16. Consecuence of seeing the stars

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— ¿Qué es una lluvia de estrellas?

—No sé, pero Hongjoong dijo que es lindo.

Wooyoung sale del agua, dando saltos por la arena a medida que la patea. Los pies descalzos exceptuando el talón, parte que el pantalón cubre. Gira hacia el agua, donde San sale. El soldado sacude la cabeza y resopla. No le gusta estar fuera del agua. Tiene un aguante algo pobre de la respiración. Wooyoung por su parte tiene más de eso.

Es del tipo de atlante que se escabullía de vez en cuando a ver el cielo. Considerándolo curioso y distinto a lo que se ve en el fondo del agua. Wooyoung se ríe de los refunfuños de San.

—Odio la arena. Se queda pegada. —queja el soldado y Wooyoung patea un poco de arena.

—Por eso te dije que vinieras con menos ropa. Quizá una casual y no tu uniforme. —afirma Wooyoung con deje travieso y San no dice nada al respecto, da una mirada misteriosa al concubino y se sacude la arena.

Wooyoung gira hacia el cielo, con las manos entrelazas en la espalda y la espalda recta. Usando apenas una larga blusa ceñida a sus muñecas, de color rosa casi transparente que permite ver su pecho; el cabello azul oscuro debido a la débil iluminación de la luna.

—Aquí parece muy sencillo ¿No crees? —cuestiona volviendo a San—. Como si no es nada de lo que Hongjoong acostumbra.

—Aquí no hay humanos.

— ¡Por eso! ¿Por qué no huyen de ellos mismos?

—Bueno, él lo hace.

—Uh... ¡Cierto! Quizá por eso me gusta tanto.

San se para a un lado de Wooyoung y por largos minutos, no hacen sino ver el cielo. San da constante y discretos vistazos hacia Wooyoung, quien bosteza por momentos y se estira. Incapaz de quedarse quieto.

— ¡Eh! ¡Mira!

Señala al cielo y San debe girar rápido. Una estrella pasa, luego otra, otra y otra hasta que son cientos de ellas. Moviéndose a través del oscuro firmamento y sobrepasando a las que permanecen estáticas. Ambos con las pupilas dilatadas y la impresión creciendo a más se ilumina el cielo con el espectáculo de luces.

— ¡ES PRECIOSO! —chilla Wooyoung con las manos juntas en su pecho—. ¿¡Crees que si nadamos hacia allá alcancemos alguna!? ¡Vamos a buscarlas!

—Están en el cielo. No caen al agua.

— ¡Puede que alguna lo haga!

—Y te quemarías las manos al tocarla.

Wooyoung hace puchero y vuelve hacia el cielo. Sus ojos reflectando la luz con sencillez. Como si de por sí, tiene estrellas en los ojos. San dejó de ver la lluvia de estrellas hace un buen rato, observando al concubino y nada más. Suelta un profundo respiro, con la sensación de asfixia acrecentándose con los minutos.

—Qué bonito es el cielo—musita Wooyoung maravillado e incapaz de ver otra cosa—. A veces parece el lugar más bello de todos.

—Hay cosas más bonitas bajo el agua—afirma San bajando la cabeza y pateando la arena—. Conozco una de ellas.

Wooyoung gira hacia él con un puchero antes de sonreír y San niega con la cabeza.

—Vamos.

Wooyoung asiente. Lo toma del brazo y deslizando la mano por su mejilla, le sujeta del rostro y da un beso en los labios. San lo profundiza un poco, casi empujando a Wooyoung en ello. El concubino trata de avanzar en ello, pero no tiene éxito. El soldado lo detiene.

—Vamos. —Repite.

Wooyoung hace puchero. Que lastima...

. . .

The boy who found his soul || SeongJoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora