El soñador ha vuelto a la llanura y en ella, han de morir sus recuerdos.
Otro soñador ha ingresado al laberinto, por alguna de las tantas puertas que convergen a este calamitoso mundo.
El viento susurra levemente, la brisa recarga sobre el hombro sus lamentos y la arena, vuelta polvo, es lo único que queda de la historia de un perdido.
Es terrible, hallarnos perdidos y desamparados en la tierra que soñamos. No todos los sueños aletean sobre un campo de colores como el cielo de Van Gogh o los pajares de Monet. Hay sueños que someten, que dominan y perturban la tranquilidad de la mente, sueños que se hacen laberintos, que se vuelven gritos, gritos, gritos, gritos como Munch.
Alguien grita tu nombre, alguien llama desde algún lugar lejano, desconocido, ajeno, se escucha, lejos, muy lejos, quizá nos avisa de algo, importante, pero llega a penas un susurro, leve y corrompido por la brisa. Deformado, da la sensación de que no es lo que parece, es solo viento corrompido hecho sonido. Un instante cambia, la brisa se detiene y el horizonte marcha negro, el tiempo parece haberse detenido. La oscuridad nos observa y el grito vuelve a golpearnos, otra vez corrompido, otra vez incompleto y sin sentido mientras las miradas negras de la noche nos encogen.
El tiempo parece haberse detenido y el grito, que antes era indefinido, se hace viento y un silbido. Emergen de las sombras del silencio los vapores de la muerte, y de ella y sobre ella nubes de sangre se elevan hacia el cielo. Y el silencio hecho silencio se convierte en un grito, y la gente vuelta polvo se convierten en un grito.
Tanta gente grita, que el aliento se convierte en otro grito. Y detrás, detrás, todos corren y corren mientras el grito los devora. Los ojos se tiñen de rojo y se derriten, la tierra se oscurece y en la noche de la sangre mientras todo se hace polvo, se oye un interminable grito.Nos agota. Estos sueños nos consumen y en ellos, se desvanece la moral.
Esta tierra esconde muchos peligros como para caminar en ella con la moral baja o caer al desaliento por la melancolía, hay que tener seguro que aquí no se sobrevive sin tener abiertos ambos ojos. Muchos soñadores se han perdido buscando una salida, desconociendo profundamente la puerta y el momento en que ingresaron a este laberinto. Tantos de ellos han muerto de inanición en el desierto como otros tantos más se han hundido en las arenas del olvido. Han olvidado vivir y han entrado en los pantanosos terrenos de la locura, escondidos en cuevas, entre fieras, allá en las montañas que se nos hace el destino.
Quizá, hayan sueños terribles y tormentosos, puertas y callejones con misteriosos vórtices o entradas hacia distintos y desconocidos extremos del cosmos, pero solo hay y habrá un camino, el de la voluntad, de seguir hacia adelante.
Los senderos se abren bajo la planta de los pies, los sueños nos abandonan y el horizonte, parece infinito y lejano. No hay otra opción, solo nos toca caminar, errar y continuar siempre adelante, hacia otra puerta. En busca de otro camino. De un sendero menos austero, que nos lleve hacia eso que deseamos.
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LA SOMBRA EN EL LLANO
ActionPrólogo: Esta obra narra la aventura de un hombre y su destino atado a los sueños a través de un inmenso laberinto. Avanzan a través de un desierto infinito, lleno de paredes que cambian con el viento y puertas que se abren en cada rincón del unive...