juego terminado || jjkth

⌖ tres

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Se fue hacia la cocina, donde se sentó en un banco y tomó un vaso de agua.

Sus sentimientos estaban tan revueltos.

Su lobo gruñía, pedía a gritos y rasguños salir y hacerse cargo de la situación, pero no podía, sabía que de dejarlo tomar su lugar, se expondría como un tonto.

Justo ahora no estaba seguro de nada.

¿Por qué las cosas tenían que suceder así?

Por un momento creyó que TaeHyung sentiría la misma atracción por él que por su hermano, pero... ¿Y si no lo hacía? ¿Y si estaba ahí por JungSeo y no por él?

Eran tantas dudas.

Jamás se había sentido así, ni cuando tuvo su primer novio, nadie había logrado despertar sentimientos reales en él y su lobo. Siempre todo fue demasiado superficial.

También era la primera vez que hacían algo así con su gemelo, pues a cada uno siempre le gustó su independencia, ser reconocidos por quienes eran y no por ser un par de copias bien hechas.

Pero cuando conocieron a TaeHyung, la atracción fue inmediata, ninguno lo quiso dejar ir, y tenían esa absurda condición que no involucrar sus sentimientos, jodida cosa.

Él ya estaba perdido, metido hasta al fondo.

Desde el primer momento en que Kim TaeHyung le sonrió y se conectó con su alfa fue que perdió la batalla.

Si tan solo hubiera hecho caso a los consejos de JungSeo nada de esto estaría pasando, su gemelo le había dejado en claro que para que esa relación que tenían funcionara tendrían que comunicarse como hermanos y alfas, para que ninguno saliera lastimado. Se suponía que solo duraría un tiempo, luego se separarían y TaeHyung seguiría con su vida teniendo esto como un experiencial más, como para ellos, que luego de que esto se acabara cada quien iría por su camino y conseguirían lo que buscaban en otras personas.

Claro. ¿Ahora como explicaba que todo lo que buscaba lo había encontrado en ese omega de cabellos castaños? Ese chico lo atrapó hasta la médula, con su ternura, calidez y amabilidad.

Maldición. Amaba cada parte de TaeHyung. Incluso si el omega era un olvidadizo, a JungKook no le importaba recordarle cada día que llevara su abrigo, o que tenía que tomar sus vitaminas, sería la alarma personal de Kim si lo eligiera a él.

Si él fuera el elegido, haría todo para mantener a TaeHyung como el omega más valioso de su vida, llenándolo de amor, comprensión, respeto, y por supuesto, mimos a cada hora del día.

Era un estúpido ilusionado, lo sabía, pues incluso si nada estaba bien, a él le gustaba imaginar que un día TaeHyung lo elegiría, que pasarían sus vidas juntos, donde se dedicaría a conquistarlo todos los días. Lo llevaría a la universidad por la mañana y por la tarde lo pasaría a recoger para llevarlo a casa y ayudarlo con sus libros en inglés, traduciéndolos mientras bebían té con galletas, luego irían a la cama donde le haría el amor y lo apresaría en sus brazos para darle calor toda la noche.