El cansancio le invadía por completo aturdiendo su mente y colmando su paciencia, caminaba por los solitarios y húmedos callejones de la ciudad, callejones testigos de la podredumbre de la gente, las estrellas testigos de la noche que podían llegar a contemplar con una asquerosidad asegurada las dramáticas escenas donde las lágrimas no iban a faltar, la ciudad donde el crimen abundaba con una gran prosperidad hasta en el callejón más minúsculo o en el lugar más "seguro" como una agencia de policías, donde la mafia tenía el poder total de la ciudad.El cansancio le invadía por completo aturdiendo su mente y colmando su paciencia, caminaba por los solitarios y húmedos callejones de la ciudad, callejones testigos de la podredumbre de la gente, las estrellas testigos de la noche que podían llegar a contemplar con una asquerosidad asegurada las dramáticas escenas donde las lágrimas no iban a faltar, la ciudad donde el crimen abundaba con una gran prosperidad hasta en el callejón más minúsculo o en el lugar más "seguro" como una agencia de policías, donde la mafia tenía el poder total de la ciudad.
Y esa era Yokohama la ciudad que era el punto ciego de las autoridades y el punto clave de no solo la Port mafia si no de la mafia en general como la mafia yakuza. Donde abundaban personas con poderes sobrenaturales enfermas de la mente de alguna manera locos trastornados separados de la sociedad algunos quieren llegar a resaltar entre los demás otros se ocultan bajo las sombras y otros ocultan su habilidad incluso si eso es una tarea difícil...
Pasando por los solitarios callejones donde la penumbra de la noche invadía todo a su alrededor. Las gotas de lluvia caían sin piedad alguna sobre las calles y las desafortunadas personas que iban pasando mojando a los vagabundos solitarios.
Todo estaba tan triste tan deprimente un frio aire petrificaba el ambiente que causaba escalofríos en el cuerpo de cualquiera, pero de el no.
El aire frío movía las hojas de los árboles y las hebras oscuras del joven que se encontraba caminando por las oscuras y húmedas calles de la ciudad.
Tenía sed aun estando bajo la lluvia él no quería agua el solo quería ahogarse vivo en litros y litros de alcohol emborracharse hasta caer dormido y a la distancia vio una luz y no la de la Luna, la luz provenía de un bar.
El supuesto país de los sueños, sake, mujeres aún café o aún bar quería ver si habría más cosas en ese pequeño bar el país de los sueños" donde había alcohol mujeres y mucha pero mucha mierda como los hombres borrachos que daban asco de tan solo verlos o sentir su espantosa presencia o las prostitutas que abundaban en este tipo de lugares si como de una plaga se tratase daban muchas veces la impresión de que en ese lugar no habría nada bueno un lugar de mal augurio.
Se fue acercando de manera lenta hundiendo sus zapatos entre los grandes charcos que rodeaban al bar para así verlo más a detalle, simpleza, pero belleza, pequeño pero elegante un lindo bar clandestino y tenía un ambiente muy acogedor, me encanta, no había nadie más era muy noche como las once para ser exactos algo extrañamente conveniente, pero de lo que no se quejaría.
Recordó vagamente un par de veces que a Chuuya le encantaba ir a ese bar con anterioridad por el vino que al gusto de el, no era feo como en otros bares no sabe si sigue llegando al bar, pero hablaba maravillas de este mismo.
El entró sonriente buscando ver si sus expectativas serían cumplidas se terminó topando con la única persona que se encontraba allí trabajando la bartender era una chica joven como de su edad o tal vez más joven, pero recordaba que chuya decía que era un hombre ya viejo de la tercera edad.
Era alta, delgada y tenía su cabello amarrado con una cola baja un pelo algo ondulado. Usaba una camisa roja de manga larga con las mangas abrochadas junto con un chaleco negro que iba a juego con la corbata y el pantalón, además de un collar pegado al cuello parecido al de Chuuya tenía unas vendas amarradas desde sus brazos a sus manos.