6 "Claire"

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Litzen cayó en una profunda depresión luego de perder a su amada esposa Denise. Ya no quería seguir viviendo en dónde vivía con ella, tampoco quería convivir más con sus hijos y ver a Félix, le producía un dolor intenso. Él no podía hacerlo feliz como ella lo hacía, pero no se podía decir lo mismo de sus dos hermanos, quienes, a pesar de su dolor, le brindaban afecto, contención y cariño, lo que hizo que Félix se uniera aún más a ellos y prefiriera pasar tiempo con ellos que con su padre. Tristemente Litzen se sintió celoso de esas actitudes y molesto, por lo que comenzó a maltratarlo, pasando poco a poco a lo físico.

Una ocasión, algo que marcó mucho al pequeño Félix, fue aquella vez que jugaba con el gato Scáth, él tenía una conexión muy fuerte con los animales, pero mucho más con el felino. Mientras jugaba con una bola de estambre, estaba tranquilo, porque sentía que de alguna forma, su madre le acompañaba. Pero Litzen estaba constantemente alterado y las risas, así como la voz de su pequeño hijo lo irritaba demasiado, porque en su corazón ahora sólo existía amargura y dolor. Su luz había muerto.

- Mira, padre, como Scáth me pasa el estambre - Para él ese hecho era una maravilla y quería compartirlo con su padre.

- ¿Puedes guardar silencio? Me cansa tener que escucharte todo el tiempo - Le contestó molesto, sin siquiera mirarlo, mientras tomaba una copa de vino, sentado a la mesa.

Félix no le habló más pero continuo jugando con el gato y riéndose. Litzen se irritó aún más y golpeando la mesa se puso de pie. Aquel golpe hizo saltar a Félix del susto.

- ¡¿Qué no me oíste?! ¡Te dije que guardaras silencio, maldito niño, me tienes harto con ese estúpido animal! ¡Tu madre ya no está, no tolerare estupideces, debes estar en silencio! - Se le acercó amenazante, mientras el pequeño temblaba y por reflejo, se cubrió la cara, asustado de lo que su padre podría hacerle - ¿Por qué no estás lamentando la muerte de tu madre? En su lugar, sólo eres una maldita molestia ruidosa, ¡¡¡Eres una basura!!! - Lo abofeteo - ¡Eso te enseñara a respetar, mocoso insolente!

Félix, agarrando su mejilla, en el suelo, no podía dejar de llorar.

- ¡Ahora si lloras, ¿verdad?! - Lo agarró del brazo fuerte. Quería descargar toda su ira con el niño, quien continuaba llorando y gritando, llamando a su hermano mayor para que lo ayudara. Badulf, que estaba afuera, escuchó el llamado de su hermano, y fue a su rescate.

- ¡Suéltalo! - Empujó al vampiro, y apartó a su hermano.

- ¡Ya veo, así es como será ahora! - Continuaba hablando desde el odio.

- ¿Qué es lo que pasa contigo, Litzen? Desde que nuestra madre falleció, te has vuelto un hombre desquiciado, tonto y cruel. Este no es el hombre del que ella se enamoró - Aquel comentario lo había hecho razonar, pues cargaba con toda la verdad. El vampiro comenzó a llorar -No deberías dejar que tus cicatrices dañen a los demás.

- Lo siento... yo... - Se agarró la cara, Badulf sólo lo miraba, desaprobando su comportamiento totalmente - Ya no sé como ser bueno sin ella.

- Comprendo, pero deberías apreciar lo que aún te queda de ella...

Litzen miró a su hijo, que estaba escondido detrás de la pierna del mitad demonio.

Todo esto hizo que Badulf le dijera que debía irse, que no estaba apto para cuidar al niño, porque de ninguna forma dejaría que su pequeño hermano sufriera los maltratos que a él le había tocado vivir.

El tiempo no se alargó más y el vampiro, más frio que nunca, tomó una decisión, le dijo a Félix, que eligiera con quien quería quedarse, si con él, o con sus hermanos, porque él ya no estaba dispuesto a seguir viviendo en esa casa, que sólo le recordaba a su esposa muerta y como él lo veía, tener que soportar a sus hijos que no eran nada suyo. Félix sin dudarlo, se escondió aún más detrás de su hermano Badulf, él ya no quería a su padre porque le daba miedo. Litzen, con el corazón destrozado, se acercó a ellos

S O L O S (Slenderman, Splendorman, Offenderman, Tenderman)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora