Aquella noche, mi asombroso, pero no tan asombroso como yo, amigo Alfred daba una fiesta en su loft. Sus fiestas siempre eran las mejores, por algo era uno de mis mejores amigos kesesese. Pero a lo que iba, aquella noche prometía bastante, Alfred había invitado a mucho bomboncito para no variar; ya sabéis lo que dicen: las buenas costumbres no cambian, ni aunque te eches novio. Sin embargo, a pesar del buen ambiente que había, mi asombroso casi hermano, Mathias, no parecía encontrarse bien, así que me senté con él en el sofá de cuero donde se encontraba.
- Hey- lo saludé.
- ¿Qué pasa?
- ¿Qué te pasa a ti?
- ¿A mí? Nada, estoy perfectamente.
- ¿Ah sí? Entonces explícame qué haces tomando una para nada awesome cerveza noruega- dije arrebatándole el vaso y dándole uno con vodka- no es cerveza alemana, pero siempre será mejor que el whisky. Tío, ya hemos hablado de esto, no puedes deprimirte tanto porque Lukas te haya dejado.
- Déjame en paz- refunfuñó dándole un trago al vaso- Dios, sabe horrible.
- No seas nenaza, que esto a Iván le entra como si fuera agua.
- Iván es un puto ruso parteculos, ¿recuerdas?
- Gracias a Dios, no, estaba borracho como una cuba. ¿Sabes qué? Te voy a contar una de mis aventuras para que te animes.
- Oh, ¿qué me contarás esta vez? ¿Cuando lograste que Arthur dejara a Francis por ti? ¿O quizá optarás por aquella vez en la que te tiraste a Natalia en el armario de su hermano?
- No, esta vez te contaré cómo me monté un trío con Feliks y Arthur.
Mathias se atragantó con el vodka.
- ¿Cuándo sucedió eso?
- Ah, fue una bonita noche de primavera.
- ¿Hay alguien a quién no te hayas tirado aparte de a mí?
- No creo, y te recuerdo, si me permites, esa noche de invierno.
- No, por el amor de Dios, Gilbert, no quiero recordar eso- y se bebió todo el vodka de golpe- joder, ¿y Alba sabe todo eso?
- ¿Saberlo? Ha escrito un libro- respondí y le enseñé el susodicho.
- "Cuando tu novio se ha tirado a media ciudad y a la otra media no porque no es para nada asombrosa".
- Consíguelo por tan solo 24,95€ en tu libería más cercana. Y si en tu país no hay librerías, no te preocupes, puedes conseguirlo por el mismo precio y gastos de envío gratis en HetaBay. No aceptamos yenes.
- Eso ha parecido un anuncio.
- Es que ha sido un anuncio.
- Gilbert Beilschmidt, nacido para ser asombroso- habló de pronto una voz misteriosa proveniente de ninguna parte- aprende a ser tan asombrosamente asombroso como él comprando el libro, no dejes pasar esta asombrosa oportunidad.
- ¿D-De dónde ha salido esa voz?
- ¿Qué voz? Desde luego... Tienes tantas ganas de escuchar mi aventura que oyes voces. Escucha bien, amigo mío, porque esta historia es... Asombrosa.~Cuentaperversiones mode ON~
Era una bonita noche de primavera, aún no había conocido a Alba y todos mis amigos tenían planes, pero yo no; así que decidí salir a tomarme una o dos copas y, si había suerte, llevarme a una linda señorita o a un lindo gatito a la cama. Entré en un sitio que parecía agradable y me senté en la barra a tomar una cerveza alemana como Dios manda. No pasó mucho rato hasta que un chico se me acercó, no estaba nada mal y era muy agradable, pero lo abandoné cuando reconocí la cabellera rubia de Feliks moviéndose a toda velocidad. Él nunca se movía tan rápido, por lo que debía pasar algo. Me acerqué a él y lo agarré de la cintura pegándolo a mí, él escondió su rostro en mi pecho.
- Oye tú- llamó mi atención un tío nada asombroso junto a otros dos- ¿buscas problemas? Devuélvenos a la chica.
- Disculpa, pero es mi pareja.
- ¿Qué?- preguntó uno de sus secuaces.
- Te ha estado zorreando teniendo novio, la muy guarra- dijo el otro.
- Hemos discutido, pero no creo que nuestra relación os interese, así que, me la llevo- y me fui del lugar con Feliks.
Cuando estuvimos fuera lo separé de mí y lo obligué a que me mirara a los ojos tomándole del mentón.
- ¿En qué pensabas? ¿A quién se le ocurre zorrearle a un tío con esa pinta? Y encima vestido de chica, ¿qué tienes en la cabeza, Feliks?
- No lo sé...- susurró- pero gracias...
- Feliks...- lo abracé con fuerza- si querías llevar a alguien a tu cama esta noche, solo tenías que haberme llamado.
- Lo tendré en cuenta la próxima vez- dijo él abrazándome también.
- Puedes tenerlo en cuenta esta vez también, eh- dije cortando el abrazo.
- ¿Así sin más? Que poco romántico eres.
- Oh, perdóname, será mejor que te coquetee entonces. Tú. Yo. Mi asombrosa presencia. Vamos, no te lo pienses.
- Solo quería que me invitaras a una copa, pero vale- rió Feliks.
- En ese caso, busquemos un sitio agradable.
Feliks se agarró de mi brazo y nos fuimos a buscar un bar donde tomar algo. Tras un rato de paseo en silencio, pero un silencio muy cómodo, encontramos un pequeño local casi vacío que parecía algo viejo. Cruzamos miradas y entramos. Nada más cruzar la puerta de madera, vimos una cabellera rubia conocida en una mesa y decidimos sentarnos en la misma mesa, pero en los sillones de en frente.
- ¿Qué tal, Arthur?- pregunté yo.
El nombrado levantó la cabeza, tenía los ojos rojos.
- Vaya, acabo de tener un dejà vu, ¿tú no, Arthur?
- Piérdete Gilbert, y vete a hacer lo que tengas que hacer que hacer con Feliks.
- Oh, vamos. Solo bromeaba, ¿estás bien?
- Sí, estoy perfectamente- dijo con sarcasmo.
Iba a preguntarle algo más, sin embargo el camarero se acercó a la mesa para conocer nuestro pedido. Yo pedí una cerveza alemana y Feliks un White Dane; Arthur quería pedir otro whisky, pero le insistí al camarero en que le trajera un vaso de agua, no estaba borracho, pero no tenía ganas de verlo ebrio.
Estuvimos hablando un buen rato y, finalmente, conseguimos que Arthur nos contara su problema: había hecho planes con Lukas y Vladimir y los dos lo habían dejado tirado por estar con Mathias y Dimitri, respectivamente. Al final, acabé saliendo del local con Feliks a mi izquierda y Arthur a mi derecha. Necesitaban amor y yo pensaba dárselo, y mucho. No tardamos mucho en llegar a mi casa, un elegante y moderno loft que ambos chicos habían visto más de una vez y más de dos, las cosas como son. Los llevé a mi habitación y los empujé a la cama, en la que cayeron de una forma... Asombrosamente sensual.
- Bueno, bueno- dije yo- ¿quién tendrá el honor de sentir al asombroso yo dentro primero?
No tuve que esperar mucho una respuesta, pues tanto Feliks como Arthur se abalanzaron sobre mí y me arrojaron a la cama. Se sentaron encima de mí para que no me escapara, aunque si hubiese querido lo habría hecho, y me dejaron el calzoncillos. A eso lo llamaba yo trabajo rápido. Se quitaron también la ropa y, cuando se quedaron igual que yo, los agarré y me situé sobre ellos. Sonreí. Aquella situación me resultaba muy... Excitante.
- Gi-Gilbert- me llamó Arthur- ¿ha-has hecho esto antes?
- No, pero tranquilo- dije dándole pequeños besos en el cuello y acariciando su rostro- seré gentil.
- Gil~ Yo también quiero~
- Vaya, esto va a ser más difícil de lo que pensé- dije separándome de Arthur y atrapando a Feliks- eres muy caprichoso, pequeño.
Con el polaco hice lo mismo que con el inglés. Tras unos segundos, me separé de él, junté los cuerpos de los dos y me coloqué de tal forma que cada tenía una pierna entre las dos de Feliks y la otra entre las dos de Arthur. Me agaché y comencé a acariciar a cada chico con una mano. Empecé pasándolas gentilmente por sus muslos, luego las dirigí a sus traseros y los apreté con fuerza haciendo que dejaran escapar un gemido, pero eso no fue todo; tras aquello, posé mis manos en sus miembros y, con delicadeza, se los masajeé. Feliks dejaba que los gemidos se escaparan de su boca, sin embargo, Arthur no quería dejarlos escapar. Pero yo deseaba escuchar al inglés gemir, por lo que apreté sus miembros con más fuerza y ambos chicos soltaron un sonoro gemido. Arthur ya no iba a contenerse, lo sabía. Esbocé una sonrisa llena de satisfacción y excitación y continué acariciando sus torsos con mis manos.
Lentamente, jugueteé con sus ombligos y los acaricié con suavidad utilizando mis uñas hasta llegar a sus pechos, donde me puse a jugar con sus pezones usando mis dedos para más tarde usar mi lengua y mis labios. De sus pezones fui a sus cuellos, ya había estado besuqueándolos antes, así que ahora me dediqué a morderlos con delicadeza, pero con la maligna intención de dejarles marcas.
Cuando terminé con sus cuellos, hice algo que les sorprendió y que a mí también me sorprendió, pues no solía hacerlo. Junté mis labios con los suyos. Primero besé a Feliks, fue un beso sensual y experto, nuestras lenguas bailaron por un rato, hasta que nos quedamos sin aire y nos separamos. Después besé a Arthur, el suyo, en cambio, resultó un beso eróticamente tierno; tenía más experiencia besando aquellos labios que cualquier otros, así que sabía cómo hacer las cosas, obligué a su lengua a seguir el ritmo de la mía convirtiendo el beso tierno en uno húmedo y jodidamente excitante. Nos separamos por la falta de aire y mordí su labio inferior mientras lo hacíamos.
- ¿Qué?- les pregunté jadeando- ¿queréis... pasar ya... a lo verdaderamente... divertido?
- Eres... un... pervertido...- me dijo Arthur rojo como un tomate y con una preciosa y sincera sonrisa en su rostro.
- Sí... lo eres...- lo secundó Feliks también rojo, aunque no tanto como el inglés, y una pícara sonrisa- y... me encanta...
- Tomaré eso... como un sí...
Sonreí y me desnudé del todo, luego hice lo mismo con los dos principitos que se encontraban jadeando en mi cama.
- ¿Quién será- pregunté yo- el que me sentirá dentro primero?
- Permite que... me ofrezca voluntario...- dijo Feliks abriéndose de piernas.
- Vaya, que sugerente.
Avancé hacia él y deposité algunos besos húmedos por su torso y caricias en su cadera. Cuando detuve mis acciones, abrí más sus piernas y me las coloqué sobre los hombros. Llamé a Arthur y le ordené que se pusiera a cuatro patas sobre Feliks mirándome a mí, y él obedeció inmediatamente, adoraba aquellos momentos en los que era como un perrito: adorable y obediente.
Hundí un dedo en el hueco de Feliks, luego dos y al final tres; conforme metía más dedos dentro de él, más se intensificaban los gemidos de este. Saqué los dedos de Feliks y comencé a introducir mi asombroso amiguito en su interior.
- Peques- los llamé- ¿qué tal si hacéis algo divertido en esa postura?
Ellos me entendieron al instante, pues tras sus sonrojos empezaron a hacer un 69. Mientras, yo metí de golpe mi pene en Feliks, que dejó escapar un gemido, pero sin soltar el miembro de Arthur y seguramente mordiéndolo, ya que él también soltó un gemido. Fue en esos momentos que mis embestidas dieron comienzo, intensas desde el primer instante. Y en poco tiempo, los tres llegamos al orgasmo y dejamos que todo lo que teníamos dentro se escapara dejando escapar un grito de placer. Salí de Feliks y me dejé caer entre ambos chicos, que habían desocupado sus bocas al llegar al orgasmo.
- ¿Tenéis... el cuerpo... para la segunda... parte?- interrogué yo acurrucándolos en mi pecho.
Ninguno habló, la única respuenta que obtuve fue a un muy excitado Arthur sentado encima de mí acariciando tímidamente mi pene.
- Sin miedo...- dije- que yo muerdo... pero él no...
El inglés se sonrojó más, si es que era posible, y enrolló sus manos en mi miembro y comenzó a masturbarlo. Joder, esa sensación era... Erótica y asombrosamente indescriptible. Mientras tanto, Feliks mordía y besaba mi cuello a la vez que acariciaba mi torso. Los gemidos escapaban de mi boca casi sin dejarme respirar. Todo era demasiado excitante, ¡esos dos juntos eran demasiado excitantes! ¡Y encima ya se me había puesto dura! ¡Otra vez! Arthur lo notó, se agachó un poco y llevó mi mano a su trasero para que lo preparase. Y así lo hice, mientras lo besaba provocando que sus gemidos se ahogaran en mis labios. Finalicé mi tarea y el principito inglés se sentó poco a poco encima de mi pene, dejando que los gemidos brotaran libremente de su boca. Cuando se sentó del todo, empezó a botar cada vez más rápido provocando las embestidas. Feliks, mientras, se había sentado tras Arthur, en mis piernas, y se hallaba masturbándolo.
No pasó mucho tiempo hasta que Arthur y yo llegamos al orgasmo, gritó mi nombre y yo grité el suyo. Una vez llegamos, él quiso separarse, pero Feliks se lo impidió abrazándolo. Sentí cómo mi semen recorría el interior del inglés y se acomodaba en él, causando que Arthur se excitara considerablemente y dejara que algún que otro gemido saliera por sus labios. Tras unos segundos que parecieron horas, Feliks permitió que Arthur se separase de mí, pero nada más separarnos cayó sobre mí casi desmayado.
- Vaya, vaya- suspiré acunándolo entre mis bazos- parece que el gatito malo ha hecho que te calentaras más de la cuenta, ¿eh?
Miré a Feliks, parecía estar muy excitado aún, así que tapé a Arthur con las sábanas y me fui con el principito polaco. Lo puse a cuatro patas y lo penetré, sin preparación alguna. Me incliné sobre su espalda y le susurré al oído:
- Considéralo tu castigo por ser malo con un gatito tan sensible como Arthur.
Empecé a embestirle con fuerza y, en tan solo unos minutos, llegamos al orgasmo con un grito reprimido por parte de ambos para no molestar al inglés. Pensaba salí de inmediato de Feliks, pero una idea perversa cruzó mi mente y permanecí dentro un rato más trazando cículos muy despacio. Cuando los gemidos del polaco empezaban a volverse más intensos, salí de él y lo metí entre las sábanas también, situándome yo entre él y Arthur. En cuando me puse ahí, los dos chicos se acurrucaron sobre mi pecho y yo pasé mis brazos a su alrededor en modo de abrazo. Y así, nos quedamos dormidos.~Cuentaperversiones mode OFF~
- Joder, que intenso todo- dijo Mathias- ¿qué pasó por la mañana?
- Kesesese, eso, amigo mío, te lo contaré otro día.
- ¿De qué habláis?- nos interrogó Feliks llegando junto a nosotros, llevaba un vestido de chica color rojo intenso.
- De nada- respondí y le hice una seña para que se sentara en mis rodillas, cosa que hizo- ¿te has puesto ese vestido por mí?
- Quién sabe, tal vez sí... tal vez no...
- Vale, aquí voy sobrando- dijo Mathias y se marchó.
- Que malo eres, Feliks, has hecho que mi amigo se vaya.
- Oh, tendrás que castigarme entonces.
- Kesesese, eres un pequeño.masoquista.
Y nos fundimos en un pasional beso como el que compartimos en aquella mágica noche de pasión y excitación, solo que esta vez, sería única y exclusivamente del principito polaco.