Un chico de Westalis y una chica de Ostania se conocieron en un campamento y, sin saberlo, plantaron una semilla que, al principio, no parecía tener importancia. Pero, con el tiempo, lo que habían iniciado creció en algo más profundo: una historia q...
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Muchos años atrás.
Después de cerrar la puerta de la habitación, Matthew McMahon miró a su amigo. Su rostro estaba enrojecido por las heridas y el cabello completamente desordenado. A pesar de la atmósfera tensa en la que se encontraban, su amigo le dedicó una sonrisa.
—¿Quieres venganza? —le preguntó, como si nada.
Tras soltar la manija de la puerta, se encaminó hacia la sala de estar donde guardaba la caja de primeros auxilios. No quería perder tiempo en cambiar sus vendajes; sabía que era importante hacerlo pronto para evitar complicaciones.
Mientras buscaba las vendas, su mente se llenó de pensamientos sobre lo que acababa de escuchar.
—¿Venganza? —repitió con voz reflexiva, su mirada perdida en el vacío—. ¿Lo dices en serio?
Las palabras resonaron en la habitación, llenas de dudas.
Su amigo le sirvió el té con una sonrisa que lo dejó intrigado. Observó con cierta desconfianza, pero al darse cuenta de que no tenía otra opción, la tomó entre sus manos. Aunque el aspecto del té era incierto, necesitaba algo reconfortante.
—Sí, lo que me dices es cierto. Ese hombre ha molestado a tu familia desde que eras pequeño.
—Yuri apenas era un bebé cuando empezó —recordó Matthew mientras se quitaba la venda manchada de rojo de su brazo—. Pensábamos que no era peligroso —añadió.
Su amigo notó la expresión triste en el rostro de Matthew, como si estuviera abrumado por un peso invisible.
—Tu vida ha sido marcada por la tragedia, Matty.
Matthew tomó el té en silencio, aceptando la dura realidad que lo rodeaba. Sabía que su vida había sido injusta. Sus padres, su hermano menor y su prometida habían sido asesinados.
—¿Cuánto es? —preguntó, buscando una respuesta—. ¿Cuánta venganza necesito para recuperar a mis padres y a Yuri? Ni siquiera había pensado en Melody. Mañana ella quería ir a ver un vestido de novia.
Al escucharlo, su amigo frunció el ceño y lo observó detenidamente, captando cada detalle de sus emociones. Se detuvo en los ojos de Matthew, aunque estuvieran cubiertos por anteojos rotos, reflejaban un deseo creciente de venganza.
—The Garden se asegura de mantener las malas hierbas fuera de este mundo —dijo, ofreciendo su mano a Matthew—. Bienvenido.
—Seremos los dos —interrumpió Matthew—. Sería útil si ella aprendiera a defenderse.
—Esto no es defensa —argumentó su amigo con firmeza—. Tendría que matar.
Matthew miró hacia la puerta de la habitación donde estaba su única familia que le quedaba, su hermana menor.
—Siempre es mejor estar preparados para cualquier situación, incluso ella.
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Nota de la autora: De todas las cosas que he tratado en esta historia, debo admitir que el trasfondo de Matthew es de las mejores.
