Así que, ¿vives sola?...-Dijo comenzando a insinuante de apoco-Principessa, puedo tocar aquí?-Hablo delineando la curva donde se estaba su perfecta cintura de avispa.

-hm puedes Kirishima-San-acepto la rubia dejandolo, ella sabia donde iba la cosa de moneto pero ella se encontraba con las mismas ganas del pelirrojo. 

Así que lo dejaría fluir.

-a la mierda Bakugou, no dejo de pensar en otra cosa que no sea tocarte-Hablo el pelirrojo jalando a la rubia para apegarla a su cuerpo paseando sus manos desde su cintura tanteando hacia su trasero, veía sus ojos rojos que eran tan atractivos quedando totalmente atrapado

-¿Que te detiene Kirishima?-Hablo la rubia con una sonrisa, la rubia actuaba coqueta, quería llevarse a su cama a semejante pelirrojo.

-Y una mierda Katsuki, quita tus manos italiano de pacotilla.-Hablo una voz molesta que hizo a Katsuki separarse del pelirrojo. 

-Carajo, ¿ni un día puedes dejarme en paz?-Hablo hastiada la rubia.

......

Nueva historia!

Diferente [Kiribaku]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora