Kim TaeHyung se entregó al placer de esos gemelos alfas con la sola condición de que sus sentimientos no estarían involucrados.
¿Podrían mantenerlo así?
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Ese día en particular todo estaba siendo diferente, su alfa le exigía algo que por más que deseara sabía que no podía conseguir en ese momento.
Deseaba con todo su ser que ese omega lo escuchara, que se prestara para hablar porque todo se estaba saliendo de control.
Habían pasado una semana demasiada extraña.
JungSeo parecía ser el único ajeno a toda la situación, pues él seguía actuando de acorde al plan.
"Jodido acuerdo" pensó JungKook por un instante.
Llevaban siete días actuando diferente, ambos lo sabían, porque mientras JungSeo se iba y trabajaba en su despacho ellos se quedaban en la soledad de la sala, donde únicamente se miraban hasta el cansancio o se daban besos que terminaban en suspiros.
Deseo.
Ojalá fuera solo eso, pero JungKook sabía que todo con TaeHyung iba más allá, no solo se resumía en un carnal sentimiento, no, su relación con él y sus emociones hacia ese omega eran más intensas.
Amor.
Esa palabra lo asustaba, pero del miedo no podía vivir, quería sacarlo de su pecho, esa inseguridad y duda que carcomía sus noches, quería arrancarla y poder ponerle un final a toda esa situación.
Porque era difícil, demasiado, cada día que pasaba era más pesado lidiar con esos sentimientos en su pecho.
Su alfa estaba a la defensiva y él solo quería mantenerlo a raya hasta que lograra hablar con TaeHyung, porque de lo contrario su lobo saldría a tomar acciones por sí mismo y lo último que quería era dañar de alguna forma a su lindo príncipe.
Él estaba tan malditamente enamorado.
Anhelaba con todo su corazón ser el único para TaeHyung, terminar con ese juego y ser su alfa para toda la eternidad.
Sabía que no era decisión suya, debía ser firme a su palabra, pero estaba siendo tan agotador. Ver a TaeHyung tocar, besar, sentir y cualquier cosa relacionada con JungSeo estaba poniéndole los pelos de punta.
No era tonto, sabía que TaeHyung lo miraba, pero luego huía y se refugiaba en su hermano, quien lo recibía con los brazos abiertos, como siempre.
De solo recordar su anterior encuentro, su lobo gruñía, estaba tan enjaulado en ese sentir, que solo deseaba desaparecer por ese momento.
Todo marchaba bien, habían llegado a casa del pelirrojo entre besos y toqueteos, logrando irse a la habitación, donde JungKook pudo sentir la lengua del omega chuparlo hasta que su pene se descargara dentro de esos labios. Todo estaba bien hasta ahí, pero cuando fue su turno de follarlo, TaeHyung había cambiado de posición, subiéndose en el regazo de JungSeo para dejarlo venirse antes que a JungKook.
